Alguna vez,
hablando con mi amigo Sylvain, le digo que en España hay demasiada basura. Él,
profundo amante del Prepirineo Oscense, me dice que en Francia también hay
mucha suciedad. Tiene razón, pues en algunos lugares también se ve basura en
Francia. Pero lo que no es discutible es la profesionalidad de los españoles
tirando basura en cualquier lugar. Las cunetas de las carreteras son auténticos
estercoleros, y la botella de agua mineral con el líquido amarillento típico de
meada de camionero es omnipresente.
En algunas
calles de Francia podemos contemplar las cagadas de perro típicas, pero en
España, andar por el césped de los parques es un deporte de riesgo. Sólo por
respeto al jardinero que ha de pasar la desbrozadora por estos sitios, ya
debería de desaparecer esta costumbre de dejar parte del perrito en el parque. No
digamos ya el dejar que el perro haga lo suyo en la arena donde juegan los
niños, que también los hay.
Yo digo
muchas veces que tirar basura es algo cultural en España. No hay lugar al que
accedan los españoles donde no haya papeles, latas o botellas. Hay que alejarse
algunos kilómetros andando por lugares a los que no pueden acceder los coches
para dejar de ver estos restos. ¿Por qué somos así?. Yo digo que es algo
educativo. Los españoles tiran cosas y dejan basura porque lo aprendieron así.
Recuerdo
aquellos bares en los que al pie del mostrador había un canalillo de tejas
puestas con el hueco hacia arriba y que era donde se tiraban las peladuras de
gambas, colas de anchoa, papeles de azucarillos, servilletas etc. Si dejabas la
cola de la anchoa en el bode del plato, no faltaba quien te dijera que eso se
tiraba al suelo. Aún hoy en día, en bares sin este equipamiento se sigue
haciendo, basta con mirar al suelo.
No todos
los españoles somos así. Es cierto que hay un porcentaje de gente que podría
pasar por ciudadano europeo. Pero también es cierto que la cantidad de gente
más bien cerda es un porcentaje mayor en España que en otros países europeos.
Esta actitud se cambia con educación. La educación se imparte en casa de cada
cual, pero lo cierto es que en la escuela es donde los niños han de
socializarse. La mayoría de colegios están rodeados de calles en las que un
barrendero recoge lo que los niños aprenden a tirar ya de pequeños, pero en
aquellos en los que la limpieza sólo depende de la educación de los niños es
donde se manifiesta esta faceta cultural española. En presencia de los padres,
son estos los responsables de corregir estas conductas, pero en el colegio, en
el lugar donde se imparte la asignatura de conocimiento del medio, o ciencias
naturales y sociales, es donde más escandaloso es este comportamiento.
En las
fotos, os muestro la senda rural que discurre paralela al colegio del lugar
donde yo vivo, el CEIP HH. Argensola de Zaragoza. En la foto no se aprecia bien
la ingente cantidad de basura como papeles, botellitas, tetrabriks, plásticos,
papel de aluminio y otros restos, pero podéis haceos una idea..