Cada vez
son más frecuentes las huellas de la gineta en el campo. Similares en aspecto a
las de un pequeño gato, cuentan sin embargo si la huella está bien marcada, con
cinco impresiones de dedos. Están estas huellas a mitad de camino entre las de
un gato, ya que las uñas son retráctiles, y las de un mustélido, ya que marca
cinco dedos y talón si tenemos la suerte de ver unas huellas completas de
cierta calidad.
En la foto,
observamos una huella de mano incompleta, ya que no ha marcado el talón, y que
está sobre otra huella marcada menos profundamente. Las huellas de manos
presentan las marcas de los dedos más abiertas que las de los pies, debido a la
menor movilidad de los dedos de estos últimos. Estas huellas son curiosas por
lo extraño de su disposición. El hecho de que la última huella que esté pisando
sobre las más antiguas sea más profunda no es habitual. Lo más normal, es que
las huellas más recientes sean menos profundas, ya que el barro se va secando
poco a poco, y cada vez es más duro. También es más normal, que si una huella
está encima de otra, esta sea una huella de pata trasera que pisa en el mismo
lugar en el que estaba la huella de la pata delantera.
El proceso
de estas huellas creo que ha sido el siguiente: primero una pequeña avenida del
río ha dejado charcos que han registrado el campeo de una gineta cuando ya se
estaba secando el barro o cuando no se había empapado del todo. A este momento
pertenecen las huellas menos profundas. Después, una segunda avenida ha vuelto
a llenar el charco. La avenida no ha sido fuerte, pues no ha borrado las
huellas ni ha depositado más sedimento, y no ha llovido ya que no hay marcas de
gotas en el barro sobre las huellas menos profundas. El barro ahora más blando,
ha permitido que las huellas posteriores en el tiempo sean más profundas que
las anteriores. Al estar el sustrato más blando se han dejado marcas incluso de
alguna uña tanto en la huella central como en la situada arriba a la derecha,
que pertenece a la otra mano.