jueves, 25 de julio de 2013

Agujeros en las vigas de las casas.


Hoy en esta entrada, os voy a mostrar unas curiosas marcas que aparecen en las vigas de las casas que se construían hace años y que quizá algunas personas se han preguntado para que servían.
En primer lugar, por si alguno lo pensaba, decir que estos agujeros no han sido producidos por ningún tipo de insecto o roedor, sino que han sido hechos por el hombre.
El motivo de la práctica de estos agujeros reside en el medio de transporte que se usaba para transportar la madera desde el bosque hasta la casa en construcción. En Aragón y en otros lugares, la madera que se cortaba en las montañas se transportaba a las zonas del valle aprovechando los cursos de agua. Debido a que los troncos de madera flotan, la madera era arrojada al río o torrente más cercano y los troncos descendían rio abajo hasta un lugar llano y de más fácil acceso donde se construían las nabatas que llamamos aquí o almadías que se denominan en otros lugares.
En este lugar más accesible, para poder conducir la madera de forma más precisa y efectiva, se procedía de una curiosa manera con los troncos. Los troncos eran atados entre sí formando la nabata o almadía. Para ello, se hacían unos agujeros en la punta de los maderos con una barrena. Por estos agujeros se pasaban unas ramas de sauce (salguera) o avellano que retorcidas hacían las veces de cuerdas y que unían los troncos entre sí.
Estas puntas con los agujeros, podían no ser eliminadas en las obras debido a que la madera no quedaba a la vista, o por que la construcción no era demasiado exigente y es por eso que en algunos casos aparecen estas marcas en las puntas de los troncos.
Uno de los troncos, era cortado dejándolo en forma de remo y es el que servía de timón para dirigir la nabata en su descenso por el río, y en ocasiones (lamento no tener foto) se podía apreciar esta pieza colocada igualmente como viga.
Yo he podido observar estas marcas incluso en las vigas de una paridera (que es una construcción donde se guarda el ganado) en un pinar como La Retuerta, en Pina de Ebro. El hecho de que en medio de un bosque la madera necesaria para la construcción sea traída desde tan lejos, y de forma tan costosa, ya que desde el río al lugar de la construcción hubo que llevar la madera en carros a lo largo de más de 15 kilómetros, me hace pensar en la necesidad tan acuciante de madera que existía en la antigüedad. Hemos de pensar que era usada como combustible, como material de construcción de casas, palacios, barcos o carros y que no había energía alternativa. Imagino que este material no estaría al alcance de cualquiera.
Lamentablemente, la paridera ya ha desaparecido y no podemos saber si el pino pertenecía a una especie de media montaña como el pino laricio ( Pinus nigra) o si era una especie de montaña más alta como el pino silvestre (Pinus sylvestris), y de éste modo establecer cual fue la ruta seguida por esta madera.
Para aquellos que tengan curiosidad sobre el proceso que llevaba la corta y transporte de la madera de esta forma, os dejo un enlace a una página de personas que todavía rememoran estos viajes de maderas por nuestros ríos.

jueves, 18 de julio de 2013

Bueno, pues eso, que lo prometido es deuda. Esta entrada va sobre la charle de huellas y rastros de Alcañiz. La cita era a las cuatro de la tarde. Llegamos antes de hora y comimos en un restaurante de la misma estanca, que tenía buenas críticas en internet. Buena comida y buen servicio.
Después fuimos al “chiringuito” que tiene montado Ricardo en la Playa de la Estanca, junto al cámping y que da al sitio un toque de playa marítima con los kayaks, las canoas y demás parafernalia acuática. Nos trajeron mesas para poder montar los “escaparates” de huellas y demás material.

 Colocar un mini-museo a la sombra de los pinos tiene su encanto. Aquí os dejaré algunas fotos. Dejamos un par de mesas con sillas para que los niños que lo quisieran, pudieran hacer el cuaderno de campo.
La charla era sobre huellas y otros rastros, y a mí me pareció oportuno comenzar con los rastros del pasado. Hablamos de cuando nadie habitaba la tierra emergida, cuando hace millones de años todos los animales vertebrados eran acuáticos. Los anfibios comenzaron a conquistar la tierra emergida, pero la aparición del huevo con cáscara fue el detonante para la gran explosión de vertebrados por la tierra seca. No estar ligados al agua para reproducirse facilitó que los vertebrados conquistasen cada rincón de La Tierra. Hablamos como estos vertebrados se dividieron en tres grandes grupos que clasificamos atendiendo a la forma de sus cráneos y al número de huecos que podemos percibir entre los huesos que lo forman. Los cráneos anápsidos o sin huecos, típicos de tortugas por un lado. Los synapsidos o cráneos típicos de los mamíferos que poseen una única ventana por otro. Hablamos de cómo los mamíferos en principio eran ovíparos, como el ornitorrinco, después marsupiales como el demonio de Tasmania y finalmente placentarios como la mayor parte de ellos en la actualidad. También hablamos de cómo una tercera línea evolutiva, la de los vertebrados con cráneos diápsidos (cuyos huesos del cráneo dejan dos ventanas o huecos entre ellos) dio origen a lagartos, serpientes, reptiles voladores, cocodrilos y dinosaurios, y cómo a un grupo de dinosaurios hoy llamamos aves. Por ello estas están emparentadas más próximamente con los cocodrilos que con cualquier otro vertebrado vivo; y que tortugas, serpientes, lagartos y cocodrilos están agrupados bajo el antiguo nombre de reptiles únicamente a modo de denominación tradicional.

Con respecto a las huellas, hablamos de la necesidad que tiene un rastreador de conocer la anatomía de las extremidades de los animales, para de este modo deducir con mayor facilidad la forma de las huellas de cada uno y el tipo de locomoción utilizado. Una caja con esqueletos de diferentes extremidades nos aclaraba lo que quería decir con todo esto y al tiempo nos mostraba el maravilloso trabajo de la evolución en las extremidades de los animales. Esto mismo pudimos advertir en la caja de las extremidades y picos de las aves.
Además de moldes de huellas de diferentes aves y mamíferos, pudimos ver otros indicios que nos hablan de la presencia de animales en un lugar determinado como excrementos, plumas, huesos, pelo…





Como terminación hicimos una pequeña excursión en búsqueda de rastros, pero tan sólo vimos huellas de perro, gato, tórtola y otras avecillas sin determinar. Un niño encontró una mandíbula de erizo común y se sorprendió al saber de que era. Supongo que el souvenir iría a parar a su casa...










En otro apartado, Belén montó el taller de confección de un cuaderno de campo. En este taller, con moldes de hojas hechos por nosotros y con plantillas de animales con sus huellas, los niños dibujan fácilmente animales, huellas y hojas de árboles que después se llevan a casa unidos a modo de encuadernación con un trozo de cuerda . Todo artesanal.










Los niños cuentan con unas hojas que les sirven de ejemplo para que sepan como rellenar las hojas con datos que un naturalista apunta, y también para que sepan como colorearlos si así lo desean.  Algunos niños no se levantan hasta que todos los animales y hojas han sido reflejadas en sus primeros cuadernos de campo. Aquí vemos como uno muestra orgulloso su hoja correspondiente al gato montés.







Por último, en estas jornadas, nosotros ya sólo pudimos asistir a la charla sobre peces de La Estanca. Unas cartulinas donde aparecían los peces dibujados, eran amenizadas con detalles históricos y biológicos interesantes de las diferentes especies, tanto autóctonas como introducidas y de cómo la presencia de alguna de ellas era perjudicial para las otras, así como las diversas actuaciones de los seres humanos tenían su repercusión en la fauna piscícola.
Fue en resumen una tarde amena y perfecta en agradable compañía.
Doy las gracias aquí a Ricardo, a sus colaboradores, a la Asociación de amigos del Río Guadalope y a todos que hicieron posible estas jornadas.

Por la noche fue el turno de la observación del cielo y al día siguiente la jornada de anillamiento científico y el paseo con Voluntarríos.

Todas las fotografías que ilustran esta entrada son de Ricardo Rodríguez, de KARALOM.

jueves, 11 de julio de 2013

Volvemos de vacaciones


           Pues ya he vuelto. Ya he pasado mi semanita francesa de rigor, y ahora estoy trabajando por casa. Poner la piscina plegable, desbrozar, limpiar el huerto, regar, y hacer algunos trabajillos por casa para terminar con las vacaciones de este año.
            Este año ha tocado Pirineo, con visita a la Gran Cascade de Gavarnie (que hace algunos años vimos desde el refugio de Serradets, donde accedimos desde Bujaruelo, al lado del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido). Al estar alojados cerca de Lourdes hemos podido ver varias cosas que nos han sorprendido.
            La primera, la cantidad de nieve que había en el Pirineo para las fechas en las que estamos, Múltiples cascadas en el circo de Gavarnie y nieve en los barrancos que parten de las mismas. Incluso vimos un alud en la parte alta del circo cuyo rumor oímos desde el pueblo (a 6km. de distancia).
            La segunda, la destroza increíble que el Gave de Pau ha hecho por todo el valle. Corte de autopistas, carreteras, y casas anegadas que todavía estaban limpiando.
                 La tercera, la cantidad de salmones muertos que había en los campos, pistas forestales cercanas y entre los restos de vegetación. El hecho de que los salmones puedan subir los ríos franceses hasta tan arriba es algo que me da algo de envidia. Es cierto que Francia es un país más llano, pero en Aragón, las escalas para que las especies migratorias puedan remontar el río es una tarea pendiente. La pesca en Aragón se basa en especies introducidas principalmente. Hace muchos años que ya no remontan las anguilas que antaño se capturaban incluso en las acequias de riego. En la foto de arriba a la izquierda, un gran árbol arrastrado por la riada. Había un pescador al lado y que fotografié para que se apreciasen las dimensiones del árbol, pero ahora no encuentro al pescador... bueno, el árbol era enorme.
            Y la cuarta, la visita a Lourdes. Vimos el castillo, y después nos dio por acercarnos a la gruta donde los cristianos creen que se apareció la virgen. La cantidad de gente que la visita , coge agua presuntamente milagrosa y la convicción con que lo hacen nos pareció increíble. La esperanza es lo último que pierde el ser humano, y los cuadros que se ven son duros. No me pareció oportuno fotografiar nada de esto. No pudimos más que pasar de largo. Lo que nos sorprendió, es que a nadie parecía afectarle que casi se va todo el garito río abajo. Nadie cuestiona el efecto milagroso de permanecer allí rezando en un lugar que una semana antes había sido arrasado por las aguas. Los que dirijan este sitio, supongo que la iglesia católica, habían puesto enormes cajones donde se pedía que los fieles depositaran dinero para la reconstrucción. Los fieles, rezan y se llevan agua además de poner velas de precios variados (que continuarán las oraciones por ellos mientras se mantengan encendidas), esperando que sus males se arreglen o mitiguen. La jerarquía eclesiástica prefiere pedir el dinero a los fieles por si los rezos no son suficientes.

          Y esto es lo que os tenía que contar y que me llamó la atención. El pueblo camina en un sentido y los políticos en otro, pero en asuntos de creencias, los creyentes de base van por un lado, pero la jerarquía eclesiástica, al igual que los políticos por otro diferente. 
          Me queda pendiente decíos como fue lo de Alcañiz. Ricardo de Karalom me ha enviado fotos, y la próxima entrada irá sobre eso. Lo de Lourdes nos dejó estupefactos y os lo quería contar. Para nosotros, que no creemos, nos parece asombroso. Imagino que quien crea verá las cosas de un modo diferente. Cada uno es libre con su conciencia y pensamiento.