El otro día
tuve ocasión de ver un programa documental de televisión que hablaba del Yeti.
Ya sabéis por mi entrada de “El abominable oso de las nieves” que a mi parecer
muchos de los indicios hallados correspondían a osos y que otros eran falsificaciones,
que generalmente aparecen en EE.UU.
El programa
estuvo interesante. En primer lugar, un genetista, Bryan Sykes se dedica a
analizar el ADN de los pelos de los supuestos yetis que se han capturado en la
cordillera del Himalaya, en diversos lugares que distan entre sí 1300km. El
objetivo es analizar de forma científica los indicios que existen de la supuesta
existencia del Yeti. Se centra principalmente en tres hallazgos.
Uno es el
de un supuesto yeti disecado que se encuentra en la población de los Alpes
Italianos, en Bolzano. Es propiedad de Reinhold Messner, alpinista que fue
pionero al ascender el primero al Everest sin oxígeno y también el primero en
coronar todos los ochomiles del mundo. Este yeti fue cazado por el naturalista
alemán Ernst Schäfer en el año 1939, durante el Proyecto Tíbet llevado a cabo
por los nazis que intentaban demostrar que la “raza aria” apareció en la zona
del Tíbet. Fue disecado al llegar a Alemania y la viuda lo regaló al montañero
a la muerte del cazador alemán sabiendo la sensibilidad de éste con el asunto
del yeti y su amor a la cordillera. El montañero tuvo un encuentro durante el
atardecer con una criatura grande que se mantenía sobre dos pies pero no puede
asegurar lo que era. Tan sólo recogió una fotografía de la huella que os
reproduzco y que pertenece sin duda a un oso. Él también piensa que el supuesto
yeti no es otra cosa que un oso, pero cree que debe de ser “especial” por el
lugar donde habita.
Otro se
corresponde con el que manifiesta haber visto Cristophe Hagenmuller. Este
naturalista estaba en la región de Ladack en el año 2003. En esta zona se le da
el nombre de Tengmou. Se encuentra con una persona que había caído del caballo
y que él acompañó de vuelta a casa. Hablando del interés que Cristophe tenía en
fotografiar animales, la persona que había caído del caballo le llevó a casa de
un cazador que había cazado y disecado a uno sobre el año 1970. A pesar del
aspecto raro que presentaba, Cristophe lo identifica como un animal mitad oso y
mitad lobo del tamaño de un hombre pequeño. Pide permiso para recoger unos
pelos que se lleva a su casa y guarda durante diez años hasta que, enterado del
proyecto de Bryan Sykes, le hace llegar los pelos que éste último añade a las
muestras a analizar en su proyecto.
El tercero
proviene de una muestra recogida por una expedición en busca de indicios de
yetis realizada a la región de bhutan en 2001. Los pelos fueron recogidos de un
tronco hueco donde los lugareños aseguran que suele pernoctar un Migou, que es
como se denomina a la supuesta criatura en la región de Bhutan.
En el caso
del primero, dado que se conoce su ubicación y ésta se encuentra en Europa, el
propio Bryan es quien recoge la muestra de pelo. El supuesto yeti es el que se
muestra en la imagen de encabezamiento. Se ve que es una piel montada sobre un “cuerpo”
prefabricado y que faltan restos del animal como las garras o los huesos del
cráneo. Se deduce al ver las fotos que el cazador alemán debió de traerse sólo
la piel, pues los dientes que vemos en primer lugar no están colocados sobre el
hueso y en segundo lugar están colocados de forma bastante lamentable.
Se
aprecian tres caninos superiores que por el tamaño debían ser de lobo, un
canino inferior, y las muelas carniceras colocadas como si fuesen los
incisivos. A simple vista, yo lo identificaría como un oso disecado por un
taxidermista criminal. Se aprecia el hocico típico de un oso sólo que este está
colocado en posición vertical y sobre una “cara” plana. La abertura de la boca
está cerrada con masilla para que la boca tenga un aspecto más parecido a la de
un primate, pero se aprecia el contorno de la boca que corresponde con una
apertura bucal de un hocico. El ADN de la muestra de este ejemplar está
deteriorado y no se puede llegar a la conclusión de a qué animal pertenece la
piel.
En los otros dos casos, la prueba de ADN revela una gran
sorpresa. Se trata de pelos de oso polar (Ursus
maritimus). Una gran sorpresa por varias razones. La primera es por la
ubicación, bastante alejada de las zonas donde este oso se encuentra. La
segunda es porque en los dos casos se trate de oso polar y que estos lugares se
encuentran separados por más de 1300 km. Y la tercera, por que el ADN, que es como
digo de oso polar, muestra que la secuencia más parecida es la que se extrajo de una
mandíbula de oso polar hallada en Noruega y datada de hace 40.000 años.
Estos Datos dejan ahora algunas preguntas en el aire. ¿Es
posible que una población aislada de osos antiguos emparentados con los polares
exista en la cordillera del Himalaya?. ¿Son híbridos de oso polar y oso pardo
como sugiere Bryan Sykes?.
Tanto si se trata de osos polares como si se trata de un supuesto cruce, inevitablemente estos proceden de la zona de contacto de poblaciones a miles de kilómetros y a mi parecer es mucha distancia para un mamífero.
Los datos son fiables. El pelo analizado pertenece a oso polar. Es la primera vez (a mi parecer) que las referencias de yetis o como se les
llame tienen un sustento firme que apunta hacia una hipótesis de trabajo clara. Confirmar
con la recolecta de pelo de osos a lo largo de la cordillera que se
trata de poblaciones relícticas de “osos polares” marrones que
inexplicablemente se mantienen aislados en esta cordillera en la que quedaron refugiados al retirarse los hielos. Unos individuos se dirigirían hacia el norte al ritmo que los hielos se retiraban y otros, los que originaron esta población, se dirigieron hacia el sur al ritmo de la retirada de los hielos ascendiendo junto con los hielos a las montañas hasta quedar aislados, como los propios hielos perpetuos en la cima de las montañas. Un caso parecido al del urogallo del Pirineo y la Cornisa Cantábrica, aislados de las poblaciones que se retiraron con los hielos hacia el norte mientras otra población seguía a los hielos hacia el sur ascendiendo en altura hasta quedar aislada.
El supuesto de que son individuos híbridos de oso polar y pardo errantes capaces de
desplazarse miles de kilómetros para ir parar a la cordillera del Himalaya no me parece plausible debida la inmensa distancia a recorrer. Esperemos más trabajos sobre las poblaciones de osos de la cordillera que parece ser que pueden aportar interesantes resultados.