sábado, 24 de noviembre de 2012

El rastro del hombre.


            Alguna vez, hablando con mi amigo Sylvain, le digo que en España hay demasiada basura. Él, profundo amante del Prepirineo Oscense, me dice que en Francia también hay mucha suciedad. Tiene razón, pues en algunos lugares también se ve basura en Francia. Pero lo que no es discutible es la profesionalidad de los españoles tirando basura en cualquier lugar. Las cunetas de las carreteras son auténticos estercoleros, y la botella de agua mineral con el líquido amarillento típico de meada de camionero es omnipresente.
            En algunas calles de Francia podemos contemplar las cagadas de perro típicas, pero en España, andar por el césped de los parques es un deporte de riesgo. Sólo por respeto al jardinero que ha de pasar la desbrozadora por estos sitios, ya debería de desaparecer esta costumbre de dejar parte del perrito en el parque. No digamos ya el dejar que el perro haga lo suyo en la arena donde juegan los niños, que también los hay.
            Yo digo muchas veces que tirar basura es algo cultural en España. No hay lugar al que accedan los españoles donde no haya papeles, latas o botellas. Hay que alejarse algunos kilómetros andando por lugares a los que no pueden acceder los coches para dejar de ver estos restos. ¿Por qué somos así?. Yo digo que es algo educativo. Los españoles tiran cosas y dejan basura porque lo aprendieron así.
            Recuerdo aquellos bares en los que al pie del mostrador había un canalillo de tejas puestas con el hueco hacia arriba y que era donde se tiraban las peladuras de gambas, colas de anchoa, papeles de azucarillos, servilletas etc. Si dejabas la cola de la anchoa en el bode del plato, no faltaba quien te dijera que eso se tiraba al suelo. Aún hoy en día, en bares sin este equipamiento se sigue haciendo, basta con mirar al suelo.
            No todos los españoles somos así. Es cierto que hay un porcentaje de gente que podría pasar por ciudadano europeo. Pero también es cierto que la cantidad de gente más bien cerda es un porcentaje mayor en España que en otros países europeos. Esta actitud se cambia con educación. La educación se imparte en casa de cada cual, pero lo cierto es que en la escuela es donde los niños han de socializarse. La mayoría de colegios están rodeados de calles en las que un barrendero recoge lo que los niños aprenden a tirar ya de pequeños, pero en aquellos en los que la limpieza sólo depende de la educación de los niños es donde se manifiesta esta faceta cultural española. En presencia de los padres, son estos los responsables de corregir estas conductas, pero en el colegio, en el lugar donde se imparte la asignatura de conocimiento del medio, o ciencias naturales y sociales, es donde más escandaloso es este comportamiento.
            En las fotos, os muestro la senda rural que discurre paralela al colegio del lugar donde yo vivo, el CEIP HH. Argensola de Zaragoza. En la foto no se aprecia bien la ingente cantidad de basura como papeles, botellitas, tetrabriks, plásticos, papel de aluminio y otros restos, pero podéis haceos una idea.. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

La senda de la garduña


            Creo que una de las marcas que más abundantemente nos siguen en algunos recorridos campestres es el excremento de la garduña (Martes foina). La costumbre de defecar a lo largo de un itinerario y de no acumular demasiado los excrementos en cagarruteros, hace que su número parezca asombroso. Utiliza los excrementos para marcar su territorio, como deducimos por la posición que ocupan, casi siempre sobre un lugar destacado. 
          

  Frecuentemente son de color negro, aunque algunas veces estos se ven salpicados de semillas o piel de frutos de frutos que no puede digerir bien. La dispersión de semillas que no están rotas por la masticación y que dentro de sus cáscaras están protegidas de los ácidos estomacales, convierte a la garduña en un animal  muy interesante para la regeneración de nuestros bosques, pues algunos arbustos necesitan que sus semillas sigan este proceso para germinar bien. El viaje por el intestino prepara a la semilla para la germinación, y una vez fuera del mismo cuenta con un abonado adicional. El destino hará que el momento sea ideal, que la meteorología sea suficientemente adecuada en cuanto a humedad, y que el suelo cercano sea bueno para poder echar raíz.
           



  También no obstante, podremos hallar excrementos cuyo contenido son plumas, pelos o restos de insectos. El aspecto entonces es retorcido y acabado en punta como vemos es esta última foto y su diámetro es de 1,2 cm de diámetro aproximadamente. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Otras cosas sobre gatos


            Uno de los rastros que los animales dejan de su presencia son los excrementos. En algunos casos, estos se usan como balizas olorosas del territorio y están colocados en lugares muy expuestos; en otros en cambio, son depositados en lugares apartados. El caso es que de un modo u otro, lo que está bien claro es que las costumbres de los animales son muy variadas.
            En el caso del gato, tanto del doméstico como del montés, el proceder con los excrementos no es siempre el mismo. En el caso de encontrarse en el interior del territorio ocupado por el gato, los excrementos se sitúan en zonas concretas, acumulados en número variable y enterrados total o parcialmente. Sin embargo, cuando los excrementos son depositados en las zonas más exteriores del territorio, los excrementos son depositados sin cubrir, quedando pues más a la vista, a modo quizá de marcaje olfatorio. No obstante, el lugar elegido no es generalmente un lugar destacado especialmente apareciendo en el suelo directamente, no en una piedra grande o en la parte superior de un tocón.
            De todos los modos, el aspecto del excremento es fácil de identificar como podemos ver en la fotografía de más arriba, y su diámetro está en torno a 1,5 cm.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Las otras señales del pito real


            Como estamos viendo a lo largo de las entradas de este blog, algunas huellas o algunos excrementos son tan típicos de algunos animales que fácilmente podemos identificar al autor de cada uno de esos rastros.
            Esta característica de tener un excremento de forma característica no es sólo patrimonio de los mamíferos, sino que algunas aves también poseen esta cualidad. Una de estas aves es el pito real (Picus viridis).
            Gran parte de la alimentación del pito real en nuestros bosques de ribera o en nuestros campos se basa en el consumo de hormigas. Al pie de los árboles que frecuenta o incluso bajo los postes de madera del tendido eléctrico o telefónico podremos descubrir sus característicos excrementos de dos colores. El color blanco se debe al alto contenido en urea, pues se trata de la orina pastosa típica de reptiles y aves, y que es la parte del excremento que se expulsa en primer lugar. Poco a poco torna al negro en el otro extremo, el último en salir y que está compuesto por caparazones de hormigas. Entre el blanco y el negro, se produce un degradado gris que se debe a que cada vez, hay menos cantidad de urea en el excremento hasta que esta desparece en el punto final donde sólo quedan los caparazones de las hormigas. Tan característico como su color es su forma de bastón con el extremo blanco girado. Son estos excrementos fácilmente deleznables y están compuestos de forma casi exclusiva por quitina de insectos, en su mayoría hormigas como ya he dicho anteriormente.