martes, 28 de febrero de 2012
Los desechos del mar
De este modo he conseguido encontrar algunos "tesoros" a los que personalmente doy mucho valor. Es el caso de este cráneo de frailecillo atlántico (Fratercula arctica) que tiene el mérito de haber sido encontrado en la playa de Cubelles, en el Mediterráneo, en julio y en conexión con el resto del esqueleto. Todavía conservaba algunas plumas. El húmero aparecía roto, por lo que el pobre quedó incapacitado para el vuelo y para alimentarse, ya que el frailecillo pesca "volando bajo el agua" y persiguiendo a pequeños pececillos.
La tremenda felicidad por mi hallago no fue compartida por las personas que tomaban el sol en una playa próxima de arena en la que teníamos los enseres. Probablemente pensaron que mi felicidad provenía de verme libre de la camisa de fuerza.
Todos en casa disfrutamos de esta actividad. Es quizá la actividad que más nos gusta de las que hacemos en la playa además de la de bucear y recoger animalillos para su observación. Esta costumbre llegó a su límite en Normandía, cuando Quique, el mediano, encontró el motor de un vehículo de la segunda guerra mundial que parecía no estar dispuesto a abandonar en el sitio. Finalmente el sentido común nos hizo dejar aquel monstruo en la playa con gran pena por parte de Quique... y un poco de los demás también ya que seguro que hubiese sido feliz de poder mostrar su "trofeo" entre los amigos.
jueves, 23 de febrero de 2012
El chupacabras
Esto debería ser perro por delante, chupacabras por detrás...
Zorro con pelaje anormal. Yo he llegado a ver en el monte algunos zorros sarnosos con bastante peor aspecto...
domingo, 19 de febrero de 2012
Agujeros en las ramas
Desde muy antiguo se le consideró como una planta mágica debido a su costumbre de crecer sobre otras plantas de una forma misteriosa. Como otras muchas, depende de que un animal coma sus frutos y que deposite sus semillas en el lugar adecuado. Lo curioso en este caso es el lugar adecuado al que deben ir las semillas. La costumbre de vivir sobre otro árbol hace que las semillas deban de ser depositadas sobre un árbol de la especie huésped para que la planta pueda llegar a ser viable.
Para llegar a este lugar, la semilla ha seguido un complicado proceso. En primer lugar, decir que la planta pertenece a aquellas que llamamos dioicas, y que esto significa que existen plantas que portan flores macho y plantas que portan la parte femenina de la flor. Un insecto ha de visitar la flor masculina donde recogerá el polen y después depositarlo sobre una flor femenina que se ubica en una planta diferente. Una vez ha sido fecundada la flor y los frutos han madurado en lo alto de un árbol, un ave se ha de alimentar con ellos. No puede ser un ave granívora quien se coma los frutos, ya que el potente buche de esta destruirá la semilla como ocurre con todas las que semillas que ingiere.
Las aves insectívoras en cambio, aprovechan la pulpa de los frutos pero las semillas pasan a través del cuerpo sin ser destruidas. En su estómago, la pulpa se separa del hueso, y una parte que rodea a este que se llama mucílago se activa de modo que se convierte en una capa muy pegajosa. Cuando el ave se posa en otro árbol y expulsa el hueso, éste queda pegado a la corteza del mismo. Una vez allí, ha de emitir una raíz penetrante que se “clava” en la corteza llegando hasta el “cambium”, que es la parte de la planta situada justo bajo la corteza. Es en esta parte donde se sitúan los vasos conductores que llevan la savia bruta hasta las hojas para elaborar el alimento del árbol.Si la corteza en ese punto es muy gruesa, la energía que puede suministrar la semilla no será la suficiente para que la raíz pueda llegar al torrente de la savia y morirá sin conseguir desarrollarse. En cambio si el grosor es el adecuado, la planta accederá a la savia y podrá crecer. Con el tiempo, la planta emitirá más raíces penetrantes llamadas haustorios que se fijarán en el cambium de cada año. Estos haustorios quedarán anclados a la planta a la vez que el árbol crece, apareciendo cada vez más profundos con cada nuevo anillo de crecimiento del árbol. La apariencia visual es la de una planta que surge del interior de otra. El muérdago no acaba con todo el flujo de savia, sino que la rama donde se fija suministra savia igualmente a las hojas del huésped a pesar de que esta rama será de un diámetro menor, ya que una parte del flujo de savia bruta es usurpado por el muérdago. El hecho de que su robo sea efectuado en el flujo de savia bruta provoca que esta tenga que ser elaborada por el propio muérdago y para ello posee clorofila, que es lo que le da el tono siempre verde. Vemos entonces que el muérdago es un parásito a media jornada podríamos decir. Es lo que llamamos hemiparásito o “medioparásito”. Un día, el árbol o la rama donde está inserto el muérdago morirán. Cuando el árbol o su rama hayan muerto, el muérdago que es más blando se descompondrá antes, quedando el lugar donde estaba el muérdago con los huecos que ocupaban los haustorios. Estos son los agujeros que vemos en la madera de la primera foto. Queda aclarado el origen de los agujeros misteriosos.
miércoles, 15 de febrero de 2012
Otra de convergencia evolutiva
sábado, 11 de febrero de 2012
Los maestros del teatro
Se trata de una mosca de la fruta (Ceratitis capitata), tan abundante que se considera plaga de los cultivos frutales. La particularidad de estas moscas son las manchas negras sobre el tórax y unas manchas marrones en las alas, por lo que estas no son transparentes en su totalidad como las de las otras moscas.
Las moscas son presas fáciles para las arañas saltarinas, o saltícidos. Son esas arañas que obsevamos en las paredes exteriores de las casas con cierta frecuencia y que se caracterizan por la posesión de unos ojos grandes y el contínuo movimiento de los palpos. Cazan al acecho como un félido y capturan a sus presas mediante un salto final sobre la presa. Las moscas son generalmente sorprendidas, pero un fallo o un movimiento en falso de la araña provoca la huída de la presunta presa y el ayuno de la araña. Esto es lo normal. Es lo que está previsto por la araña.
Sin embargo, la mosca de la fruta, no se resigna a su papel de presa. Cuando advierte a una araña en las proximidades, se dirige hacia ella, con las alas en posición "torero" y con su típico caminar sinuoso. En algunas ocasiones la araña opta por la huída y se deja caer de su posición evitando a su presunto enemigo. ¿Que ha pasado?. ¿Ha sonado el timbre que marca el final de la jornada?.
Para saber que es lo que ha pasado hemos de observar a la mosca del mismo modo que la ha visto la araña, y es entonces cuando descubrimos el motivo. La mosca se convierte en araña.
Las manchas marrones de las alas recuerdan algo a la disposición que adoptan las patas de las arañas. Si la araña sospecha algo o no, no podemos saberlo. El caso es que suele preferir la huída a un posible enfrentamiento con un congénere que pudiese darle muerte y convertirla en su desayuno. Pero esto tendría un fallo. Como la araña caza al acecho, es fácil que si atacase por detrás la mosca fuera cogida por sorpresa y acabara convertida en el almuerzo de la araña. La selección natural ha dotado a esta mosca de un aspecto posterior que incluso supera el diseño anterior, de modo que parece una araña incluso sin necesidad de ejecutar ningún tipo de interpretación.
Las manchas del tórax asemejan a la perfección los grandes ojos del saltícido, que complementados por las manchas de las alas que parecen unas patas completan el complejo disfraz. Un fino punteado negro en las alas hace el efecto de los "pelos" o quetas abundantes que posee la araña a imitar en sus patas. El abdomen parece adoptar un aforma que recuerda a los palpos de la araña. Las fotos de la mosca están hechas con mi cámara doméstica por lo que la calidad puede no ser demasiado buena a los ojos de los escrupulosos de la fotografía.
martes, 7 de febrero de 2012
Carnaval en la naturaleza
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No es infrecuente que en la naturaleza los animales se vistan de otra cosa, y si algo tienen claro es que parecerse a una avispa es beneficioso, pues es generalizado que su colorido se asocie a una picadura dolorosa.
viernes, 3 de febrero de 2012
¡Alguien ha probado mi sopa!
Es lo que exclamó el padre de la familia de ositos del cuento "Ricitos de oro". Pues esto mismo podemos exclamar cuando descubrimos las marcas que hay sobre el plato donde habíamos sacado los restos de limpiar la verdura a las gallinas. Una pequeña lluvia ha llenado parcialmente el plato con agua, y las algas se habían desarrollado en su interior. Cuando el agua se evapora y solo queda una fina película de algas cubriendo el fondo es el momento que alguien ha aprovechado para "probar la sopa". En este caso ha sido un caracol. Debido a que el plato estaba con una fina capa de agua no se percibían los rastros brillantes de la "baba" típica que deja el caracol en sus desplazamientos. Las marcas corresponden a un caracol pastando como una vaca. Su rádula, que es una especie de lija que posee en la boca va limpiando el plato en cada uno de sus bocados, y al quedar blanco se distingue perfectamente del resto del fondo del plato.