Creo que todos habréis tenido ocasión de contemplar nidos de
avispa alfarera Sceliphron sp. Aunque
quizá no todos sepáis lo que eran. El aspecto que presentan estos nidos, es el
de un pegote de barro que aparece en una pared o en una piedra. Si el nido está
sin terminar o si las avispas han salido ya de su cámara de cría, en un lado
del pegote de barro aparecen unos agujeros de unos tres o cuatro milímetros de
diámetro.
El nido no se construye de una vez. La avispa fabrica en
primer lugar un sarcófago con las paredes más delgadas de lo que luego serán
las definitivas cuando vaya agregando otros a continuación. Cuando el sarcófago
está terminado, la avispa va de caza. Deberá de capturar la comida que
permitirá el desarrollo de sus hijos. Un problema se presenta a la avispa. Las larvas quedarán en el interior del sarcófago totalmente encerradas y no
podrá aportar comida fresca. Si la comida permanece un tiempo hasta que la
larva se la coma, esta se secará y se quedará inservible.
La solución que ha adoptado la selección natural para este
problema parece un tanto cruel a nuestros ojos. La laboriosa avispa, una vez
concluye el sarcófago sólo a falta de poner el tape, empezará a buscar las presas
adecuadas. Cuando encuentra alguna, se deja caer en un rápido vuelo para
capturarla. Una vez sujeta a la presa con sus patas, le pica con su
aguijón. La presa no muere con esta picadura, sino que quedará aletargada pero
viva durante mucho tiempo. Esta presa será introducida en el sarcófago. No sólo
aportará una presa al sarcófago. Dependiendo del tamaño de la captura, aportará
más o menos hasta que lo llene por completo. Después colocará un huevo y tapará
el sarcófago con más barro. Cuando la larva emerja del huevo, tendrá la
cantidad de alimento necesario para completar su desarrollo, y el alimento se
mantendrá fresco hasta el fin ya que no está muerto.
Algunas especies de avispas se especializan en capturar
orugas. De hecho, el duro trabajo que suponía para una avispa cargar con la
oruga que había capturado una tarde de agosto, me dio la idea de escribir esta
entrada. Tan grande era la captura, que la avispa se vio arrastrada al suelo.
Imposibilitada para el despegue, no se dio por vencida, y trepó a una rama para
desde cierta altura emprender de nuevo el vuelo. Fue imposible hacer foto del
momento y traérosla aquí. Era inevitable recordar aquella escena de los
documentales de naturaleza “El Hombre y La Tierra” donde un águila real descendía por un valle con un cabritillo en sus garras.
Más meritorio es el trabajo de otras avispas, que además de
cargar con “equipajes” igual de considerables, tienen la arriesgada costumbre
de cazar arañas. Los sarcófagos de estas aparecerán repletos de arañas
paralizadas del mismo modo que otras avispas paralizan a las orugas. (Foto izquierda)
De las diversas especies de avispas alfareras, a mí la que
más curiosidad me despierta es la avispa alfarera propiamente dicha, perteneciente
al género Eumenes sp. (foto abajo). Esta construye auténticas ánforas
redondas, con cuello y un reborde superior que no tienen envidia a las vasijas
que fabrican nuestros alfareros. El reborde de la boca sólo aparece en aquellas
ánforas que no tienen huevo dentro. Una vez el ánfora está llena de oruguitas, la avispa pone
un huevo y aprovecha el reborde para construir el tape de modo que el ánfora
pierde similitud con las que fabricamos nosotros. Los franceses llaman alfarera
a esta especie y albañiles a las otras, denominación algo más propia si
queremos, ya que el resto de especies si bien trabajan el barro no lo hacen con
la pericia de esta avispa alfarera.
En el caso particular del nido que ilustra el encabezamiento
de esta entrada, podemos advertir que una de las celdas presenta un agujero más
pequeño que el resto. Esto se debe a que de esa celda no ha sido la avispa
albañil quien ha emergido, sino una avispa cuco.
Las avispas cuco son un grupo de avispas de la familia
Chrysididae que conocemos como cleptoparasitoides. Este tipo de parásitos, se
alimentan de las despensas que otros preparan para sus larvas, no sin antes eliminar al legítimo porpietario de esas despensas. Concretamente, suelen parasitar los nidos de otras avispas solitarias como las avispas alfareras.
Las
avispas cuco, depositan un huevo en la celdilla cuando esta no está llena de presas al
completo. Cuando la larva emerja del huevo, hecho que ocurre antes de que lo
haga la larva de avispa alfarera, lo primero que devorará será el huevo de la
avispa alfarera. Después podrá alimentarse con las presas que ya no consumirá
la infortunada avispa. Debido a su menor tamaño, el agujero de salida del
insecto también es menor, cosa que podemos comprobar en la foto.