martes, 26 de marzo de 2013

Los dientes de los ungulados. Suidos


            En esta entrada sobre dientes voy a mostraos como son los dientes de los suidos, que en Europa son el cerdo doméstico y el jabalí  (Sus scrofa). Los suidos son animales omnívoros y por ello sus dentaduras son típicas de omnívoros, con molares robustos de cúspides romas y fuertes, adaptados tanto a la trituración de cereales, como al aplastamiento de materias de origen animal. Una característica típica de los suidos, es que además de los dientes típicos de omnívoro, posee unos caninos especializados que presentan gran dimorfismo sexual, es decir, que son diferentes en ambos sexos, siendo en este caso mayores en los machos, y cuyo crecimiento es continuo. Hasta ahora los dientes que habíamos visto eran todos de raíz cerrada. Cuando decimos que un diente es de raíz cerrada, quiere decir que el suministro de “alimento” que permite el crecimiento del diente a través de su raíz, se ve interrumpido cuando el diente ha llegado a su máximo desarrollo. Estos dientes son típicos de omnívoros y de carnívoros en general. En cambio hay un tipo de dientes que conocemos como de “raíz abierta” cuyo suministro “alimenticio” es constante a lo largo de la vida del animal y esto provoca que su crecimiento también lo sea. Esta característica es típica de animales herbívoros, cuya dieta provoca un enorme desgaste dental que se compensa con el crecimiento continuo. Dientes típicos de este tipo son los incisivos de los roedores, que si no se desgastan provocan la muerte del animal que se ve incapacitado para comer, y los caninos de los suidos. Por lo menos los de los machos, ya que en el caso de las hembras he podido comprobar como sus raíces aparecían cerradas.
            El crecimiento continuo de los caninos de estos animales se compensa con un cierto desgaste de los caninos inferiores (navajas) por roce con los caninos superiores (amoladeras). Es por ello característico del grupo la posesión de unos caninos inferiores extremadamente afilados que pueden inferir graves heridas de corte si se es atacado por uno. Como curiosidad, aunque no esté presente en la Península Ibérica, podemos echar un vistazo a un cráneo de Babirusa (Babirussa babirussa), suido cuyos caninos inferiores no rozan con los superiores, por lo que no se desgastan. Esta característica provoca su extraño aspecto, más parecido al de un animal con cuernos. Cuando un jabalí pierde alguno de sus caninos superiores, el canino inferior crece hasta unas dimensiones muy grandes, si bien no aparecerá tan afilado.
            Como ya es habitual, a continuación indico la fórmula dentaria típica del jabalí, y advirtiendo que en algunos casos puede faltar algún premolar que bien se puede perder o bien puede no aparecer. En el caso de los jabalíes la dentición es “completa”, es decir tiene todas sus piezas típicas. I 3/3; C 1/1; PM 4/4; M 3/3.
            A la vista de la dentición, hemos podido comprobar que si bien he dicho que los molares son de cúspides bajas y redondeadas, los premolares en cambio son parecidos a los de un carnívoro. Como ya hemos visto algunos dientes a lo largo de las entradas, en la próxima y antes de entrar en materia sobre los diferentes tipos de dientes de los herbívoros, haré una entrada de recapitulación que nos permitirá conocer las diferentes denominaciones que los dientes tienen según el tipo de raíz, corona y cúspides o superficie masticatoria.

A la izquierda, como os decía más arriba os pongo una foto del cráneo de un babirusa. La diferente orientación de los caninos superiores que en el jabalí llamamos amoladeras, impide el desgaste de los caninos inferiores o navajas, adquiriendo ambos proporciones desmesuradas como podemos advertir.

martes, 19 de marzo de 2013

Las grandes manadas de herbívoros (Barrenillos I)


            Recuerdo con emoción un estupendo documental de Hugo van Lawick llamado Las Mareas de Kirawira. En él nos habla de dos mareas que confluyen en el río Brumeti y que aportan la vida a este ecosistema. Una, la marea de agua que las lluvias provocan y que supone el crecimiento del río, y otra, la marea de más de un millón de herbívoros africanos que migra todos los años y que deja un gran tributo en vidas que alimentan a los cocodrilos y otros animales, aportando la energía que cierra el ciclo de la vida. En este documental se habla de las grandes manadas de herbívoros que un día pastaron en las llanuras americanas. Alrededor de 65.000.000 de bisontes. No necesitamos viajar tanto para observar manadas de comedores de plantas tan grandes.
            Yo he tenido la gran fortuna de trabajar al aire libre en el monte. Allí me he “enfrentado” con temibles “plagas” que al parecer pretendían reducir a desiertos nuestros bosques. Tras los días de trabajos, de preguntas y de observación llegué a ver a las pretendidas plagas bajo otro prisma. Para obtener esta visión, tenéis que agachaos conmigo, poneos de cuclillas frente a unos pinos derribados por el viento o por un alud y examinarlos de cerca. También podemos ver en acción a estas diminutas criaturas en algunos grupos de pinos que van perdiendo color de forma misteriosa en un lugar remoto de un pinar. Millones de pequeños comedores de plantas, muchos más que bisontes en la pradera americana se alimentan en nuestros pinares.
            En la sabana africana podemos contemplar elefantes, jirafas, cebras y antílopes repartiéndose los recursos para aprovecharlos al máximo. Las hierbas, árboles y arbustos dependen de los herbívoros para continuar existiendo ya que están adaptados a la convivencia con ellos, y los unos dependen de los otros. Los herbívoros consumen la hierba, reparten sus semillas y abonan el suelo con sus excrementos y con sus cuerpos una vez termina su vida. No hay sabana sin herbívoros. Pero no todo es tan sencillo para los comedores de hierba. En la sabana hay leones, hienas, leopardos y otros carnívoros que se encargan de eliminar a aquellos animales enfermos, viejos, o demasiado jóvenes
            Del mismo modo que en la sabana hay ingentes cantidades de comedores de plantas de diferentes especies repartiéndose los recursos, los diferentes escarabajos escolítidos "se reparten" un árbol de modo que según el diámetro de la madera, el espesor de la corteza, la especie de pino o la época del año, son unos u otros quienes aprovechan el recurso  ( foto de la derecha). Varias especies de diferente tamaño, como los antílopes en la sabana, ocupan el árbol desde la raíz hasta la copa. Los pinos son muertos y comidos por diminutos comedores de plantas. 
        
 También hay gigantes bajo la corteza. A modo de solitarios elefantes, las larvas de los escarabajos longicornios (a la izquierda) van consumiendo recursos con increíble voracidad. Sus larvas son mayores que las de los escolítidos, pero estas larvas, también son de diferente tamaño según la especie, que puede variar a su vez según sea el diámetro de la madera o la época del año, pudiendo así aprovechar al máximo los recursos. Un mismo árbol puede albergar diferentes especies de longicornios. Alrededor de los gigantes, aparecen los enanos. Aquellas pequeñas zonas que quedan sin consumir por las larvas de las diferentes especies de escolítidos o longicornios especialistas en cada tramo de pino, son ocupadas por otros tan diminutos que pueden consumir hasta la última parte de alimento disponible. Son incluso más pequeños que los más pequeños que se ilustran en la fotografía de los barrenillos sobre estas líneas.
            La supervivencia del pinar depende a su vez de que los pinos más débiles o moribundos sean consumidos por millones de insectos y que sus cuerpos se reincorporen al suelo y se conviertan en el sustento de aquellos árboles que crecen fuertes y vigorosos, que son inexpugnables al ataque de los insectos por su fuerza, pero que necesitan de los nutrientes para sobrevivir. La reproducción de los pinos vigorosos depende de que sus retoños tengan la luz suficiente para crecer, y para ello es necesario que aquellos pinos enfermos dejen espacio a los pequeños retoños con mejor carga genética. Su muerte abrirá un hueco en el oscuro pinar por el que la luz del sol llegará al suelo y permitirá a los nuevos pinos tener una oportunidad.
            Los carnívoros que acosan a los herbívoros de la sabana tienen su equivalencia en nuestro tronco, pero a escala reducida. Ejércitos de hormigas patrullan los troncos haciéndose con aquellas larvas que están accesibles por haberse levantado la corteza y que les permite el acceso al inexpugnable reducto. El especialista pico carpintero, escucha en el interior del tronco. Aquí y allí, practica rápidamente agujeros sobre la corteza por los que introduce su especializada lengua con la que las larvas son arrancadas de su húmeda y oscura morada sirviendo de alimento al ave. Otros insectos especialistas se introducen bajo las cortezas dando caza a las larvas en su medio como haría un león o un leopardo. Un exceso de humedad facilita la proliferación de los hongos que pueden acabar con la vida de numerosos ejemplares, así como una excesiva sequedad del medio puede deshidratar a las larvas y ninfas. Las larvas de estos insectos no tienen patas, por lo que si las condiciones en las que se encuentra su “vivienda” cambian no podrán huir de él y morirán. Si la corteza se desprende por cualquier motivo, caerán al suelo y allí morirán sin remedio
            En este fascinante mundo de lo pequeño, los dramas de las grandes praderas y sabanas africanas tienen su equivalencia. A través de siguientes entradas, os contaré alguna cosa curiosa de la “gente” que vive en nuestros bosques sin ser vista. Aquellos herbívoros cuyas cabezas no vamos a ver disecadas sobre una chimenea pero que su vida cotidiana es tan sorprendente, interesante y esencial para el funcionamiento de nuestros bosques como la de los grandes herbívoros es para la sabana africana. Os hablaré desde mi punto de vista, del modo en que yo veo el bosque después de haber sido un “luchador contra las plagas”. Os hablaré desde mi pensamiento formado en el bosque, al pie de un árbol y con una motosierra en la mano. Con el silbido del viento en las copas de los pinos y con el aroma de la gasolina quemada en el estómago de la máquina todavía impregnando el aire, fue donde se reafirmó mi pensamiento: para que un bosque de pinos siga siendo un bosque de pinos necesita la acción de los comedores de pinos. Algo que mi “autodidacta formación naturalista” sospechaba, pero que la convivencia con los seres del bosque confirmó. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

El refugio de la tarántula


            El otro día pude escaparme al monte. Hacía mucho tiempo que no iba y he de reconocer que disfruté mucho. Del monte y de la compañía de Pepito (José Bellosta). Casi nunca, nunca que yo recuerde, hemos discrepado en lo que pensamos que ocurre en el monte, y eso que nos vemos poco y nuestras cabezas piensan por libre y por separado. Con él siempre constato que las cosas que deduzco cuando paseo por el monte alguien las ha pensado antes o al mismo tiempo en otro lugar, y ese alguien es él. Creo que él tiene la misma sensación. Coincidimos incluso en esa costumbre que puede desesperar a quien no nos conozca de no llevar agua jamás, haga el calor que haga. Sólo llevo agua cuando voy con mis hijos.
            Paseando entre arbustos, árboles y hierbajos varios, con barro en las botas me tropecé con un “nido” de tarántula (Lycosa tarentula) bastante típico. Las tarántulas, son unas arañas gran tamaño que son relativamente abundantes en los bosques mediterráneos. Hay que entender que cuando digo gran tamaño me refiero al tamaño comparativo con otras arañas de la Península Ibérica, por lo que nadie debe esperar ir al monte y encontrar arañas de estas que son casi marisco de grandes que son. Son arañas cazadoras, que atrapan a sus presas ejerciendo la caza activa, no esperando a que caigan en su agujero o que queden atrapadas en algún tipo de trampa tejida. Es por ello que sus ojos son grandes, pues las presas han de ser vistas y la vista juega un importante papel en la caza. Principalmente nocturnas, el día lo pasan en el interior de unas galerías construidas en el suelo. Estas galerías constan de un tubo vertical cuyas paredes están forradas con seda, lo que les da la consistencia necesaria, y yo creo que ayudan a impermeabilizarlo de modo que no se llenen de agua cuando llueve. Está claro que según lo intensas que sean las lluvias, de poco servirá, pero generalmente el interior aparecerá seco. Un problema añadido a tener una guarida excavada en el suelo y que es de forma vertical, es que por poco que llueva, si se encharca el suelo el agua se cuela por el agujero. Para evitar esto, la tarántula construye un reborde reforzado con ramitas o acículas de pino que levanta casi un centímetro por encima del nivel del suelo, de modo que el agua discurra alrededor de la entrad pero no se cuele dentro. Este reborde es el que indica que el agujero que vemos en el suelo, de casi dos centímetros de diámetro y totalmente circular, es la casa de una tarántula.
            En la foto que encabeza esta entrada, podemos apreciar como el suelo aparece mojado y sin embargo la parte más alta del muro anti-inundación construido por la tarántula aparece seco. No se aprecian los brillantes ojos de la tarántula dentro del agujero, cosa que me habría encantado, pues en algunas ocasiones así ocurre. También es cierto que la foto está hecha con el móvil, así que tampoco me voy a quejar de cómo ha quedado. Como en la foto han salido muchos excrementos de lombriz, lo he indicado por si alguien se preguntaba lo que eran.

martes, 5 de marzo de 2013

El secreto de la mantis


            En la mayoría de las obras editadas sobre huellas y señales de animales, se hace referencia mayoritaria a las señales producidas por los mamíferos. Las aves, al ser más fácilmente visibles e identificables en el campo, son menos atendidas en estos libros, si bien las señales que aparecen en el suelo del bosque o sobre los árboles son muchas veces producidas por las aves. Hay no obstante buenas y completas guías de señales producidas por aves. Pero es en cuanto a las señales que muestran la presencia de los más pequeños animales como los insectos las que menos aparecen en la bibliografía. En los casos mejor ilustrados, se trata de guías de identificación de “daños en vegetales”, y por ello las especies que aparecen en estas completas guías son aquellas que afectan a plantas de “interés para el hombre”, es decir aquellas que tienen un valor económico. Tal es el espectro desde el que el hombre  contempla hoy la naturaleza que nos rodea. Un aspecto meramente económico.
            Los naturalistas, disfrutamos tanto con la degustación de un fruto como con la contemplación del maravilloso comportamiento de la mosca de la fruta  Ceratitis capitata, (tratada brevemente en la entrada "Los maestros del teatro", en El naturalista en casa) a pesar de estar declarada en busca y captura por los desperfectos económicos ocasionados en los frutos. Cada cosa que “no está en su lugar” llama la atención y curiosidad del naturalista, que pervive con la misma intensidad que en la época infantil. Un naturalista, al fin y al cabo, es un individuo “neoténico”. Entendemos como neotenia al proceso que provoca que algunos animales lleguen a la edad adulta con características propias de su vida larvaria-juvenil. Un naturalista pues, llega a la edad adulta con la curiosidad de un niño intacta si no es acrecentada.
            Todo esto viene a razón de los indicios que hoy trae El Grumete en esta nueva entrada. Todos aquellos que por cualquier circunstancia habéis movido piedras en el monte o en el huerto recordaréis la estructura que aparece en esta foto. La respuesta a la pregunta ¿qué es? que algunos os podéis haber hecho es la siguiente: una ooteca de Mantis religiosa.
            La mantis religiosa es el insecto que encabeza esta entrada, y que muchos habéis tenido la fortuna de contemplar en la naturaleza, si no esta especie en concreto sí que alguna otra. La ooteca, es una estructura especial que alberga todos los huevos de una misma puesta del insecto. Cada una de las especies suelen elaborar ootecas que si bién pueden ser más o menos grandes según la cantidad de huevos de cada puesta, en su aspecto externo identifica a cada especie en concreto. El fundamento de la elaboración de este tipo de puesta es la protección de los huevos. La ooteca está elaborada con una secreción producida por la hembra que es agitada mediante los cercos (par de apéndices cortos del abdomen) de modo que presenta la consistencia de una espuma con numerosas burbujas de aire englobadas (como una clara de huevo batida a “punto de nieve”). Cuando esta espuma solidifica queda como véis en la foto, y se parece a la espuma de poliuretano que se utiliza para aislamiento térmico en construcción. Dentro de la ooteca están todos los huevos protegidos de las inclemencias del tiempo, del exceso de humedad y de algunos depredadores hasta la primavera siguiente, de modo que la nueva generación de mantis pasa el invierno en estado latente, como si de semillas vegetales se tratase.