Llegado el otoño, vuelven a nuestra vivienda los visitantes de todos los años. Uno de los que mas curiosidad me despiertan son las moscas de la fruta Ceratitis capitata. Son una pesadilla para los agricultores puesto que echan a perder mucha fruta, pero eso no quita que puedan ser unos seres sorprendentes.
Recuerdo haber visto su comportamiento en un documental, y tambien en una ocasión en mi casa. La fotografía que encabeza la entrada es la de una de estas moscas cuando se posa. Podemos advertir lo curioso de su diseño. Unos puntos negros en el tórax y manchas marrones en las alas sobre fondo transparente. Cuando se desplaza, lo hace adoptando una posición curiosa, girando las alas de una forma muy curiosa. Cuando se aproxima a otro insecto o a una araña comienza un baile curioso a su alrededor, preocupándose de mostrar bien sus alas. En esta foto que se muestr arriba a la izquierda, podemos ver como las manchas de sus alas, cuando adoptan esta posición se parecen a las patas de una araña. por ello, ese baile alrededor de los extraños. La mosca pretende mostrarse como un araña, e incluso llega a engañar y poner en fuga a las propias arañas.
Un inconveniente de este comportamiento, es que si bien puede valorar la situación delante de sí misma, su espalda aparece vulnerable. Si echamos un vistazo a la mosca desde su espalda, podemos comprobar el efecto de su diseño. En la siguiente foto, aparece una mosca vista desde atrás. Entonces es cuando advertimos la función de los puntos negros, que parecen los ojos de una araña saltarina (de la familia salticidae), y las manchas de las alas, que simulan las patas de la araña. De este modo, cualquier depredador que aceche a la mosca por detrás, se lo pensará dos veces, ya que lo que realmente parece es una araña con potentes quelíceros llenos de veneno... Es por esta maravilla adaptativa, que a pesar de los chandríos que provoca en los cultivos de nuestros agricultores a mi me inspira la simpatía que estas cosas despiertan siempre en los naturalistas...
viernes, 1 de noviembre de 2019
jueves, 19 de septiembre de 2019
Exportando el agua de la vida.
Hace dos días que he regado mis árboles... mi bosque. Hoy no hay agua. Estamos sufriendo restricciones en el riego. Han tenido que cambiarse los protocolos y las prioridades de los cultivos porque no hay agua para todos. En estos dos días tras el riego, nada de agua.
Hemos visto estos días atrás las graves inundaciones que ha causado la gota fría en levante. Y mientras tanto, el trasvase estaba activo. El agua del Tajo era robada para llevarla a la cuenca del Segura. Desvestir a un santo para vestir a otro. Es la gestión del agua en España.
Vivo en una tierra seca, donde llueven 350 litros por metro cuadarado al año. Además, hace viento unos 300 días al año. Un viento que acentúa la pérdida de humedad de las plantas. Mis árboles nuevos lo han pasado mal y han tenido que ser apoyados con agua del pozo. Muchos huertos se han resecado y las cosechas no han sido como se esperaban. A los calores intensos del verano se ha sumado el viento de forma simultánea poniendo a prueba a las plantas. Las lluvias, que tenían una distribución media mensual más o menos regular a lo largo de los meses del año de unos 20 litros por metro cuadrado, siendo el doble en mayo, han cambiado de modo que se puede estar sin una gota en temporadas superiores al mes,
¿Y cual es la política comercial y agrícola en un entorno tan seco?. Pues exportar el agua. No directamente, claro está. Un trasvase de agua que parece no serlo, pero que de hecho lo es. Se producen en los regadíos de la ribera del Ebro y del Gállego muchas toneladas de alfalfa. Alfalfa que se riega con las aguas de los ríos. Aguas que proceden de embalses que inundaron los pueblos de personas que vivían en la montaña. Aguas que hacen crecer cultivos cuyo destino será China y Arabia Saudí. Pasa lo mismo con frutas y verduras en otras partes del país, y con los frutos rojos que roban el agua de forma ilegal al Parque Nacional de Doñana para llevarlos a los países húmedos del norte de Europa. El agua, tan escasa siempre en este país se exporta en forma de producciones hortofrutícolas o forrajeras a otros lugares.
En los supermercados, vamos a encontrar frutas que viajan desde la otra parte del mundo. Frutas que no se porducen aquí porque aquí se porduce alfalfa que se dedica a la exportación. Las legumbres propias de la peninsula no son fáciles de encontrar en el comercio siendo la mayoría canadienses, argentinas o de EE. UU. La economía está globalizada. Se gana más dinero transportando mercancías de una parte del mundo a otra que produciendo los bienes que se transportan. Un riesgo muy grave para nuestra civilización.
Otras civilizaciones han desaparecido. Nos sorprende el hallazgo de ruinas de construcciones fastuosas y de grandes ciudades. Épocas de tremendas bonanzas que hicieron que Mayas, Egipcios, Romanos, y otras culturas de Asia construyesen elaborados templos y grandes obras de ingeniería. Todas colapsaron. Y colapsaron al completo. Tras décadas de éxito acabaron de forma abrupta. Si aquellos colapsos fueron grandes, nada tienen que ver con el que sufrirá nuestra civilización. Porque del mismo modo que las pasadas civilizaciones, la civilización de nuestra era, la era del transporte de larguísimas distancias, cuando colapse lo hará también de forma global. Se nos repite que el motor de combustión es un riesgo para el planeta, que debemos optar por vehiculos eléctricos. Pero nada se hace con este desmán del transporte internacional que tiene como único objetivo el beneficio para unos pocos. Traer naranjas de África para llevar las producidas al lado de casa a otros lugares muy distantes... exceso de embalado, exceso de conservantes, exceso de transporte, exceso de producción que provoca una presión mayor sobre la tierra propia que tiene que producir también lo de otros... quizá este ritmo frenético no tenga una vida muy larga en el tiempo... quizá esta civilización del crecimiento colapse antes de que los científicos puedan llegar a cuantificar cual es la incidencia real de nuestra actividad en el clima de la Tierra.
Ninguna civilización ha dejado de crecer al ver amenazado su futuro. En Machu Pichu, todavía había edificios en construcción cuando se hubieron de abandonar. Zaragoza, que gozaba de una red de alcantarillado en tiempos de Roma, carecía de él en la edad media. En el teatro romano podemos advertir los pozos negros construidos cientos de años después. Cada civilización tuvo su recesión. Y en ningún caso la recesión fue voluntaria, sino fruto de la sobreexplotación.
Hemos visto estos días atrás las graves inundaciones que ha causado la gota fría en levante. Y mientras tanto, el trasvase estaba activo. El agua del Tajo era robada para llevarla a la cuenca del Segura. Desvestir a un santo para vestir a otro. Es la gestión del agua en España.
Vivo en una tierra seca, donde llueven 350 litros por metro cuadarado al año. Además, hace viento unos 300 días al año. Un viento que acentúa la pérdida de humedad de las plantas. Mis árboles nuevos lo han pasado mal y han tenido que ser apoyados con agua del pozo. Muchos huertos se han resecado y las cosechas no han sido como se esperaban. A los calores intensos del verano se ha sumado el viento de forma simultánea poniendo a prueba a las plantas. Las lluvias, que tenían una distribución media mensual más o menos regular a lo largo de los meses del año de unos 20 litros por metro cuadrado, siendo el doble en mayo, han cambiado de modo que se puede estar sin una gota en temporadas superiores al mes,
¿Y cual es la política comercial y agrícola en un entorno tan seco?. Pues exportar el agua. No directamente, claro está. Un trasvase de agua que parece no serlo, pero que de hecho lo es. Se producen en los regadíos de la ribera del Ebro y del Gállego muchas toneladas de alfalfa. Alfalfa que se riega con las aguas de los ríos. Aguas que proceden de embalses que inundaron los pueblos de personas que vivían en la montaña. Aguas que hacen crecer cultivos cuyo destino será China y Arabia Saudí. Pasa lo mismo con frutas y verduras en otras partes del país, y con los frutos rojos que roban el agua de forma ilegal al Parque Nacional de Doñana para llevarlos a los países húmedos del norte de Europa. El agua, tan escasa siempre en este país se exporta en forma de producciones hortofrutícolas o forrajeras a otros lugares.
En los supermercados, vamos a encontrar frutas que viajan desde la otra parte del mundo. Frutas que no se porducen aquí porque aquí se porduce alfalfa que se dedica a la exportación. Las legumbres propias de la peninsula no son fáciles de encontrar en el comercio siendo la mayoría canadienses, argentinas o de EE. UU. La economía está globalizada. Se gana más dinero transportando mercancías de una parte del mundo a otra que produciendo los bienes que se transportan. Un riesgo muy grave para nuestra civilización.
Otras civilizaciones han desaparecido. Nos sorprende el hallazgo de ruinas de construcciones fastuosas y de grandes ciudades. Épocas de tremendas bonanzas que hicieron que Mayas, Egipcios, Romanos, y otras culturas de Asia construyesen elaborados templos y grandes obras de ingeniería. Todas colapsaron. Y colapsaron al completo. Tras décadas de éxito acabaron de forma abrupta. Si aquellos colapsos fueron grandes, nada tienen que ver con el que sufrirá nuestra civilización. Porque del mismo modo que las pasadas civilizaciones, la civilización de nuestra era, la era del transporte de larguísimas distancias, cuando colapse lo hará también de forma global. Se nos repite que el motor de combustión es un riesgo para el planeta, que debemos optar por vehiculos eléctricos. Pero nada se hace con este desmán del transporte internacional que tiene como único objetivo el beneficio para unos pocos. Traer naranjas de África para llevar las producidas al lado de casa a otros lugares muy distantes... exceso de embalado, exceso de conservantes, exceso de transporte, exceso de producción que provoca una presión mayor sobre la tierra propia que tiene que producir también lo de otros... quizá este ritmo frenético no tenga una vida muy larga en el tiempo... quizá esta civilización del crecimiento colapse antes de que los científicos puedan llegar a cuantificar cual es la incidencia real de nuestra actividad en el clima de la Tierra.
Ninguna civilización ha dejado de crecer al ver amenazado su futuro. En Machu Pichu, todavía había edificios en construcción cuando se hubieron de abandonar. Zaragoza, que gozaba de una red de alcantarillado en tiempos de Roma, carecía de él en la edad media. En el teatro romano podemos advertir los pozos negros construidos cientos de años después. Cada civilización tuvo su recesión. Y en ningún caso la recesión fue voluntaria, sino fruto de la sobreexplotación.
domingo, 9 de junio de 2019
De gente y oficios del pasado...
Lo primero que hicimos fue intentar saber la antigüedad de
la vivienda. En el registro de la propiedad obtuvimos una copia del documento
de primera inscripción en 1866. También cotejamos la antigüedad de los maderos
de las vigas del suelo gracias al trabajo desinteresado del dendrocronólogo
Jesus Julio Camarero, que echó un vistazo a rodajas de esos mismos maderos y
cotejó las fechas mediante la medición de los anillos de crecimiento, arrojando
una fecha aproximada de corta de los citados maderos acorde con la de su inscripción.
Los maderos antiguos que retiramos de los almacenes,
presentan en sus extremos la inconfundible huella de aquellos que eran talados durante el invierno y transportados en la primavera en nabatas o almadías. Las “proas” de barco del
extremo se completan con dos agujeros por los que se pasaban ramas de salgueras
(Salix sp.) que unían los maderos
entre sí formando la balsa o nabata. A estas ramas flexibles, de sauce que se retuercen para que alvcancen resistencia y flexibilidad en el Pirineo Aragonés las
llaman “berdugos”. La nabata, que podía estar constituída de varias longitudes
de troncos, es decir, que llevaba empalmadas varios grupos de troncos en sentido longitudinal,
era gobernada con remos, que a su vez hacían las veces de timón.
Para recordar aquellos trabajos, hemos recuperado los
extremos de las vigas desechadas que harán las veces de canetes sobre los que
apoyamos las vigas del porche. Así pues, quedarán expuestos para que se vean
las puntas de los maderos con los agujeros por los que se pasaban los
“berdugos”.
En el tejado de la casa, hemos encontrado otros “tesoros”.
Hasta 17 de las vigas empleadas, son los maderos que se emplearon como remos.
Aunque tienen los extremos cortados para adaptarlos a la medida necesaria, se
aprecia la parte aplanada a golpes de hazuela que hace las veces de pala de remo. También se
aprecia el estrechamiento progresivo hacia la parte que agarraba el nabatero y
lo principal, lo que me dio la pista final, las muescas en la parte central del
remo que servían para colocarla sobre los dos palos verticales en los que se
sujetaba el remo, atado también con ramas de salguera.
En la foto de la izquierda vemos con detalle las muescas que se le hacían al remo para que encajase entre los dos palos verticales de los extremos de la nabata que eran después atados con salgueras. Estas muescas evitaban eque el remo se deslizase longitudinalmente y o bien se saliese más trozo por la popa, o se viniese tan hacia la proa que no fuese efectivo el trabajo dentro del agua. Esta forma de fijación se ve con detalle en la foto que encabeza la entrada, procedente de wikipedia y que ilustra unos nabateros del Río Gállego o Galligo, como se denomina en la zona.
No queríamos que tanto trabajo y tanta historia quedase en
el olvido. Ahora que ya no se construye con maderos, sino con vigas, queríamos
que nuestra nueva vivienda, muestre parte del trabajo que otros realizaron. Personas
a las que no conoceremos, hace 150 años, trabajaron duro, como nosotros ahora.
Intentamos conservar su memoria…
miércoles, 1 de mayo de 2019
Operación patitos.
El pasado sábado 27 de abril, al salir a la calle, en la
acequia que hay justo delante de nuestra casa, había una pata ( Anas platyrrhynchos) con seis patitos
recién salidos del huevo a los que Jorge Serrano les hizo la foto que encabeza esta entrada. Esto suponía un problema, ya que los patitos no podían
salir de la acequia, y estaban a punto de quitar un entibo (pequeña presa
realizada con tablas en la acequia con el fin de desviar el agua hacia un campo
para regarlo). Esto supone un aumento considerable del caudal. Los patitos
serían arrastrados aguas abajo donde existe un sifón muy profundo que pasa por
debajo de la autopista y posiblemente la pata habría perdido a su prole. Había
que actuar pronto, capturando a la pata con sus patitos para llevarla a otro
lugar, pero la posibilidad de que la pata huyera y dejara a los patos era un
riesgo. Decidimos que en vez de capturar a la pata, lo mejor sería que se
capturase sola. De este modo, abrimos una tajadera (compuerta deslizante que
permite la entrada de agua a un campo) y tras ella pusimos un transportin de
mascotas. Paseando tras la pata y sus patitos, que se desplazaban a lo largo de
la acequia, al llegar a la altura de la tajadera abierta, al ver una
escapatoria los patitos se introdujeron dentro y la pata inmediatamente
después.
Cerramos el transportin, pero en último momento un patito se salió
escondiéndose entre la vegetación del campo, que era una maraña de zarzas (Rubus ulmifolius), cañas (Arundo donax), carrizos (Phragmites australis) y una gran
cantidad de herbáceas.
Fuimos para casa, cerramos el
transportin con cuerdas y después lo pusimos en las proximidades del lugar
donde se había perdido el patito, de modo que él fuese sólo hasta el mismo,
dentro del cual estaba la madre y sus hermanos. Al principio, los patitos
piaban, que era la intención, para que el fugitivo acudiese a la llamada de sus
hermanos, pero una advertencia de la pata fue suficiente para que estuviesen el
resto del tiempo en silencio.
Quedó Belén de guardia para capturar al patito si
aparecía antes de que fuese visto por alguna urraca (Pica pica) que pudiera capturarlo. Mientras, los demás nos fuimos a
comer. El patito salía a un pequeño charco de menos de un metro cuadrado, se
bañaba y nadaba, pero cuando iba a ser capturado se escondía rápidamente y era
imposible de localizar. Cuando comimos, Quique y Lucía hicieron el relevo y
Belén vino a casa. Yo me acerqué con una red, pero Quique vio al patito en un
hueco y lo capturamos a mano.
Una vez toda la familia en el interior del transportín los bajamos al río Gállego donde puestos en libertad, esperamos que lleguen todos a la edad adulta. Mi sobrina Marta hizo un vídeo del momento de la suelta...
lunes, 1 de abril de 2019
Las urracas se mudan de casa...
Estas ultimas semanas, con la llegada de la primavera, las picarazas o urracas (Pica pica) están confeccionando un nuevo nido. Lo empezaron hace unos diez días, cuando volvió el agua por las acequias y pudieron hacer acopio de barro. El año pasado, hicieron su nido en una falsa acacia (Robinia pseudoacacia). Ahí criaron a sus polluelos que estuvieron volando por la zona hasta su independencia. Este año, parece que llevan intención de traer al mundo a sus pequeños sobre el platanero de sombra (Platanus hispanica) que está al lado.
Lo curioso es que más que construir un nuevo nido, lo que hacen es mudarse. Utilizan gran parte de las ramitas del año anterior para fabricar el nuevo.
Comienzan poniendo pegotes de barro sobre una horquilla del árbol y colocando ramas entrelazadas con el mismo, de modo que una parte del nido es muy fuerte, siendo un cuenco que está sujeto por el barro y las ramas al propio árbol. Este cuenco, será forrado por el interior con materia vegetal más suave de modo que sea confortable a los polluelos. Por el exterior, un montón de ramitas se suman a las que asoman de la copa de barro haciendo el conjunto muy firme. En alguna ocasión, y esta es una de esas, el nido aparece un ramas a modo de tejado, que suelen ser de plantas
espinosas, como podemos ver en la fotografía que encabeza el post.
En estas fechas ya casi está terminado, y podemos ver arriba a la derecha como el nido del año anterior ha quedado reducido a la copa de barro y unas pocas ramas que ya no van a desmontar más, estando todo el volumen de ramitas que todavía presentaba el nido antiguo formando parte del nuevo.
En la fotografía de la izquierda, vemos como se aprecia el considerable volumen del nuevo nido comparándolo con el reducido tamaño del nido viejo, que está reducido a las dimensiones aproximadas de la copa de barro inicial.
Lo curioso es que más que construir un nuevo nido, lo que hacen es mudarse. Utilizan gran parte de las ramitas del año anterior para fabricar el nuevo.
Comienzan poniendo pegotes de barro sobre una horquilla del árbol y colocando ramas entrelazadas con el mismo, de modo que una parte del nido es muy fuerte, siendo un cuenco que está sujeto por el barro y las ramas al propio árbol. Este cuenco, será forrado por el interior con materia vegetal más suave de modo que sea confortable a los polluelos. Por el exterior, un montón de ramitas se suman a las que asoman de la copa de barro haciendo el conjunto muy firme. En alguna ocasión, y esta es una de esas, el nido aparece un ramas a modo de tejado, que suelen ser de plantas
espinosas, como podemos ver en la fotografía que encabeza el post.
En estas fechas ya casi está terminado, y podemos ver arriba a la derecha como el nido del año anterior ha quedado reducido a la copa de barro y unas pocas ramas que ya no van a desmontar más, estando todo el volumen de ramitas que todavía presentaba el nido antiguo formando parte del nuevo.
En la fotografía de la izquierda, vemos como se aprecia el considerable volumen del nuevo nido comparándolo con el reducido tamaño del nido viejo, que está reducido a las dimensiones aproximadas de la copa de barro inicial.
miércoles, 27 de marzo de 2019
Maqueta del HMS BEAGLE
Por fin y gracias a la convalecencia de una operación, he terminado mi maqueta del HMS Beagle que adquirí por internet. Andaba ya descatalogada y la encontré sólo de segunda mano, pero estaba completa. Un contratiempo sufrí y es que Quique, mi hijo mediano la comenzó a montar antes de pintarla. Pintarla con bastantes piezas montadas fue un aventura, pero ya está aquí. He de admitir también que si Quique no la hubiese comenzado, quizá estaría todavía en su caja de cartón y sin empezar, así que realmente tengo que agradecérselo.
Él tiene comenzado una en madera un galeón, mucho más bonita, grande y difícil que este pequeño barco, cuyo casco no supera los 35 cm de largo. Ahora le fabricaré una urna de cristal donde guardarlo a salvo del polvo y para poderlo exponer cuando vuelva a preparar alguna exposición con la temática de la evolución mediante la selección natural.
El Beagle fue el barco en el que Darwin realizó su viaje alrededor del mundo y donde recopiló el material y las observaciones necesarias que tiempo después le harían pensar en que la selección natural que se producía en la vida cotidiana, permitía sobrevivir a aquellos seres mejor adaptados, que podían reproducirse en mayor número y muchos otros quedaban en el camino de la lucha por la existencia. Hoy se empiezan a conocer algunos de los mecanismos que producen esa variabilidad y la aparición de modificaciones que en algunos casos determinados pueden llegar a ser beneficiosas y así preservadas. Pese a ello, el mecanismo que preserva a unos sí y a otros no, sigue siendo como entonces, la selección natural. Enfermedades, catástrofes, sequías, inundaciones... todas estas dificultades que la vida pone a cada uno de los seres vivos, supone un camino de obstáculos cotidiano que es la aventura de vivir. Lógicamente de poco sirve que una trucha nade un poco mejor que otra, o que sus huevos sean más resistentes, o que su mucosa de la piel le proteja mejor de las infecciones si se seca el curso de agua en el que habitan. Esta situación, que la vida en La Tierra y la existencia misma del ser humano sea también y quizá en mayor medida fruto del azar, es lo que hace tan valiosa la existencia de todas y cada una de las especies que con nosotros viajan sobre este planeta, dispuestas tan sólo en una delgada capa superficial del mismo, la biosfera, a velocidades de vértigo en el espacio inmenso del universo. Viaje que transcurre en una aparente e inmensa soledad...
martes, 22 de enero de 2019
el banquete del gato doméstico
En primer lugar nos fijamos en el grupo de plumas que aparece marcado con el número uno en la fotografía que encabeza la entrada.
Una mirada a las puntas de los raquis de las plumas de la cola, nos muestran como estos aparecen cortados. Esto se debe a que los gatos y otros carnívoros, no arrancan las plumas, sino que los cortan pos su base. Luego si en otra ocasión encontramos plumas tratadas de este modo, podemos asegurar que han sido arrancadas por un mamífero y no por un ave. Es decir, los cañones cortados tan sólo informan de que un ave ha sido muerta por un carnívoro sin especificar.
En segundo lugar, nos fijamos en el grupo de plumas que aparece marcado con el número 2. Se trata de las plumas de las alas.
Vemos que aparecen los raquis también cortados, pero no siempre puede ser así. Lo que invariablemente es siempre igual en este caso es que las plumas más largas, las primarias aparecen todas juntas y con ellas las cobertoras como estaban cuando el ave estaba en vida, y es que la punta del ala está cortada, conservando los huesos y la carne en algunas ocasiones. Cuando encontramos extremos de alas tratados de este modo, aunque no encontremos nada más porque el viento ha podido llevarse el resto de las plumas, podemos asegurar que nos encontramos ante los restos del festín de un gato doméstico.