Debido a
las inclemencias del tiempo virtual, he estado unos días sin ADSL y por lo
tanto el Beagle ha estado en dique seco. Las vacaciones, los trabajos
pendientes en casa tras ellas, y finalmente la decisión de nuestro suministrador de cortarnos
internet antes de que nos llegara el servicio de la otra compañía han
imposibilitado que este barco siguiese navegando por la red.
Los barcos de
verdad, los de “carne y hueso” también hacen sus paradas para reparaciones y
puestas a punto. Pese al “dominio sobre la naturaleza” que ejerce el hombre,
algunas de esas reparaciones se deben a la acción de los seres marinos sobre las
embarcaciones.
Un molusco especializado con aspecto de gusano, la broma ( (Teredo navalis), desarrolla su vida en el interior de la madera,
que al no existir en el mar, proviene de la que es arrastrada mar adentro por
las avenidas de los ríos. La larva de la broma, que es libre y que flota en el
plancton, se introduce en la madera. El molusco, que se alimenta de madera, va
practicando galerías en el interior de la misma por la acción de sus dos
pequeñas valvas, que actúan como una perforadora. La galería es cada vez más
grande, creciendo al ritmo que crece el
animal. La galería siempre está conectada con el exterior, ya que por ese
orificio que es por el que entró la larva, circulará el agua que
filtrará el molusco para alimentarse, ya que además de madera, la broma puede
alimentarse como otros bivalvos por filtración.
Hoy en día,
las embarcaciones se fabrican de fibra o de acero, de modo que la brom aha dejado de ser una pesadilla. No
obstante, los balanos o bellotas de mar (Balanus
spp.) son capaces de adherirse a los cascos del mismo modo que lo hacen a
las rocas de la costa. Llega un momento, que el número de seres pegados al
casco del barco es tal, que se ha de extraer del mar y los seres han de ser removidos
del casco, pues con tal recubrimiento el barco se desliza peor por el agua haciendo
disminuir la velocidad y aumentando el consumo de combustible de manera muy considerable.
Aspecto de trozos de madera con galerías de broma arrojados a la playa por el oleaje.