Al día siguiente, me fui al lugar donde habíamos visto al
tejón con la idea de sacar unas fotos del lugar, de cómo había sacado a los
cangrejos de sus guaridas y de cómo había dejado los restos. Había agua en la
acequia y no pude hacer esas fotos, por lo que como premio de consolación
pondré la foto de la huella de una mano.
En ella se aprecian las almohadillas de sus cinco dedos y la
marca de cuatro de sus largas uñas. Estas potentes garras le permiten cavar con
gran facilidad. Esta capacidad de cavar, le permite alimentarse de larvas de avispa como podéis ver en la entrada "El azote de las avispas". En esta huella también se aprecia la marca de su “talón”, que
corresponde a la almohadilla carpiana o de la muñeca. El pie del tejón deja una
huella similar, sin marcar nunca talón porque no tiene, ni uñas tan largas,
puesto que las uñas traseras son de una longitud más acorde con la del resto de
animales.
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