sábado, 26 de mayo de 2012

Los bolsos de las sirenas


Hoy toca que os hable de unas cosas extrañas que seguro habéis podido ver en alguna playa. Se trata de unas formas coriáceas y de aspecto plástico que aparecen con cierta regularidad en e límite de la línea de la marea y que son de un color oscuro o negro. Tienen forma más o menos rectangular y están provistas de unos alargamientos en las esquinas rematados en ganchitos si el hallazgo está en buenas condiciones. Son lo que conocemos como bolsos de sirena.
Es evidente que las sirenas no existen, luego tampoco existen ni sus bolsos ni sus paraguas. Estos  objetos son relamente las envolturas coriáceas de los huevos de unos tipos determinados de tiburones. Concretamente, pertenecen a la rayas en sus más diversas especies, a los tiburones conocidos como pintarrojas y otros afines.
El motivo de que los huevos posean estas patitas, no es otro que los huevos queden agarrados a las rocas, corales o algas del fondo y que no anden dándose golpes con el oleaje. En la foto, vemos un huevo de pintarroja agarrado a una cuerda del fondo. La foto es de la mano de mi hija Lucía en el estanque táctil del acuario de Saint Mâlo. En el interior se aprecia el huevo perfectamente, y podemos comprobar como todavía no existe embrión.

En esta otra foto, tomada en el acuario de París podemos observar a los tiburoncitos ya formados en el interior de sus translúcidos huevos. El saco vitelino que es el alimento del embrión, no se aprecia bien en la foto. Este saco vitelino, quedará como una "bola" abultada bajo el vientre del tiburón y una vez salga del huevo le servirá para sobrevivir un período breve de tiempo sin alimentarse, de modo que los tiburones recién nacidos podrán vivir unos días sin necesidad de capturar alimentos vivos.
La diferentes formas de los bolsos de sirena corresponden a otras tantas especies diferentes de rayas o tiburones.

sábado, 19 de mayo de 2012

Bigfoot y Yeti: los abominables osos de las nieves


Uno de los seres míticos de la criptozoología es un “hombre” de tamaño gigante, con el cuerpo cubierto de pelo y que habita en lugares remotos. En distintos lugares del planeta la tradición habla de este ser y en cada lugar recibe una denominación diferente. Bigfoot en EEUU, Sasquatch en Canadá, Yeti en el Himalaya, Yeren en China…
No hay más que testimonios verbales del encuentro con la especie y algunas huellas fotografiadas. El video más famoso no es de certificada autenticidad, y hay incluso una persona que asegura ser quien se disfrazó para hacer el vídeo. En el caso de huellas que están perfectamente diagnosticadas como auténticas huellas, nos encontramos claramente con huellas de oso. Es el caso de las fotos tomadas por el montañero español J.R. Bacelar, que tuvo la suerte de toparse con un rastro de oso perfecto (foto  a la derecha) aunque hay quien asegura que son de yeti. El rastro fue hallado, según sus palabras a 7000m. Otro montañero, algo más conocido es Jesús Calleja, que mantiene un programa de televisión. En el programa Cuarto Milenio, exhibió una pata de Yeti que recogió de un cadáver. O por lo menos, cuando encontró el cadáver congelado a más de 7000m. y enterrado en la nieve eso es lo que dijo el sherpa; ¡¡“Yeti, Yeti!!”. La pata en cuestión era de oso, y así se apreciaba desde el sofá de mi casa. No osbtante, el naturalista Luis Miguel Domínguez que estaba en el programa la identificó como pata de oso. El rastro hallado por J.R. Bacelar y el cadáver hallado por  J. Calleja, confirman el hecho de que estos animales pueden subir hasta los 7000 metros de altura. Es más que probable que todas las referencias al Yeti sean de hecho referencias a osos.
En otros casos, he encontrado fotografías de huellas que no son tales. En el caso concreto de la fotografía de la izquierda, podemos comprobar cómo la escorrentía de la lluvia ha modelado la caprichosa silueta que recuerda a un pie, pero claramente no es así, o por lo menos yo, que estoy muy acostumbrado a ver huellas veo claramente que no se trata de una.
Otra gran familia de huellas,  las más abundan, son las de la foto siguiente. Esta huella, de momento produce una extraña sensación. Si observamos las huellas de oso anteriores o las huellas que nosotros hacemos en la playa al caminar, comprobamos que no son perfectamente planas. La zona anterior, la de los dedos, al ser la última que se apoya en el suelo y donde se hace la fuerza para impulsar el movimiento aparece más hundida. Las fotos más abundantes que podemos ver de Bigfoot, no tienen ese patrón.
Si nosotros andamos en la nieve, la punta de las botas se hunden más que el talón. Para evitar hundirnos tanto podemos usar las raquetas. Al apoyar nuestros pies sobre las raquetas, aún en el caso de avanzar, la punta de la bota presiona sobre la raqueta, no sobre el suelo, lo que hace que esta se hunda de forma uniforme. Este patrón de huella plana y uniformemente hundida en toda su superficie, es el de una huella de raqueta de nieve y es el de las huellas que se atribuyen al Bigfoot. Mi conclusión es que las fotos de huellas que podemos contemplar en la red, o son de oso, o no son huellas. Las más abundantes son estas que digo que son falsas, y creo que se fabrican con una especie de raquetas similares a las chancletas de la última foto. No obstante, hay documentales que confirman que algunas personas hacían estos rastros como diversión para los turistas.
De todos los modos, la más famosa huella de Yeti fotografiada, es la fotografiada por Eric Shiptonn junto a su piolet. Una huella aislada en la nieve sólo dice una cosa… no es una huella. Cualquier movimiento que un animal realiza en la nieve deja un registro, por lo que el hallazgo de una sola huella es algo imposible. Siempre encontraremos el rastro completo durante largos trechos, más aún si consideramos el tamaño del supuesto Yeti.
Personalmente, yo pienso que la existencia del Yeti, Bigfoot etc., es un hecho bastante poco probable. A pesar del enorme beneficio económico que supondría cobrar una pieza como esa para un cazador, no se ha documentado ninguna captura ni se ha conservado un sólo resto. No hay ni un solo pelo. Cualquiera que haya rastreado animales habrá encontrado pelo de animales diversos en cortezas, espinos, barro, encames…
El ser humano, por propio gusto personal ha sido capaz de estar trabajando noches enteras haciendo círculos y formas en las cosechas para después escuchar en la televisión las explicaciones que se dan a semejantes hechos. En 1726, el decano de la facultad de medicina de Würzburg Johannes Bartholomäus Adam Beringer, llegó a hacer una publicación con unos fósiles falsos que le proporcionaron unos profesores jóvenes de esa misma universidad como venganza a su despótico trato. Hubo de reconocer su error. A pesar de ser médico no disponía de formación geológica o paleontológica, y tomó por fósiles cosas que no lo eran. No todas las actuaciones de un científico se pueden considerar ciencia, y esto es algo frecuente en algunos campos del denominado "mundo del misterio". El hecho de ser farmacéutico, no convierte en ciencia sus interpretaciones sobre "fantasmas" o "espíritus".
Las personas no tienen por qué mentir, aunque algunas lo hacen incluso a sabiendas. Algunas personas, cuando ven algo que no saben explicar, deciden tomar el camino menos probable e interpretar su experiencia con cosas inverosímiles. No olvidemos que hay gente que asegura haber visto incluso a la Virgen sobre un árbol. Del mismo modo,  otras personas afirman que han visto un bigfoot o un yeti.
Los naturalistas, cuando vemos algo que es extraño, como la presencia de animales en lugares donde no se conoce su presencia, ponemos en cuarentena esta cita y sólo si es realmente fiable la presencia de dicho animal es cuando lo damos a conocer. 
En el caso del montañero J.R. Bacelar, su trayectoria como montañero puede ser extensa, pero como naturalista no posee una formación demasiado buena. Es el mismo caso que el del médico con los fósiles falsos, su indiscutible buena formación médica no era tan buena como la paleontológica. He visto casos iguales de supuestas huellas o martillos de época de los dinosaurios. Jamás un paleontólogo se ha pronunciado sobre ellos. Son fraudes.
Las personas que hacen huellas falsas para luego darlas a conocer son simplemente mentirosos, no merecen más atención. Otras personas en cambio, han podido encontrar huellas hechas por un gracioso, y al no haberlas hecho ellos, aseguran que son auténticas. Si alguien insinúa que son falsas, pueden sentirse tildadas de mentirosas y esto provoca que sea difícil convencerlas de que han sido engañadas. En ningún caso que yo conozca se ofrecen mediciones de tipo de marcha ni nada por el estilo en una serie de huellas de bigfoot o similar. Mientras no se demuestre de una forma científica clara que los restos o huellas se han recogido con rigor, cualquier afirmación queda como la de la existencia del chupacabras u otros seres imaginarios.
Recientemente, los criptozoólogos mantienen la creencia de que este ser es un Gigantopithecus sp., homínido de gran tamaño extinguido y cuyos fósiles se han encontrado en China. De vez en cuando, incluyen en la criptozoología animales que para nada lo son, tratándose sólo de especies que se dan por extintas, como el lobo marsupial. El hallazgo de estas especies de nuevo, no es criptozoología, es el descubrimiento de poblaciones aisladas que no se conocían,
La posibilidad de que bigfoot se corresponda con Gigantopithecus sp. carece de fundamento, puesto que sólo un homínido ha colonizado el Continente Americano y ha sido el hombre en fechas recientes, unos15.000 años aproximadamente.
 Quedaría la duda en el caso de China y Vietnam. Los primeros fósiles de Gigantopithecus sp. fueron hallados en tiendas de productos de medicina china. Siendo tan grande la demanda para este tipo de medicina, que hubiese sido de esperar que de existir todavía Gigantopithecus sp. con vida, habrían sido capturados algunos ejemplares para darles este uso, y no es el caso. La existencia de osos tanto en estos países como en el resto de lugares donde se asegura la presencia de Yetis o Bigfoots, me hace pensar en que la confusión y la mala interpretación de los rastros es lo que da lugar a la leyenda, a la que se ha añadido algún mentiroso con ganas de hacer dinero y algún gracioso con ganas de reírse de los demás....

sábado, 12 de mayo de 2012

El sorprendente oído de los búhos


Ya me ha pasado en varias ocasiones encontrar publicadas algunas afirmaciones que luego no son del todo veraces. En este caso es la conocida por muchos, asimetría de los oídos de los búhos que se puede apreciar en su cráneo. La primera vez que leí sobre esto fue en los cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente. Después en una publicación de varios autores. En ambos casos, la explicación de la asimetría de los oídos de los búhos venía acompañada de una ilustración que os pongo aquí al lado.
Pensé entonces que un cráneo de búho era una pieza de gran valor didáctico puesto que ilustraba a la perfección la 
espectacular adaptación de los búhos para localizar las presas. Cuál no sería mi sorpresa cuando viendo un cráneo de búho comprobé que este era completamente simétrico. Achaqué la simetría a que el cráneo que pude observar no era de la especie que se citaba en el artículo. En concreto se hablaba del búho campestre (Asio flammeus).  Con el tiempo, un amigo me proporcionó un ejemplar disecado de lechuza campestre de cierta antigüedad. Me puse manos a la obra y extraje el cráneo para comprobar la dichosa asimetría y… tampoco existía.
Para los que no sean tan viejos, conviene recordar que en España la captura de aves rapaces y otros carnívoros como el lince, fue remunerada por el estado, concretamente por la Junta de Extinción de Animales Dañinos. La promulgación de las leyes de protección de especies amenazadas convirtió en furtivos a aquellos que un día antes trabajaban como “alimañeros”. No eran pocos los cazadores que lucían búhos reales, águilas de todo tipo y otra serie de animales que de repente se convirtieron en artículos delictivos. Se gastaron un montón de dinero en disecar animales que el estado quería erradicar y de repente corrían el riesgo de ser multados. Incluso un lince se podía ver en un bar de Zaragoza del mismo nombre y que ahora forma parte de la colección del colegio La Salle Montemolín de Zaragoza. Siempre hemos sido un país de vientos cambiantes sin previo aviso.
Un día que circulaba por un camino de Zuera, un pueblo de la provincia de Zaragoza, vi un búho campestre (Asio flammeus) que yacía muerto a un lado del camino. Fue atropellado. No llevaba ningún tiro.  Me bajé del coche, y como estaba “fresco” decidí observarlo con detenimiento. Observé el típico desflecado de las plumas de las alas que les proporciona ese volar silencioso típico, su sedoso plumaje, su típico disco facial… decidí mirar sus oídos, todavía no sé porqué. Quedé tremendamente impresionado y decidí tomar unas notas de campo y realizar unos dibujos que os traigo en esta entrada. Realmente, los oídos de los búhos eran asimétricos, pero dicha asimetría no correspondía a la morfología de su esqueleto, sino a la existencia de un tabique de piel en uno de sus oídos que tiene como consecuencia que los sonidos que vienen de abajo y de delante se canalicen mejor que en el otro oído, ya que carece de este tabique.

Igualmente, comprobé que las plumas que dibujan el disco facial de los búhos son de varios tipos. Unas, son rígidas, como pequeñas espátulas. Éstas son las que dibujan el contorno del disco facial. Forman una pantalla alrededor de la cabeza y los oídos que tienen la misión de funcionar como pabellones auriculares.
 Si nosotros queremos hacernos una idea de cómo funcionan, sólo tenemos que poner nuestras manos por detrás de los oídos con la palma hacia delante y curvándolas para “hacer más grandes nuestras orejas”… sorprendente. También hay un segundo tipo de plumas, que conforman el interior del disco facial que son rígidas y sin barbas, de modo que dejan que el sonido pase a través de ellas con facilidad y así es recogido por las plumas rígidas del disco facial. Un tercer tipo, son las plumas que sobre el pico, dividen el disco facial en dos mitades, que hacen la función de “barrera divisoria entre orejas”.


Con el objeto de complementar los dibujos que tomé aquel día, os pongo dos vistas de un recortable de lechuza común  (Tyto alba) a tamaño real que adquirí por internet y que es bastante fiel. A la izquierda una imagen del recortable visto de frente donde podemos advertir el típico disco facial de la lechuza común. 






A la derecha podemos ver una vista de perfil de la lechuza común. Su cabeza aparece con aspecto redondeado, pero como vemos abajo, este aspecto es debido a lo espeso del plumaje ya que su cráneo es alargado como en el resto de las aves.







En esta imagen donde se ve un cráneo de lechuza podemos ver la gran diferencia que hay con el aspecto del animal cuando lleva puesta la “camiseta”. 

lunes, 7 de mayo de 2012

Diversas huellas de corzo


Las balsas o charcos que se hacen en los claros del bosque, son lugares en los que podemos descubrir las huellas de los animales que acuden a saciar su sed. En este caso, las huellas que encontramos son las de un corzo. En esta balsa, conseguí fotografiar tres tipos de huella de corzo. En la primera foto, podemos apreciar las huellas dejadas por la pata delantera o mano y por la pata trasera. Os he indicado con letreros cual es cual. No obstante, os relato los detalles que invariablemente diferencian ambas huellas.
La posición de las dos pezuñas en la pata trasera, se disponen de forma habitual en sentido paralelo. En el caso de esta huella, podemos apreciar un contorno más hundido en la parte anterior y puntiaguda que corresponde a la uña que cubre la pezuña. El resto de la impresión corresponde a la zona carnosa conocida como suela y a la parte posterior de forma más o menos elíptica que sería conocida como almohadilla.
En el caso de las huellas correspondientes a la mano o pata delantera, lo que apreciamos es que los cascos no están dispuestos de forma paralela. También es de destacar el hecho de que las pezuñas delanteras sean más grandes que las traseras. Esto es común a muchos animales. Las pezuñas de las patas delanteras son más móviles que las de las patas traseras, y por eso se pueden abrir más o menos en función de la marcha y la consistencia del sustrato. Generalmente se disponen en forma de “V”, cuya apertura puede llegar casi a los 90º cuando el corzo se desplaza al galope o saltando.
En la segunda foto, apreciamos una huella de la pata delantera en el centro de la foto. El barro estaba blando, por lo que la pata se hundió tanto como para que se marcasen las pezuñas secundarias, más pequeñas y situadas más arriba en la pata, por lo que no siempre dejan marcas. Ahora advierto que la flecha apunta más arriba de la pezuña secundaria, y que esta está más bien a la altura de la “C” de mi nombre.
La distancia a la que encontraremos estas impresiones de las de las pezuñas principales no es la misma si hablamos de las patas delanteras que si hablamos de las pezuñas delanteras. Generalmente, en los cérvidos, las pezuñas secundarias de las patas delanteras están por detrás de las pezuñas principales y el hueco que queda entre la parte posterior de la pezuña principal y la parte anterior de la pezuña secundaria es ligeramente mayor que la longitud de la pezuña principal. En el caso de la pata trasera, el espacio citado es claramente menor.
Por lo demás la forma de las pezuñas principales es alargada y fina, cuatro veces más largas que anchas aproximadamente, y de unos 3-5 cm de longitud.

jueves, 3 de mayo de 2012

¡Silencio, se vuela!


Una de las cosas que habréis leído seguro es que los búhos tienen un vuelo silencioso. En principio, esto es debido a una formación especial que todos los búhos poseen en el margen exterior de las plumas primarias (rémiges) y que reducen el ruido que hace el roce de la pluma en el aire. Además hay que añadir que el plumaje de un búho es extremadamente suave. El tacto de cualquier pluma de un ave nocturna es suave como el plumón, que es una pluma especial muy suave que está bajo las plumas normales de todas las aves y que les presta el abrigo y aislamiento necesario. Es el plumaje típico aterciopelado de los pollitos.
Pero, ¿cuál es el motivo de que el vuelo de los búhos sea tan silencioso?.  En muchas ocasiones, he oído y leído que el objeto de este plumaje es que el ataque sea silencioso y que las presas no adviertan el ataque del búho. Parece lógico, pero surge una pregunta. Si tan ventajoso es un vuelo silencioso y tan conservadora es la naturaleza, ¿por qué las aves rapaces diurnas no poseen esta adaptación?.
Sin negar la evidente ventaja de ser silencioso para cazar, yo pienso. Los búhos cazan en la oscuridad de la noche. La localización de la presa se hace tanto con su poderosa vista como con su extraordinario oído. Realmente la adaptación más maravillosa del búho es su oído, capaz de situar a sus presas en el espacio tan sólo por el ruido que estas producen. Si el vuelo del búho no fuese extremadamente silencioso, cuando la presa se moviese justo antes del ataque del búho, este no podría localizarla mediante su oído ya que el ruido provocado por la presa al huir no podría ser escuchado por el búho debido al propio ruido del aleteo y no podría reubicar la nueva posición.
Una vez, Javier Pradas me contaba que el búho real, (ave por la que siente una admiración un poco especial), puede volar golpeando arbustos con su aleteo para hacer huir a conejos agazapados. Cuando un búho no produce ningún ruido, todo el ruido que se produce es el que provoca la presa, y este ruido sólo significa información para el búho. Información que ayuda a localizar a la presa y orientar el ataque.