Estos días,
debido seguramente a la masiva afluencia de cazadores a los montes con armas de
fuego y perros, un gran jabalí se ha mudado a los alrededores de mi casa. Los
primeros indicios los vi el lunes a medio día, cuando volvía caminando a casa.
En primer lugar, vi las huellas correspondientes a un salto desde el camino.
Dos huellas solamente, aunque en ellas se encuentra la impresión de las cuatro
patas.
La
secuencia de la impresión de esas huellas es la siguiente: el jabalí, desde el
camino salta para salvar el desnivel. Primero cae en el suelo con la pata
delantera izquierda, y un poco más adelante, debido al movimiento que lo proyecta
hacia adelante, aparece la pisada de la pata delantera derecha. En ese mismo
momento la pata delantera izquierda despega del suelo para un instante después,
colocar en el mismo lugar la pata trasera izquierda, y posteriormente ocurre lo
mismo con las patas delantera derecha y trasera derecha.
Esta
secuencia de colocación de patas traseras en el mismo lugar en el que se
encontraban antes las delanteras es una forma natural de movimiento. La mirada
atenta a la huella, que presenta incluso la impresión de las pezuñas secundaria
claramente nos muestra cómo podemos encontrar una clara impresión de cuatro
pezuñas secundarias muy próximas unas de otras, unas de la pata delantera y
otras de la pata trasera. Se advierte que claramente la mayor anchura de la
huella en la parte trasera, un indicio inequívoco de las huellas de jabalí.
A unos
escasos 5 metros de la puerta de mi casa, al otro lado de una acequia, hay un
campo de maíz que es el lugar donde seguramente permanece oculto durante el
día. En varios lugares, se advierten huellas de merodeo. El jabalí se desplaza
al paso, hecho que se nota en la configuración de las huellas, que no marcan
las pezuñas secundarias y que se encuentran superpuestas, las traseras un poco retrasadas y sobre las delanteras . Si el jabalí aumentase la velocidad del
desplazamiento, aparecerían las secundarias más frecuentemente y las huellas
traseras se irían situando cada vez más adelantadas al ritmo que aumentase la
velocidad, llegando incluso a sobrepasarlas y aparecer la impresión de las
cuatro huellas independientes.