viernes, 3 de febrero de 2012
¡Alguien ha probado mi sopa!
Es lo que exclamó el padre de la familia de ositos del cuento "Ricitos de oro". Pues esto mismo podemos exclamar cuando descubrimos las marcas que hay sobre el plato donde habíamos sacado los restos de limpiar la verdura a las gallinas. Una pequeña lluvia ha llenado parcialmente el plato con agua, y las algas se habían desarrollado en su interior. Cuando el agua se evapora y solo queda una fina película de algas cubriendo el fondo es el momento que alguien ha aprovechado para "probar la sopa". En este caso ha sido un caracol. Debido a que el plato estaba con una fina capa de agua no se percibían los rastros brillantes de la "baba" típica que deja el caracol en sus desplazamientos. Las marcas corresponden a un caracol pastando como una vaca. Su rádula, que es una especie de lija que posee en la boca va limpiando el plato en cada uno de sus bocados, y al quedar blanco se distingue perfectamente del resto del fondo del plato.
Dices que fue un caracol.
ResponderEliminarDe haber sido una babosa ¿como hubiese quedado el rastro?
Me has pillado. No sé como sería uno de babosa. Comprobaré esta primavera en un sitio donde no pueda entrar caracol cómo es el rastro de una babosa. Generalmente, dejan más baba cuando caminan. En la parte de la izquierda hay un rastro rectilíneo que evidentemente no tiene el mismo patrón que el sinuoso de la derecha perteneciente a un caracol. Los resultados... próximamente en el blog.
EliminarPues leí en algún sitio que el rastro del caracol tiene una explicación matemática ya que minimiza el esfuerzo para conseguir el máximo de alimento. Al parecer este tipo de rastros ya lo dejaban algunos invertebrados en el fango de la Era primaria.
ResponderEliminarSaludos
Barracuda