Este otoño, tres sapos cayeron al interior de la piscina donde trabajo. Mi compañero Enrique los descubrió al retirar las hojas caídas. Los dejó donde estaban para mostrármelos cuando volviese yo al trabajo. El primer día que coincidimos me los enseñó.
Bajamos al interior de la piscina, a la esquina donde estaban acumuladas las hojas. Bajo ellas en una esquinita estaban allí, resguardados. Ya eran los últimos días de noviembre, con días fríos y noches heladoras. No era posible soltarlos para que se dieran vida. Además estaban delgados, demasiado para subsistir al invierno.
Decidí falsificar una estación y proporcionarles la posibilidad de engordar y subsistir hasta la siguiente primavera. Son sapos corredores (Bufo calamita). Uno era pequeñito y los otros dos estaban algo más igualados. Los colocamos en el interior de un terrario en el baño de nuestra casa y acudimos a una tienda de animales y accesorios para los mismos donde acudimos en casos como este para comprarles insectos.Compramos tenebrios o gusanos de la harina, ya que la idea de poner grillos no nos sedujo porque acaban llegando a adultos y cantando. Ya van por su tercera "ración".
Al final, no son los grillos quienes cantan, sino los sapos, por lo que por las noches cerramos la puerta del baño para que dejen dormir. La foto es de los sapos ya recuperados y gordos como el sapo que sale en Shrek.
Esta primavera engrosarán la población de sapos de nuestra nueva casa donde espero que vivan muchos años. hemos reservado madera para apilarla y que bajo ella los sapos puedan estar húmedos en los calurosos días de verano y calientes durante el frío invierno.
Un lujo...
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