Esta de
“moda” o por lo menos de actualidad el tema de las especies exóticas invasoras.
En primer lugar, y a título personal, puedo decir que a mí no me gusta lo de
especies invasoras, porque ninguna ha invadido nada en absoluto. Las especies
exóticas, primeramente, son eso, exóticas únicamente, y están aquí porque
nosotros las hemos traído. Por otra parte, en ningún caso se trata de invasoras,
ya que si ocupan un lugar determinado alejado de su lugar de origen, es porque
se ha alterado su distribución. Estas especies sólo hacen aquello para lo que
todos los seres vivos están en el mundo, y esto es reproducirse. El término
invasión es aplicable al hombre, pero creo que no es aplicable a los demás
seres vivos. Es bien cierto que al denominar invasores a estos organismos
parece que nosotros no tengamos culpa de la situación.
La traída
de especies de otros lugares, muchas veces se ha realizado con un fin concreto,
ya sea pescar peces de mayor valor deportivo, tener abejas que den más miel,
tener un jardín más florido… en cualquier caso, esto ha venido motivado porque
no se han sabido aprovechar los recursos autóctonos, porque han decidido
aumentar los beneficios que reportaban las especies autóctonas, o por falta de
sensibilidad naturalística. En casos de supervivencia, estas cosas pueden estar
justificadas, pero que esta situación se haya producido por capricho en muchos casos, es un
auténtico disparate. Plantas, peces,
aves, invertebrados, todos tienen representantes en esta categoría.
El hombre
ha cometido estos atropellos desde siempre. Las islas han sido pobladas con
plantas y animales ajenos a ellas y han producido extinciones de otros seres
vivos desde que el hombre pone el pie en cualquiera de estos paraísos. Que esto
sea un tema estudiado y documentado no supone limitación a que en la actualidad
se siga realizando sin ningún reparo.
En algunos
casos de forma intencionada para jardinería, caza o pesca y en otros de forma
involuntaria como en el caso de invertebrados; el hecho es que es algo
frecuente. Los actos que se cometen de forma voluntaria tanto por particulares
como por recomendación de “Tecnicos” de la administración, tienen idéntica base
científica: Ninguna.
No
obstante, algunos defensores de la naturaleza, aseguran que estos animales
amenazan ecosistemas y especies autóctonas. En algunos casos es cierto, pero
hay que decir que algunos ecosistemas no son lo que se pretende por parte de
sus defensores, y la desaparición de las especies autóctonas no son del todo provocadas
por los “invasores”. El hecho de no considerar al cerdo ibérico como una
especie invasora traída por el hombre que destruye el encinar y el alcornocal
conviertiéndolo en una dehesa es un ejemplo. La dehesa es un medio antropizado
en el que viven muchas especies, pero es en detrimento de otras que se
desenvuelven quizá mejor en el bosque primigenio. Esto no significa que la
dehesa sea buena ni mala, ya que para unos es buena, y para otros mala. Si cesa
el manejo, el aspecto de la dehesa cambiará de forma radical. La mecánica de
uno y otro es diferente. El bosque mediterráneo se perpetúa hasta que lo
destruimos. Pero destruimos el bosque mediterráneo para construir la dehesa, y
esta desparece si dejamos de actuar.
La
naturaleza no está sujeta a juicios de valor. La vida es la vida y “se abre
camino”, si no queremos que ocurra así lo que debemos de modificar son nuestras
actuaciones.
Los pastos
pirenaicos son resultado del fuego y el pastoreo sobre el bosque. La
desaparición del bosque cambió el ecosistema. La introducción de la marmota
después fue exitosa por que el Pirineo ya no era el Pirineo. La marmota tuvo su
oportunidad en el Pirineo, y cuando los pastos alpinos naturales fueron
sustituidos por los bosques de pino negro, la marmota se extiguió. Fue
necesario cambiar el Pirineo para que la marmota tuviese su oportunidad, aunque
el objetivo primero fuera el pastoreo.
Un embalse
es otro ejemplo. Primero suscita polémicas por la destrucción que supone del
río y su valle. El resultado es un medio antropizado y que no existe de forma
natural. Las especies típicas del río donde se produce el embalse no viven en el
mismo al no ser iguales las condiciones del fondo, ni del agua. Aguas abajo,
las condiciones del agua también cambian al llevar menos sedimentos y también
se cambia el régimen del río por lo que los peces pueden adaptarse, pero
también pueden no hacerlo. Especies lacustres importadas se desarrollan en un
medio vacío de competidores o con ventaja sobre las especies autóctonas que
ocupan un lugar que no les es propio. La multiplicación de una especie alóctona
en los ríos no es el único problema, el problema mayor es que el río primitivo
no existe, por lo que las especies invasoras quizá no estén invadiendo nuestro
río sino un río diferente que nosotros hemos construido. Pero también algunas
autóctonas pueden convertirse en “invasoras” a los efectos.
Los
depredadores como la nutria y algunas aves, pueden encontrar un buen territorio
de caza y aumentar su número. Las “especies invasoras” como los cangrejos
americanos en el embalse pueden sustentar a una buena población de garzas o
nutrias, y los alburnos aguas abajo de la presa, sustentar igualmente nutrias,
garzas, martines pescadores, gaviotas… las especies autóctonas de peces o invertebrados se han hecho tan
raras que no pueden mantener a estos depredadores que viven una época dorada gracias a las especies invasoras. Esto indica que quizá los depredadores como la nutria o las garzas no son especies indicativas de la calidad de un ecosistema, tan sólo informan de la presencia de comida.
El galápago
de Florida se extiende a buen ritmo por nuestros ríos, pero no antes de que los
galápagos autóctonos se hubiesen rarificado hasta el extremo de desaparecer
completamente en muchos ríos. El primer galápago que yo ví en el río fue un
galápago de Florida. No hacía falta la aparición del galápago de florida en los
ríos para acabar con los autóctonos, nosotros solitos fuimos capaces de
extinguirlos en muchos lugares. Otro problema es que en los pocos lugares donde
todavía los había ahora se vean amenazados por el galápago de Florida. Si bien la amenaza es cierta, el problema de fondo era bien otro. Los galápagos de florida, en muchos casos están conquistando ríos vacíos de galápagos o casi vacíos por que ya nos los hemos cargado con nuestra gestión hidráulica.
El aumento
de la población de nutrias y garzas que viven a costa de “especies invasoras”
nos indica que lo que en realidad está ocurriendo es que algunas especies autóctonas
del antiguo ecosistema natural se están aclimatando a vivir en el nuevo creado
por el hombre, que ha resultado inhabitable para otras especies autóctonas que
compiten en desventaja con los seres importados. El drama de los barbos y
madrillas, peces autóctonos en el valle del Ebro cada vez más raros, al igual
que los tramos de río en el que vivían, es el contrapunto de la época dorada de
cormoranes, gaviotas, siluros, nutrias, garzas, plantas e invertebrados varios.
Es por esto
que pienso que el problema de las “especies invasoras” no se soluciona con
decretos o listas, sino con un cambio en el modo de manejo del medio natural,
evitando la introducción, pero siendo conscientes de que las profundas
modificaciones que realizamos son tremendamente dañinas para las especies
autócotonas.
El lucio,
pez capaz de colonizar los ríos europeos y de América del Norte por sí mismo,
fue sin embargo incapaz de colonizar la Península Ibérica, quizá por el
diferente régimen que presentan sus ríos. O en caso de haberlo hecho, se llegó a
extinguir, (ya que se ha citado por Morales, en 1980, la presencia de una
vértebra de lucio en el registro fósil ibérico) cuando los ríos pasaron a tener
el típico régimen Mediterráneo.
Quiero
decir con esto, y sin quitarle importancia a la nociva introducción de especies
alóctonas invadan o no, que cuando son introducidas, en muchos casos se hace en
ecosistemas inexistentes, es decir son medios degradados que buscan un
“equilibrio” y esto proporciona ventajas al invasor.
La
introducción del alburno sin duda ha sido mala para la madrilla, pero antes de
esto la madrilla ya se había rarificado muchísimo por que los ríos en los que
vivía habían sido sustituidos por otros debido a la regulación, los
encauzamientos, los dragados y la extracción de áridos.
La
capacidad “invasora” de las especies se pone de manifiesto especialmente en el
caso de dar crédito a la cita de Longinos Navás, sobre la captura de un tiburón ( una pintarroja Scyliorhinus canicula creo recordar) en
el río Huerva, en Zaragoza. El hecho de que no fuera capturada por él, ya que le
fue entregada por dos niños, que esta especie y las afines no toleren el agua dulce y que esta especie venga acompañando a las
cajas de pescado con cierta frecuencia, hacen que yo no de crédito a esa cita, pese
a haber visto en el museo al citado ejemplar. No obstante, hay que tener en cuenta que el río actual no tiene nada que ver con el de hace 200 años.
Los casos
de cormoranes, estorninos negros y gaviotas que ocupan nuestros cambiantes
medios naturales son más que claros ejemplos de “invasión” por parte de especies sin mediación de transporte humano en
medios naturales modificados.
Con este potencial de expansión, tres cosas son ciertas:
Primero, que la venta de especies vegetales o animales foráneas en los distintos países es una actividad de riesgo de introducción de especies que pueden ser invasoras en potencia,.
Segunda, que la degradación y rarificación de las especies y ecosistemas autóctonos facilitan que especies foráneas puedan ocupar sus lugares y competir con ellas.
Tercera, que una vez que una especie ha sido calificada como invasora y ha sido incluída en la lista de especies invasoras, el esfuerzo para erradicarla puede tener un costo enorme, y en algunos casos el daño causado puede ser irreparable, por lo que es tan importante el control de las especies que figuran en la lista como las que no figuran, para evitar que estas listas crezcan en el futuro.
Con este potencial de expansión, tres cosas son ciertas:
Primero, que la venta de especies vegetales o animales foráneas en los distintos países es una actividad de riesgo de introducción de especies que pueden ser invasoras en potencia,.
Segunda, que la degradación y rarificación de las especies y ecosistemas autóctonos facilitan que especies foráneas puedan ocupar sus lugares y competir con ellas.
Tercera, que una vez que una especie ha sido calificada como invasora y ha sido incluída en la lista de especies invasoras, el esfuerzo para erradicarla puede tener un costo enorme, y en algunos casos el daño causado puede ser irreparable, por lo que es tan importante el control de las especies que figuran en la lista como las que no figuran, para evitar que estas listas crezcan en el futuro.
Hola Carlos. Primero felicitarte por este maravilloso blog. Lo sigo desde hace tiempo pero todabía no había publicado ningún comentario. Y es que este tema me preocupa bastante.
ResponderEliminarCoincido plenamente contigo. Esas especies no han invadido mada, en todo caso han sido empujadas por el hombre. Y como bien dices yo creo en un ecosistema natural, poblado por una comunidad inalterada de especies autóctonas (y por lo tanto "perfectamente" adaptadas al mismo) la competencia para las especies alóctonas sería brutal. Por eso donde las solemos encontrar son en ecosistemas artificiales, profundamente alterados.
Y luego la administración se saca decretos con listas y catálogos y obligando a las personas a realizar la labor del sacrificio y erradicación, aunque vaya en contra de sus principios (puedes leer mi opinión en mi blog http://escamasdoradas.blogspot.com.es/2011/12/especies-exoticas-invasoras-rd-16282011.html).
En fin, la tarea de erradicarlas creo que hoy por hoy es imposible. Primero por el coste económico, la complejidad técnica de controlar las poblaciones y, el más importante, por los ecosistemas que actualmente están presentes en nuestra tierra.
¡Un saludo!
No hay quien entienda a la administración. La mayor parte de los afectados por la lista han sido introducidos de forma legal. Algunos han crecido en número de forma desmedida tras su introducción y han diseminado sus semillas de forma masiva, como han hecho siempre. Otros han sido liberados por sus dueños ya que no hay un "plan b" para aquellos que compraron una tortuguita que después crece. Sólo queda el sacrificio por parte de los dueños o la liberación, y se suele optar por esta. El problema está servido.
EliminarOtros, han sido insistentemente soltados por la administración, se ha prohibido coger ejemplares de determinadas tallas etc, y ahora se pretende que aquellos que aprendieron a tener una conducta dentro de aquella ley para preservar las especies, procedan como hacían los antiguos furtivos para seguir estando dentro de la ley, esta vez para erradicar las especies...
Y MUCHAS GRACIAS!!!!
ResponderEliminarUna vértebra de lucio en el registro fósil ibérico!!!!me he quedao' de piedra! ahora mismo voy a buscar más info.
ResponderEliminarLa mayoría de la pérdida de biodiversidad se debe a la introducción de especies exóticas..., sin relativizar eso es así, pero en contra de lo que parece no siempre son perjudiciales y en eso estoy de acuerdo 100%.