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viernes, 29 de enero de 2021

La vuelta al campo

 


Por fin he salido al campo. La intervención quirúrgica se ha sumado a las restricciones de circulación y al accidentado 2020 y ahora he podido caminar un poco por ahí aunque haya sido con ayuda de las muletas. He visitado el río de mi localidad, el Gállego. He comprobado lo cambiado que está y lo bien que se están naturalizando las repoblaciones forestales. La ventaja de plantar no sólo especies arbóreas sino bosques a grandes rasgos, poniendo árboles y algunos de los principales arbustos que acompañan a esos árboles, garantizarán que exista la semilla que después distribuirán los animales silvestres. 


El buen criterio de repoblar con bosque xeromediterráneo la zona más alejada del río, donde la capa freática se sitúa demasiado profunda y el soto es inviable, garantizará que las futuras generaciones disfruten de un paraje natural inigualable. En la naturaleza, los ríos rompen la continuidad del bosque "que toca" por climatología, suelo y situación con el bosque galería que acompaña a los cursos fluviales y sus característicos cambios de caudal. En Zaragoza lo que toca es el bosque mediterráneo de pino carrasco (Pinus halepensis) con sabina albar (Juniperus thurifera)  y carrasca (Quercus ilex). El efecto es una naturalización increíble con el río que discurre ahora encajado en su cauce de estío orlado de bosques galería por ambas orillas, en aquellos lugares donde es posible y el río permite. Un bosque xeromediterráneo lo protege en las partes más exteriores como las cáscaras protegen a las semillas de la pérdida de humedad. Parará los  vientos y creará un microclima diferente al desnudo suelo de gravas que quedó tras la brutal explotación de las mismas que alcanzó una tremenda virulencia hace 40 años. Es un disparate el número de conejos que hay allí, pero con el tiempo los depredadores podrán darse vida y circular por este corredor natural que conecta el llano de Zargoza y la montaña del Pirineo como una gran autopista palpitante. Zorros, tejones, ginetas y garduñas son los mamíferos que aprovechan este recurso abundante del conejo, y los ratoneros, milanos o el azor las aves rapaces que viven a expensas de esta población, si bien un colega ya me ha informado que el águila real realiza vuelos de caza con cierta frecuencia. No he encontrado indicios de búho real pero seguramente se puedan ver individuos en dispersión que se escondan en algún pino de los que ya van teniendo un tamaño considerable. 

Frecuentes ya para quien se acostumbre a observar las señales de los animales, son las roeduras de los castores en los árboles de lo que ya vamos a llamar directamente soto, como bosque de ribera que es aunque no abunden los árboles maduros. Encabeza esta entrada la foto de un árbol cuyo tronco ha sido roído completamente por el castor con el fin de hacerlo caer y poder acceder a las ramas finas y la corteza de las ramas menos gruesas de las que se alimenta. Ahora sin hojas, se advierte en uno de los chopos (Populus nigra) lo que seguramente es un nido de azor situado en la horquilla central del árbol y bastante voluminoso.


No provoca daños considerables el castor. Si bien es cierto que “tala” bastantes árboles, éstos no necesariamente mueren, sino que vuelven a brotar a partir de la zona roída continuando con la función protectora que los árboles hacen en las orillas. Es más, al ser árboles que adquirirán un porte más arbustivo y cuyas ramas parten desde el mismo suelo en ocasiones, contribuirán a frenar la violencia de las avenidas y la favorecer la sedimentación de elementos más finos. A la izquierda podemos ver árboles que fueron roídos por el castor hace unos meses y cómo el árbol cicatriza la herida creciendo de nuevo a partir del corte. 


Una de las cosas que mejor he visto es el efecto de las repoblaciones sobre el río. Para quienes visitábamos el río con cierta frecuencia, una cosa que no nos pasaba desapercibida era el aspecto general. Sin árboles, el suelo estaba desnudo y estaba compuesto de forma exclusiva de gravas de distintos grosores. Ahora el río en su discurrir entre los árboles del bosque cuando viene crecido, no arrastra tan sólo gravas, sino que se está formando suelo, apareciendo lechos de arenas y finos que cubren las gravas y donde pueden arraigar otro tipo de plantas. La mayor lentitud de las corrientes durante las avenidas que se ven frenadas por la vegetación tienen un efecto que sin duda es positivo. No recuerdo estas formaciones de suelos tan diferentes a las gravas en esta parte del río. El aspecto que muestra es la de un río vivo, con riberas vivas, algo impensable para quien siendo un adolescente vio como desaparecían los últimos chopos, de pequeño porte ya, bajo los cuales íbamos a merendar alguna vez.  A la derecha vemos dos troncos roídos por el castor y como los árboles están rodeados por suelos cubiertos de arena, no sólo de gravas.


jueves, 11 de mayo de 2017

Río Ebro 1 y Río Ebro 2...

     
          Hoy, tenía una reunión en Zaragoza. En el Ayuntamiento. He aparcado lejos, en la margen izquierda y así me he podido dar un paseo por el río... a ver que cosas veo.
Iba a cruzar el río por el Puente de Hierro, cuando al mirar al agua he visto que estaba clara. Se apreciaba bien el fondo. A mitad de puente he decidido dar la vuelta y cruzar por el Puente de Piedra, el puente románico de Zaragoza.
           Como hacía bueno apetecía pasear, y como el Ebro lleva poca agua he decidido pasear lentamente para ver si veía algún pez. Enseguida he visto las ondas que producen sobre el agua los siluros (Silurus glanis)  que en gran número y de un tamaño aproximado al metro estaban semi ocultos entre las plantas acuáticas que proliferan tan bien en estas aguas más claras y más quietas que nos dejó la Expo.
         Al ir avanzando y llegar al otro lado del puente, he visto  a los vencejos pálidos (Apus pallidus) que desde hace unos años podemos contemplar en los alrededores del Puente de Piedra. En el último arco del puente, existe lo que llamaron "canal de navegación", que es un corte en la plataforma de piedras que de un lado al otro del río sustenta sus pilares. También esto es una herencia de la Expo.
        Recuerdo con pena ver como destruían esta parte del patrimonio para hacer un canal por el que pudieran navegar los barcos del caprichoso alcalde de entonces y cuyo empecinamiento costó tantos millones de euros a todos hasta que la razón se instaló en el despacho de la alcaldía y dejamos de destruir periódicamente el lecho del río en tan absurdo proyecto que requería el continuo dragado del mismo. Veía extraer los antiguos pilotes de madera que se utilizaron para afianzar en un primer momento las cimentaciones del puente. En los textos antiguos, decía que se vio necesario poner pilotes de madera de roble y vistos los bosques de los alrededores, se optó por traerlos de Leciñena. Ahora en Leciñena pocos roble hay. son Quejigos. Pese a querer hacerme con alguno de esos pilotes para comprobar si eran de madera de roble como decían las crónicas del siglo XV, no fue posible. La prensa dijo que eran de pino y modernos, pero no pudimos comprobarlo. no dejaban acceder al sitio.
     Pues como decía, en este sitio, donde el paso del agua bajo el puente se hace a un nivel más bajo, la corriente aumenta considerablemente de velocidad. Esto añadido a la mayor profundidad provoca la coexistencia de dos ríos en uno. Un río, poco profundo y lento que permite la sedimentación de grano menor, permite el crecimiento de plantas acuáticas que captan perfectamente los rayos del sol y entre las cuales se ven con facilidar los siluros en sus lentos desplazamientos esperando o bien recoger lo que la lenta corriente les trae, o bien capturar palomas que se acercan a beber y bañarse en episodios que recuerdan al documental de Las Mareas de Kirawira" de Hugo Van Lawick. El otro, lento y contenido dentro del río lento, que recorre vagamente el antiguo trazado de los dragados del canal de navegación que si bien el río rellena con cada avenida, siempre discurre por el último arco del puente, por el portillo que se realizó para la Expo.
   
 Las fotos que ilustran esta entrada hablan por sí mismas. Arriba, la margen derecha, donde se aprecia el río sin apenas algas por la proximidad del río más rápido y profundo. A la derecha, la margen izquierda, donde discurre el otro río, lento y menos profundo que sobrepasa las cimentaciones del Puente de Piedra en forma de una pequeña lámina de agua de unos pocos centímetros de profundidad y donde crece aquí y allá la vegetación acuática profusamente.

viernes, 2 de diciembre de 2016

El río reclama su espacio.

            
Tenemos una nueva contratación para el departamento de Medio Ambiente de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Este otoño-invierno parece que se ha hecho cargo de su puesto y ha comenzado las obras. Se trata del río Gállego. De momento está retirando las defensas que se construyeron de forma inexplicable hará un año, como vemos en la foto superior. Y digo de forma inexplicable por que se construyeron después de que se optara por una forma diferente de trabajar, haciéndolo con el río en vez de contra él. La última actuación ahora destruída, que ya dio lugar a una entrada en este blog no tuvo explicación. Bueno sí. El tirar el dinero público a favor de una empresa que no tendría nada mejor que hacer. Como en los viejos tiempos. No sé cuál fue la cantidad dilapidada en esta obra, pero ahora se debería exigir alguna responsabilidad. Habrá que volver a gastar dinero público. Y eso da miedo. Porque no sabemos si será para retirar lo que nunca debió construirse y quitar el gavión, o si se volverá a rehacer con alguna obra más de acompañamiento con lo que todo podría ser peor. Porque seguro que no se acometerá la colocación de defensas enterradas en el caso de que se considere necesaria una defensa, puesto que no se hizo en su día. Aún recuerdo la alegría con la que recibí la retirada de los espigones previa a la Expo. Quien iba a imaginarse que volverían a hacerse.

           




  La realidad es que lo más peligroso para el medio ambiente en muchas ocasiones es la existencia de presupuesto. Cuando hay poco dinero se hace poco. Si se hace bien, la verdad es que es un trabajo lento. Pero si se hace mal, es mejor que no haya grandes cantidades para que se eviten este tipo de cosas.

lunes, 25 de enero de 2016

La guardería de los peces gato

El pasado verano, durante nuestras vacaciones, nos dimos una vuelta por un lago artificial en Francia, y pudimos observar una cosa curiosa. Se trata del comportamiento de los alevines de peces gato (Ictalurus melas), que forman cardúmenes de varios cientos de ejemplares. Si bien todos los alevines de peces se concentran en cardúmenes al principio de sus vidas, el caso del pez gato es algo especial. Los cardúmenes de pez gato son una masa en forma de bola que no parece avanzar hacia ningún lado. Cuando se les molesta se limitan a descender un poco hacia el fondo y remover el fango de modo que se forma una nube de barro que oculta su presencia, hecho este muy práctico ya que su colorido no contribuye a su camuflaje. Por los alrededores de estos cadúmenes, de los que pude observar cuatro o cinco, merodeaban los black bass (Micropterus salmoides) esperando poder capturar a algún despistado. Pese a estar un rato observando, no pudimos ver ninguna incursión de los black bass para capturar a ningún pez-gato, pero sí que en uno de los cardúmenes pudimos comprobar la presencia de dos adultos que no estaban para devorar a los pequeños, sino que los agrupaban y hacían más como un perro pastor. Aunque sabía de este comportamiento, no lo había visto jamás, y vino a mi memoria el haberlo leído en algún sitio cuando ví el primero de ellos. Cuando me acerqué a hacerles la foto, empezaron a bajar hacia el fondo y a removerlo de modo que en pocos segundos la melée de pececillos desapareció a mi vista. Hice lo mismo con cada grupo, y ninguno de ellos salió huyendo como sí hacen los demás peces, sino que todos, lentamente fueron descendiendo hacia el fondo y operando del mismo modo.

jueves, 22 de octubre de 2015

Senda verde?

Hace algunos días, tuve que llevar el coche a cambiarle el calcero (palabra que usamos en donde vivo que incluye todo tipo de zapatos), y aproveché para dar una vuelta por el río Gállego. Alucinado me quedé. No sé qué ocurre pero tras estas últimas riadas alguien se ha vuelto loco. Antes de la EXPO2008, se cambió el chip de lo que se hacía en los ríos y se retiraron los encauzamientos que constreñían al río Gállego y que en el pasado lo convirtieron no en un canal, que es lo que sería si bajase agua, sino en una cloaca, ya que en época de estiaje casi todo el líquido que baja es lo que vierte la factoría papelera de Torras en Montañana.

            Desde entonces, con la retirada de los encauzamientos, el río intenta volver a ser un río, pero no sin dificultades debido al profundo encajamiento del cauce provocado por el abuso de la extracción de gravas y los dragados en la desembocadura que remontan el cauce hacia arriba. Recuerdo tener doce o catorce años cuando bajaba casi a diario con mi padre a pasear por lo que quedaba del río y ver las máquinas sacando la grava directamente del cauce con agua. Se podían ver barbos enormes que las máquinas sacaban con la grava, tal era el desconcierto de los peces. Todavía no me explico cómo podía suceder esto, pero me imagino que sería al dejar el río convertido en una sucesión de pozas donde quedaban atrapados los peces sin salida y que de ahí los sacaría la pala al tiempo que las gravas. Aún recuerdo, sería ya con 17 años la tarde que fuimos a merendar al último grupo de chopos negros que quedaban y nuestra estupefacción al comprobar que ya no estaban. Ni un solo árbol quedaba en las orillas.

            El ayuntamiento de Zaragoza, por medio de su unidad de montes, instaló viveros de planta autóctona y recuperaron los sotos de ribera a lo largo del río. Muchos años de trabajo cuyo resultado es sorprendente. Árboles y arbustos con un impresionante aspecto de naturalidad. De hecho, si no se conoce la historia se tiene la sensación de pasear por un soto natural. Las últimas repoblaciones se hicieron en Montañana, donde yo vivo. Hoy mis hijos pueden ver un río con más árboles que cuando lo conocí yo. Aún así, el turbulento pasado del río se adivina en algunos lugares donde asoman los escombros que se arrojaron durante décadas a las orillas del río.
           
Con la Expo se construyeron muchas infraestructuras. Se trabajó a lo largo de las riberas y se construyeron caminos y senderos que son muy frecuentados. Es tan estrecha la franja de bosque a lo largo de nuestros ríos, (el Gállego no es una excepción) que todas las infraestructuras se sitúan DENTRO de los ríos y no en sus orillas. Es sorprendente como si empezamos a andar por la “senda verde”, podemos contemplar que se puede hacer el recorrido incluso con silla de ruedas, tal es el nivel de las obras realizadas. Lo que ocurre es que por pocos metros no se puede acceder a esta infraestructura con silla de ruedas, por lo que la razón de semejante gasto no debió de ser esa. Pero esto es lo que ocurre cuando se hace un “festival” especulativo como la EXPO2008.


El inconveniente es que cuando el río viene con caudales mayores, deja estas infraestructuras bajo el agua y se estropean, y en algunos casos, algunas de ellas pueden llegar a desaparecer. Creía que esto estaba claro, y que se asumiría el hecho, pero en estos últimos tiempos la trayectoria de trabajo excelente en las riberas se ha cambiado. Se han vuelto a colocar los encauzamientos. Está claro que en las últimas riadas algunas infraestructuras como son las viviendas, han sufrido daños y que hay que pensar de qué modo se pueden proteger trabajando con el río (no contra el río, ya que no podemos pararlo sin matarlo). Lo más curioso es que estas obras típicas de épocas pasadas, se están haciendo no para proteger viviendas, sino para proteger esas obras que se sabe están dentro del río. Lo más sangrante, es que cuando el río hace lo que se quiere que haga (supongo) que es comportarse como un río y tener un cauce meandriforme divagante, se le construyen defensas para constreñirlo de nuevo.




 La obra no tiene desperdicio. Para reparar un tramo de no más de 15-20 metros de esta lujosa senda que además pasa junto a un camino por el que todavía se puede transitar, (foto superior) se realiza un auténtico atentado ecológico. Se opta por un doble impacto brutal. Poner escolleras (que es lo que realmente son aún a pesar de ser construídas con gravas, y estas se hacen con las gravas que el propio río había depositado en el centro del cauce, es decir se hace un mega-dragado del centro del cauce para depositarlo en bandas longitudinales en el exterior de la curva del río protegidas con malla. Una infraestructura que perdurará mucho tiempo en el Gállego y que es justo de la misma naturaleza que las que se quitaron, aunque aquellas se extendían a lo largo de un tramo bastante extenso.

           




No existe explicación para volver a estas costumbres que ya se deberían haber abandonado. Lo más grave es que para volver a retirar estas defensas ya no habrá otra EXPO 2008 del despilfarro. No creo que el río tenga ocasión de volver a desembarazarse de ellas.

           







  En la otra orilla, se había adecuado un buen camino forestal. En unas riadas anteriores el río cortó el camino en varios puntos, dejando unos agujeros de miedo.  A la vista quedaban los restos de escombros de vigas y jácenas que es lo que forma el lecho y riberas de gran parte del río Gállego. Me he acercado a ver esta zona y contemplar a la máquina destruyendo el río desde otro ángulo cuando me he topado con una autopista. Sin palabras. El propio cartel habla por sí mismo. Calle cortada por obras. Y es que es eso, una calle. Es vergonzoso que en un país que ha sufrido lo que ha sufrido por proyectos absurdos en toda su geografía no se haya aprendido absolutamente nada. No sólo es que las obras estén avocadas a su destrucción en otra riada, sino que sabiéndolo se expolien millones de euros del ciudadano en obras que no se adaptan para nada al lugar en el que se hacen.

           
Es frecuente sin embargo que los ailantos (Ailanthus altissima) proliferen sin control cuajados de frutos a los lados de este camino verde sin que se haya gastado ni un céntimo en erradicarlos. No sé cuántos trabajadores podrían estar dedicándose a eliminarlos aquí o en otros lugares del término municipal con mucha menos inversión y trabajando realmente en preservar el medio ambiente en vez de dedicarse a destruirlo.     Quiero recordar que se han catalogado como especies invasoras. Personalmente,  con tan poca superficie dedicada a nuestro bosque, prefiero que el lugar se ocupe con planta autóctona que con planta introducida.


            Sería también interesante pensar en volver a colocar en su lugar olmos autóctonos e ir sustituyendo a los Ulmus pumila, que personalmente creo que representan un riesgo de invasión similar o mayor que el de los ailantos. No se llegarán a hacer grandes nuestros olmos, pero sí que serán un aporte de plantones para cuando “vengan tiempos mejores”. Se puso de moda la repoblación con esta especie ya que se daba por perdido al olmo autóctono. Los Escolítidos acaban con los olmos cuando estos alcanzan el tamaño adecuado, pero los de aspecto arbustivo no son atacados por ellos. Si no se hubiese introducido el Ulmus pumila, quizá ya habría remitido la enfermedad, pues al ser los olmos autóctonos que quedan de pequeño tamaño, no permiten la reproducción del insecto vector de la grafiosis. La existencia del olmo siberiano permite a los escolítidos mantener unas poblaciones que habrían desaparecido sin duda al no tener donde reproducirse. 
Sin embargo lo que se hace es empeorar las cosas y tirar el trabajo anterior a la basura. Para destruir el río no hace falta gastar tanto dinero, con dejar que se tiren escombros en las orillas de nuevo es suficiente. No se debería hacer ni lo uno ni lo otro, pero lamentablemente, las obras siguen su curso… 

jueves, 24 de septiembre de 2015

¿Un descampado en el río Ebro?

           
 Sabéis por otras entradas que debido a las actividades de mi hija, visito el parque del agua, que formaba parte de la Expo 2008 con cierta asiduidad. Muchas personas pasean por ese entrono y es verdad que puede ser un lugar donde mostrar la naturaleza a los visitantes, y a la vez ejercer una labor de formación con los carteles que se colocan en los senderos. Hay carteles de especies de aves, de vegetales… incluso hay carteles que pretenden explicar algo más. Uno de estos carteles que me llaman mucho la atención (aparte del que pone o ponía “bosque de alisos y sauces”, ya que no había ni un solo árbol en ese sitio) es del “descampado”. La verdad, es que cuando paseaba próximo al cauce más habitual y el soto próximo, me llamó poderosamente la atención este cartel… “el descampado”.
           
Tal denominación me movió a hacer una foto al cartel y a visitar de forma inmediata el lugar. Además según reza el cartel los descampados de los ríos antes muy frecuentes ahora al parecer van a ser mucho más escasos y es por ello que se había decidido conservar éste. Fue una tremenda desilusión ver que el descampado no era algo nuevo para observar. Se trataba de la zona interior de una curva del río que es el lugar donde sedimenta. La zona descampada no era otra cosa que un brazo del río por el que tan sólo discurre agua cuando el río viene crecido, ya que la mayor parte del año el agua está bajo las gravas y sólo se advierte en forma de laguna en las zonas más profundas. Aún así, esto no son lagunas, ya que conservan una pequeña corriente que permite que el agua esté en condiciones de albergar pequeños animalillos que poco a poco serán más escasos por las frecuentes visitas de garzas, gaviotas y limícolas varios.

            Una pena. No sé lo que nos habrá costado el cartel, pero es cierto que se ha desaprovechado la ocasión de decir que esta parte del río es un lugar donde al ser la corriente más lenta es donde se deposita el sedimento y que la orilla de enfrente es donde el río erosiona. Que la evolución natural es que el río se desplace en sentido horizontal haciendo crecer “el descampado” a costa de incidir en la zona de erosión, pero que ya no puede hacerlo porque una escollera se lo impide. Que este “descampado” fue, hasta que se depositó la escollera, la zona por la que crecía el meandro, y que la evolución lógica sería que el río cortara el meandro por otra zona donde las curvas del río erosionan (por donde está la Torre del Agua) y este “descampado” se estabilizase a las orillas de una laguna en forma de media luna que perduraría como un trozo (galacho) del río abandonado. Entonces, al no ser esta zona sometida a las corrientes del río, la vegetación formaría un soto al tiempo que la laguna se iría colmatando y las especies vegetales se irían sucediendo hasta que esta zona se convertiría en un bosque. Y que esto se podría observar mejor en el Galacho de juslibol, una zona en la que “el descampado” ya es un bosque y el trozo aislado del río está siendo colonizado por la vegetación, y donde si se tiene suerte y no se va en período vacacional se puede visitar el centro de interpretación. El misterio de por qué es en período vacacional, cuando está cerrado, ya que es en este momento en el que los padres pueden acompañar a los hijos a visitarlo, no lo puedo comprender. 

sábado, 2 de mayo de 2015

Huella de zorro al galope

            
            Tras las avenidas y las lluvias, todo está lleno de barro. Esto nos brinda una ocasión única para poder observar las huellas de los animales. Lamentablemente, no voy al monte hace mucho tiempo, y tan sólo tengo ocasión de darme una vuelta por los entornos de la Expo 2008 cuando llevo a mi hija a patinar.

            En una zona interior, en un hueco donde el agua se queda atrapada con las avenidas, y con el agua algún que otro ser vivo, una capa de fino limo cubre todo el entorno. Ya no quedan peces en la poca agua que aún no se ha evaporado, ya que las garzas patrullan cada uno de estos lugares y los esquilman de vida, acortando así la agonía de los peces que se quedaron atrapados. Tan sólo aquellos que son de gran tamaño quedarán expuestos al sol.
            En las orillas de estos lagos accidentales, se descubren las huellas de garzas, chorlitos y patos que llegan a aprovecharse de los animales atrapados. Igualmente, se ven muchas huellas de perros aquí y allí, ya que una zona tan próxima a la ciudad está repleta de viandantes que pasean con sus perros que inexplicablemente campan sueltos, no sólo en las zonas más urbanas del parque, sino que también van sueltos en las zonas más naturales.
            Entre las huellas de unos y otros, no son raras las de tejón, gineta o zorro, que son los mamíferos silvestres que más indicios de su presencia nos dejan. Al ser estos rastros archiconocidos, para un rastreador sólo queda la opción de buscar rastros más raros. Y con suerte encontré uno de estos rastros. Se trata del rastro de un zorro que se desplazaba al galope. En la foto se percibe un grupo completo de las cuatro huellas. Es en este tipo de marcha cuando mejor se marcan las características de las extremidades de los animales, y al aparecer las impresiones al completo, algunas personas confunden a sus autores ya que se salen de la norma.
            En este caso, podemos ver en primer lugar entrando por la izquierda, las huellas de la patas traseras, primero la derecha y después la izquierda. Al desplazarse a gran velocidad, estas huellas aparecen a gran distancia una de la otra. A más distancia a la derecha, aparecen las de las manos, primero la izquierda y después la derecha. En el galope, hay un momento en que ninguna de las extremidades del animal tocan el suelo y todas las extremidades trabajan a la hora de impulsar el cuerpo.


No es el caso del salto, en el que el impulso descansa siempre sobre las extremidades traseras.    En este caso particular,  las huellas de las patas delanteras muestran la impresión del talón de la mano, un hecho inusual en otro tipo de marchas y que es lo que les confiere un aspecto que muchos no relacionarían con unas huellas de zorro.
           
En otro de estos “lagos” cercanos, pude encontrar un grupo de huellas del mismo tipo, desplazamiento al galope pero en este caso eran de perro. En el detalle de la huella de la mano que aparece abajo, podemos contar cinco dedos, ya que marca ese primer dedo que todo el que tiene perro puede ver, y que pese a que no es funcional en este caso ha dejado impresión en el barro debido a lo forzado de la posición de las extremidades. Igualmente ha dejado impresión del talón de la mano, que generalmente tampoco dejan impresión por estar situados demasiado arriba.

            He visto en algún blog por la red huellas de zorro, en el que las manos han marcado los cinco dedos y el talón, y han sido expuestas como huellas de garduña, y en el caso de las de perro se han confundido con las de nutria. Conviene que veamos la gran distancia entre el grupo de las almohadillas principales y el del primer dedo y del talón, que marcan la diferencia con las de los mustélidos, generalmente más agrupadas.

domingo, 19 de abril de 2015

Pato leucístico...

           

Hoy por la mañana, he estado paseando por "el Parque del Agua", y he tenido la ocasión de ver un macho de Ánade real (Anas platyrhynchos) totalmente blanco. Además del defecto cromático del albinismo, que se caracteriza por el color blanco y los ojos rojos, existe otro defecto conocido como leucismo, y que se caracteriza por la aparición de plumas blancas mezcladas en el plumaje normal o incluso en los casos más acusados, coloración blanca en su totalidad. El leucismo, provoca que además de ser blancos como los individuos albinos, lo ojos presentan el cromatismo normal, hecho que puede extenderse al pico y las patas.

            En este parque, los ánades reales se multiplican a un ritmo sorprendente. En este lugar, están a salvo de los peces que habitan el río. Especies introducidas como la Lucioperca, (Sander lucioperca), el lucio (Esox lucius) o el siluro (Silurus glanis), predadores que acaban con los pequeños patos o incluso con los adultos. En estos entornos semiurbanos los patos están prosperando sorprendentemente bien, aunque sería deseable que se eliminaran a los patos domésticos que aún no son muy abundantes, para impedir cruces con los salvajes. Los ánades reales que habitan aquí, acuden a su cita con las personas que les ofrecen pan del mismo modo que acuden las palomas en los parques. 

domingo, 29 de marzo de 2015

De nuevo polemicas con las riadas... las islas de grava

         
El epicentro de la polémica en la última riada, y que también lo fue en la penúltima y será en la siguiente es el tema de las “islas de grava” del río. Dicen algunas personas que estas islas se deben a la “falta de limpieza”, otras a que son restos de las penínsulas para la construcción de puentes sobre el río. Otras que se deben a que la grava para la construcción se extrae en canteras y no del lecho como antaño.
            La explicación es mucho más sencilla y evidente. Las islas de grava de deben a que no baja suficiente agua como para cubrir por completo el lecho del río que se encuentra entre las defensas. En las zonas en las que el río es más profundo, el agua circula sólo por este tramo y deja las gravas a la vista en el resto del cauce.
            En ocasiones, ocurre que estas barras de gravas se alzan por encima del antiguo lecho, pero no significa que el río se esté levantando, sino que durante la riada esa zona tuvo una corriente más lenta y el sedimento que el río arrastraba se depositaba en este lugar, al tiempo que arrastraba el de otras partes del lecho.
           
No obstante para aquellos que tienen dudas sobre la existencia de islas desde siempre en el río, pueden hacer una búsqueda de planos de Zaragoza en la red. En planos de 1865 de la capital de Zaragoza, existe una isla llamada del Ramblar, que coincide justo en la que hoy podemos ver en el entorno de Club Deportivo Helios. Esta isla se denomina Santo Domingo en un plano del ejército de 1869 publicado en 1872. En los planos franceses de 1808 no se aprecian islas, pero sí que el río estaba crecido y que había muchos sitios inundados todavía, por lo que las islas y playas de grava no se aprecian. Hay que decir no obstante, que hoy, como resultado del dragado que se hace para los barcos, el agua se va toda al canal de navegación, y la playa de gravas que se encuentra frente a este Club en la actualidad ha aumentado de tamaño (foto dcha).

       Aunque es cierto que siempre ha habido islas de grava en el río, hoy en día hay una diferencia significativa con aquellos tiempos. La construcción de presas en el río lo ha compartimentalizado de tal modo que cuando hoy nos asomamos río Ebro, vemos un río nuevo, el río Ebro versión 3.0. El río que vieron los romanos era diferente al que podemos contemplar hoy. De hecho los romanos se enfrentaron a un río que discurría por un valle con más cobertura vegetal y que arrastraba menor cantidad de sedimento de modo que no existía todavía el delta del Ebro, o era tan incipiente que no se percibía. Ese era el Ebro que en el dibujo se corresponde con la parte superior, un río con un nacimiento y una pendiente hasta el mar, lugar de sedimentación final. La deforestación y roturación, favorecieron que mayor cantidad de sedimento llegase al río y después al mar. En la época árabe el delta era pequeño pero ya se adentraba algunos kilómetros en el mar. El Delta acelera su crecimiento hasta las dimensiones que podemos contemplar hoy a partir del siglo XV. El Ebro llevaba mayor cantidad de sedimento pero era todavía un sistema continuo. Ese era el Ebro 2.0.
             Hoy, con la existencia de grandes presas en el Ebro que lo dividen en tramos (T1, T2, T3), gran cantidad del sedimento se queda atrapado en el fondo de los pantanos (S1, S2) y las riadas se laminan siendo más prolongadas y menos intensas, de modo que el Delta del Ebro comienza a desaparecer puesto que la cantidad de sedimento aportada por el río (SF) no compensa el desgaste que el mar hace del sedimento aportado. Además ya no es el río lineal, sino que es un río que "nace" de nuevo varias veces,(N1, N2, N3) cortando la continuidad del sistema (T1) y la cadena erosión-transporte-sedimentación dividiéndola en tramos más pequeños (T1, T2, T3).  Hoy se estima que el Ebro aporta el 1% del sedimento que aportaba en 1940. Este es el Ebro 3.0, el Ebro de hoy en día.
            Los embalses son el final para gran parte del sedimento de pequeño tamaño, el que queda suspendido en el agua y que al quedar ésta quieta en los embalses se precipita al fondo y ya no llega al delta. Pero… ¿Qué hay del sedimento más pesado como las gravas?. Lo natural, es que el río sea un sistema lineal. Un proceso de erosión-transporte y sedimentación cuyo fin es el aporte del sedimento reducido a arena y lodo al mar. El tamaño de los sedimentos es diferente según el tramo del río que contemplemos. En la parte superior, el río presenta elevadas pendientes y grandes bloques de rocas salpican el lecho aquí y allá. La erosión reduce el tamaño de estos bloques de modo que cuando tienen un tamaño menor pueden ser arrastrados río abajo. Al final del río, los grandes bloques que en la zona media eran cantos rodados se han convertido en fina arena.
            Vemos pues que no sólo hay un río que conduce agua, sino que existen “otros ríos” que están compuestos de sedimentos de diferentes tamaños, y que avanzan más lentos pero de forma inexorable hacia el mar para acabar el ciclo convertidos en arena. No circulan siempre todos los ríos. El río de agua, siempre fluye en mayor o menor medida, incluso en el período de estiaje. Otro de esos ríos es el que está compuesto por el lodo en suspensión que viaja con el agua. Con las lluvias, aumenta el caudal de agua y el aporte de lodo, así como la velocidad del río de modo que el agua puede transportar gran cantidad de lodo y arena en suspensión, activándose así el segundo río. Es necesario no obstante, una gran avenida y grandes velocidades para que se active el tercer río, el de las gravas. Primero se ponen en circulación las más pequeñas, y poco a poco, al ritmo que aumenta la velocidad gravas más grandes. Unas se deslizan, otras avanzan rodando groseramente y otras a pequeños saltos, una especie de semi-suspensión en el medio. Ocurre a la inversa cuando las aguas vuelven a calmarse, parando los sedimentos su marcha también por orden de tamaño. Ese es el resultado que nosotros vemos cuando el río mengua y podemos observar su lecho. Barras de gravas que parece que están “taponando” el cauce del río. Pero lo que indican no es otra cosa que un lugar del lecho del río en el que la velocidad era menor y donde se paraban las gravas al no ser la velocidad la suficiente para provocar el arrastre.
        
Hoy, si bien el agua sí que en cierta medida hace este viaje, no es libre para fluir como antaño de modo que se pierde la sincronía con los otros dos ríos. Al ser capaces de laminar las riadas, podemos fabricar una avenida que no active el tercero de los ríos, el de las gravas en su plenitud y que mantenga el segundo, el de los lodos activo durante mucho más tiempo. Además, los sedimentos gruesos ya no viajan tanto. No recorren el río con libertad y quedarán atrapados sin poder superar jamás los embalses, al igual que gran cantidad de lodos y arenas, (foto derecha) fruto de que hemos dividido el río en porciones.
             
El río Gállego y sus cantos rodados nos pueden ofrecer un ejemplo claro. El río Gállego, es el primer río de la cuenca del Ebro que aporta fragmentos de granito al lecho, pues ninguno antes ha llegado a erosionar formaciones graníticas del Pirineo Axial. En toda la longitud del río Gállego y en el Ebro a partir de la desembocadura del primero podremos encontrar cantos rodados de diverso tamaño constituidos por granito. Pero el granito que vemos es "granito viejo". Desde que se construyeron las presas en el río Gállego, el granito ya no recorre libremente el río, de modo que ha quedado atrapado, pues los sedimentos gruesos se mueven reptando por el fondo y no suspendidos en la corriente de modo que no pueden superar las presas. El granito está atrapado en diferentes tramos y el que queda en un tramo ya no puede pasar al siguiente. La cantidad de granito presente en el río se agotará podemos decir, ya que no recibe aportes nuevos, aunque lógicamente esto no lo vamos a ver, pues el tiempo que nosotros cuantificamos es imperceptible y ni las presas ni nosotros mismos estaremos aquí tanto tiempo como para apreciar el cambio. Los ríos han cambiado. Los hemos cambiado.
            Vemos pues que lo que antes era un río ahora se podría comportar como muchos micro-ríos. Aún a pesar de esto, los micro-ríos podrían funcionar como pequeños ríos que comienzan de nuevo desde cada presa, un nuevo nacimiento como he dicho más arriba. Pero tampoco es así, no se comportan como un conjunto de micro-ríos. El río, además de partido en trozos,  discurre entre dos paredes desde una presa a la otra. Antaño, cuando el río de agua crecía y comenzaba a movilizar al río de lodo y al de grava, se salía del lecho que ocupa normalmente, dispersando su carga de gravas fuera de su lecho habitual, o cambiando su trazado abandonando toneladas de gravas lejos del lecho que ya no volvería a movilizar. Los lodos, suspendidos en el agua que anegaba hectáreas, quedarían alejados del lecho, generalmente en campos de cultivo que lógicamente sufrían una sobreelevación paulatina con los sedimentos aportados, sobreelevación que ya no se produce. Las inundaciones que se producen ahora en algunas ocasiones provienen de aguas del freático que ascienden y por lo tanto no aportan sedimento alguno.
             
         Hoy, al discurrir entre paredes, los sedimentos gruesos serán depositados en el propio lecho, y no podrán salir de éste. Igual ocurre con los lodos, pero éstos serán conducidos durante muchos kilómetros hasta el próximo embalse. Únicamente en aquellos lugares en que se rompan las defensas o que el río las supere en altura, los sedimentos finos harán su viaje fuera del lecho habitual como es natural. Es por eso que las barras de gravas y las islas de gravas se depositan en el lecho del río, sencillamente porque no tienen otro lugar donde hacerlo. No es porque no se drague, es porque hemos matado al río. El río así conducido es más rápido y violento y las consecuencias las vemos con cada nueva avenida y seguiremos viéndolas mientras no se cambie de forma de manejo. Las islas y barras de gravas se depositan en el lecho y se activan de nuevo con cada avenida avanzando a lo largo del río. Miles de toneladas de gravas avanzan a lo largo del cauce y se detienen cuando la corriente disminuye. Algo así como el escondite inglés. Todos han estado avanzando, pero cuando nos giramos y miramos están quietos.
           
De todas las “islas” que vemos en el río, la de mayores dimensiones y que supone un peligro para una mayor cantidad de personas se llama Expo 2008. Esta isla no está compuesta de gravas que se activan cuando la velocidad aumenta y comienzan un viaje a lo largo del trazado del río. Ni siquiera es una isla que tiene vegetación en su superficie que el río puede arrancar y arrastrar aguas abajo. Se parece más a una presa. Las construcciones y defensas interiores de la EXPO 2008, producen un cuello de botella que ya hemos visto en la pasada riada poniendo en grave riesgo a la población del Actur que como vemos está en medio del río "protegida" por una defensa que actúa más como una presa. Cuando llegue una riada mayor, que llegará, las consecuencias pueden ser catastróficas. Se puede alojar en pabellones a la población de un pequeño pueblo. Un barrio como el Actur sin fluído eléctrico como consecuencia del anegamiento de garajes, sin red de saneamiento al estar el río por encima del nivel de ésta y sin posibilidad de circulación por algunas de sus calles puede parecer un guión de película americana.

            

miércoles, 4 de marzo de 2015

De nuevo polémica con las riadas... los meandros divagantes

         
            Esta segunda entrada, también está dedicada a las “inundaciones o desbordamientos de los ríos”, términos que ya he dicho que no me gustan ya que son falsos en imprecisos. Si en algún momento podemos decir que algo se ha desbordado, esto es sin duda las ciudades y pueblos o las tierras de labor. El río discurre por un lecho reducido en las épocas de estiaje y cuando llegan las avenidas parece que el río se vuelve loco y se desborda por todos los sitios, aunque lo que hace es discurrir hacia el mar pero con millones de litros de agua por segundo, que saltan las defensas ya que no caben en el lugar que se le había preparado.
            Es triste oír hablar a las personas que con impotencia ven como el río se mete en sus casas, inunda sus pueblos o que se ven obligados a pasar unas noches como refugiados de una guerra. Cuando esto ocurre, abandonan su casa sin saber si cuando vuelvan a ella tendrán sus fotos, sus pertenencias, su ropa… pierden animales, huertos y negocios de toda una vida completa. Esto se traduce primero en impotencia, cuando el río toma al asalto hectáreas y hectáreas de tierras, y después en indignación. Alguien ha de ser responsable de tanta desgracia.
            Estas cosas ocurren con mayor frecuencia en los tramos medios de los ríos, ya que la pendiente es escasa y el río tiende a hacer muchas curvas hasta que encuentra el lugar por donde descender hacia el mar.  Al ser zonas muy planas y con suelos ricos que proceden de los sedimentos depositados a lo largo de miles de años por el propio río y contar con agua en abundancia, los terrenos se dedican a la explotación agraria. Estas curvas que traza el río se denominan meandros. Y a los meandros que se producen en estas zonas se les denomina meandros divagantes, ya que gozan de una sorprendente movilidad debido a los efectos de la erosión-sedimentación.
           
Aquellos que hayan observado un desfile del tipo que sea, se han dado cuenta que cuando las personas que desfilan hacen una curva, los que están en la parte de dentro han de pararse y las de fuera han de avanzar más deprisa, tanto más deprisa como ancha sea la columna que desfila. En las curvas de los ríos ocurre este mismo caso. Cuando el río traza una curva, en la parte del interior de la misma, el agua frena su velocidad, al tiempo que en la parte exterior,  la velocidad aumenta. Comoquiera que el agua alcanza mayor velocidad, ésta puede arrastrar sedimentos mayores cuanto mayor es la velocidad y el caudal.
              En esta parte exterior de la curva, donde la velocidad es mayor, el río arrastra las gravas del fondo y las paredes, de modo que la curva se desgasta hacia afuera y hacia abajo. En la parte interior de la curva, la corriente que arrastra gravas, arenas etc, al disminuir su velocidad, deposita sedimento que provoca que aparezca una playa. La curva del río se desplaza de forma horizontal a lo ancho de llanura de inundación. En la foto de arriba a la izquierda, podemos ver como se ha desplazado un meandro en la zona indicada con tres flechas paralelas colocándose en una posición que amenaza gravemente a una población que se defiende con escolleras y motas o diques. Esto no es nuevo, ha ocurrido siempre. Podemos ver en la parte superior de la fotografía como las antiguas posiciones del río se delatan con la forma de las parcelas de los cultivos que ocupan las zonas correspondientes al antiguo lecho del río.

 En la foto de la derecha vemos como los meandros se han desplazado horizontalmente, de la posición 1 a la 4,  hecho que la foto aérea indica claramente. De nuevo es la forma de las parcelas lo que nos indica claramente el proceso. En el caso del meandro activo en la actualidad, marcado con el número 4, comprobamos como se está produciendo el desplazamiento hacia arriba y un poco a la derecha. El antiguo lecho del río ha sido "expropiado" al río convirtiéndolo en terrenos de cultivo.
               Pero mayor es el problema de las urbanizaciones que aparecen en lugares como el que indicamos, que está colocada justo en el lugar por el que el río ha de cortar el meandro, hecho que ocurre en casos como el que nos ocupa cuando se forma una curva cerrada en forma de herradura como la numerada con el 4. Más abajo, explico cual es el proceso de evolución probable de la curva que explica la leyenda de la fotografía que dice que esta urbanización este colocada en un lugar inadecuado y peligroso.
         
Cuando un río forma una curva en forma de herradura como la vista antes, la erosión se torna más compleja, ya que aparecen tres curvas, una de entrada a la herradura, otra la propia de la herradura y otra la de salida. El río erosiona en la parte exterior de curva de la herradura y sedimenta en la interior del arco superior. Esto provoca el desplazamiento que se aprecia en la curva 4 de la fotografía superior derecha que todavía no está ocupado por cultivos. Cuando el río entra en esta herradura, y sale de ella, las dos partes exteriores de las correspondientes curvas, tienden a cerrar la herradura y cortar el curso por la parte de las “patas”. En una avenida, el río tiende a cortar el meandro por esta parte ya que ofrece menos resistencia al paso del agua un trazado recto que uno curvo. El río que efectúa esta operación sufre una aceleración en el recorrido, ya que al acortar el recorrido entre las dos "patas de la herradura" se produce de forma automática un cambio  en la pendiente, que es más pronunciada. Es fácil comprobar como la cantidad de recorrido que ha de realizar el río para llegar de una pata a otra ha disminuido considerablemente, al no ser necesario recorrer toda la curva a pesar de que el desnivel entre los dos puntos es el mismo. Adquirirá un trazado más recto y más veloz, erosionando más el lecho y formando un nuevo cauce abandonando la parte curva de la herradura que sólo tendrá agua en caso de avenida. En este lugar abandonado, aparecerá poco a poco un bosque donde antes hubo un río. Este hecho se puede comprobar en la foto de la izquierda, en la que queda el antiguo meandro abandonado ya que el río ha cortado la herradura por la parte de abajo.        
            Por efecto de estos movimientos, podemos ver pues que el río de desplaza de lado, como una serpiente de cascabel, o arriba y abajo en el lecho según el tamaño de la avenida y si el tramo es recto o curvo, ancho o estrecho ya que el depósito o la erosión depende de la velocidad y del caudal del río.           
            Defienden los ribereños afectados, la suposición de que lo mejor es construir defensas y dragar el río para evitar las inundaciones. Eso les han contado los gestores. Es lo más sencillo para ellos. Hemos podido incluso ver en la televisión como el presidente de la Confereración Hidrográfica del Ebro ha asegurado que él estaría encantado de "limpiar" el río pero que no le dejaban. Los ecologistas a los que no hacen caso jamás se lo impiden, al parecer. La foto del encabezamiento muestra la riada. ¿Hay alguien que crea que quitando grava del fondo y  broza y árboles de las orillas toda ese agua pueda caber dentro del encauzamiento?.
            Nada más lejos de la realidad. La ausencia de vegetación provocaría una mayor velocidad de la corriente y por lo tanto una mayor fuerza erosiva forzando al río a ser mucho más agresivo en las curvas. Si las defensas son destruidas con la altura que lleva el agua en las avenidas actuales,  ¿Aguantarían mejor con cuatro o seis metros más de altura?. ¿Podemos imaginar el desastre que implicaría la rotura de una defensa de esas dimensiones?. Las defensas no es necesario que sean desbordadas, en las curvas donde la velocidad en tan bestial se pueden erosionar y socavar con mayor facilidad. Los problemas han crecido al tiempo que las defensas han proliferado a lo largo de toda la longitud del río.
            Es pues contraproducente en el caso de las inundaciones la velocidad del río, ya que a mayor velocidad, mayor daño. En el caso de que un río entre en un pueblo, no es lo mismo que lo haga de forma lenta dejando barro, a que lo haga de forma rápida llevándose las casas y el suelo sobre el que se asientan. Un río “limpio” alcanza mayor velocidad multiplicando su acción erosiva, tanto erosionando las motas como socavándolas al multiplicar su velocidad en las curvas.
           La polémica aumenta de tono cuando se esgrime que el dragado y la limpieza son inaceptables medioambientalmente, que lo son. Una persona que ve como se pierde su casa, y su medio de vida, lo último que está dispuesto a oír es que el remedio que le "venden" los políticos no se ejecuta por que se quiere dejar el río para los chopos y los patos por culpa de los ecologistas. Al parecer el río se desborda por que los ecologistas no dejan "limpiar el río".
          En primer lugar, hay que decir que algunos pueblos están situados en unas tierras fértiles y ricas pero que tienen un precio. El estar cerca del río sucede que con cierta periodicidad se vean inundadas. Habrá riadas que no llegarán al pueblo y habrá otras, que serán menos, que lo anegarán completamente. La solución que se ofrece es la construcción de defensas frente a determinados caudales, dragados y limpezas. Las defensas provocan que al darse una riada que no se puede extender horizontalmente, esta sube en altura en el espacio disponible lo que añadido a la fuerte corriente, provoca riesgo de rotura. Este riesgo aumenta si se ha "limpiado el río" pues aumenta la velocidad de la corriente, y todavía más si se ha dragado, ya que el caudal que circula constreñido es algo mayor, por lo menos la primera vez.
           No se puede evitar la inundación, pues el caudal no se puede evitar, es evidente, que si se pudiera se habría hecho. Lo más razonable, es dar los pasos por orden de prioridades. Primero, y asumiendo que estamos dentro del río, lo que debemos de proteger por encima de todo son las viviendas. Luego las defensas es lógico destinarlas a proteger los núcleos urbanos. Si no queremos que se inunde el pueblo, lo lógico es evitar que lleguen las aguas hasta él, pero al no poder ser eliminadas por arte de magia, habrá que permitir que vayan a otro lugar. Hay que favorecer que se inunden los cultivos. Pero no de cualquier forma. Una inundación a gran velocidad destroza todo a su paso. La riada ha de ser poco destructiva y para ello ha de ser frenada por los bosques. Una vez anegados los cultivos, no debe de haber impedimento para que el agua  del cultivo retorne al río pasada la riada, evitando que permanezcan anegadas las tierras demasiado tiempo pudriendo las plantas. Las tierras que se inunden con mayor peiodicidad han de tener cultivos más tolerantes a las riadas que las más alejadas.
           En la foto de la derecha, que es de un pueblo de la ribera del Ebro próximo a Zaragoza, vemos como se trata de proteger el pueblo con motas y escolleras. Al  encauzar el trazado del río, se provoca un aumento de la altura en las riadas que acaban estando dos metros por encima del nivel del pueblo lo que provoca un gran riesgo en caso de que se reviente la mota que hay que decir se encuentra en un lugar bastante desfavorable. En las zonas de la foto indicadas con letras, el río tendería (con el tiempo) a cortar los meandros como en la foto de más arriba a la izquierda, pero lo constreñido del cauce y las defensas se lo impiden. En el caso de que se retiraran todas las defensas excepto en el caso del pueblo, el río recuperaría su dinámica y tendería con el tiempo, a cortar el meandro en las zonas A, B, C, y D.  Es prioritario que lo haga en A, y hay que favorecerlo facilitando que incluso con caudales no demasiado intensos en esta zona, el río tienda a cortar el meandro para que finalmente el río se retire del pueblo al que amenaza gravemente, pues a pesar de las defensas la evolución probable viendo las fotos, es que corte en B, con el problema que esto significa.
Facilitar el corte de este meandro A, podría ocasionar el abandono del meandro antes de la próxima riada violenta, dejando el pueblo de sufrir la amenaza del río con una corriente tan violenta y permitiendo que la defensa se construya algo más alejada del pueblo.
         

En las diversas inundaciones, ya vemos que el río está intentando cortar el meandro en la zona B. Si se facilita el corte del meandro en A dejará de intentar cortarse en B con tanta insistencia, pues una de la curvas queda inactivada, ya que si esto ocurre, el río acabará más cerca todavía del pueblo, puesto que discurrirá por la zona norte del mismo, justo en la zona B. Al ser eliminadas las defensas también en la zona D, y si se facilita igualmente la inundación, el río tenderá a cortar igualmente el meandro de forma que se retiraría el río del pueblo dejando dos lagunas (galachos) en  las antiguas curvas, tal y como vemos en la foto de la izquierda. Eso no evitaría que en posteriores avenidas el pueblo llegase a anegarse totalmente o en parte, pero de forma mucho más lenta y controlada, aunque se podrían construir defensas más alejadas que comprometan menos la viabilidad del pueblo. Estas acciones, que sólo son un ejemplo de como se podría gestionar una "zona caliente" como ésta donde los habitantes han debido ser evacuados, se han de adoptar a lo largo de toda la cuenca, ya que cada vez que el río pasa por una zona sin desbordarse, baja más rápido a la zona inmediatamente inferior provocando los problemas que todos conocemos. 
              Es un hecho comprobado a lo largo de estos últimos años que las defensas no han impedido que las inundaciones se sigan produciendo en aquellos lugares en los que históricamente se han producido siempre. Las defensas que finalmente no han podido impedir las inundaciones, han impedido en cambio que las aguas de las inundaciones vuelvan al río una vez que baja el nivel del mismo, siendo culpables de la pérdida de cultivos. En Zaragoza, a pesar de que no se ha desbordado tanto en la ciudad, no son pocos los inmuebles con garajes o bajos inundados "lejos del río". Algunos de estos inmuebles se han quedado sin suministro eléctrico y algunos más sin ascensor. Todo por no entender que el río es más que lo que vemos, que está bajo nuestros pies y que no podemos ignorarlo.
              Con este breve bosquejo de lo que podría ser otro tipo de gestión no basada en las defensas y los dragados, sólo pretendo que se abra el debate. Existen científicos en esta tierra que podrían dotar a estas pocas líneas de un contenido fundamentado y con el correspondiente rigor como para que el resultado fuese que las personas sufriesen menos además de que el río volviese a ser un río y no un monstruo imprevisible como hoy.      
             Espero que no haya quedado demasiado farragosa la entrada y que se entienda que la he realizado desde casa, que no he hecho mediciones ni nada por el estilo y que un trabajo científico cuenta con el rigor necesario como para que se establezca donde colocar las defensas que sean necesarias, cuales hay que eliminar, y por donde y hasta donde se debe dejar que el río se mueva y desborde. Sólo pretendo que tras leer ésto, alguna persona que defienda que las inundaciones que han sumido a tanta gente en la desesperación crea que pueden ser gestionadas de oro modo y escuche a aquellos científicos expertos en dinámica fluvial con cuyos conocimientos se pueda llegar a cambiar esta situación. Al fin y al cabo... yo sólo soy el grumete de este barco.
            En otra entrada trataré de ofrecer la visión de un naturalista que justifique el no al dragado y de la explicación de por qué hay que preocuparse más de los encauzamientos que de las islas de gravas tan valiosas, necesarias y típicas del trazado de nuestro río en esta zona media. Como despedida, imagen de satélite de la riada.


lunes, 16 de febrero de 2015

De nuevo polémica con las riadas

         
 Han llegado las primeras riadas y con ellas el conflicto de siempre. Se dice que los ríos “están sucios” y que por eso el agua llega a lugares donde no debía de llegar, que es un desastre y que quien va a pagar eso.
            Siempre la misma historia. Los políticos con su peculiar forma de gestionar medio ambiente que tan pronto lo unen al ministerio de agricultura como que lo ponen en un ministerio propio y que en cualquier caso lo gestionan subordinado a otros intereses, ya sean industriales, cinegéticos o de constructores, siempre con fines especulativos. Ellos, pretenden gestionar los ríos como si de canales se tratase.
            Y claro está que no son canales. Los caudales de los ríos son variables a lo largo del año, y los máximos no están sujetos a los designios de compuertas, cosa que marca la diferencia claramente, pues un canal difícilmente se desborda, y un río en cambio si no se desborda es que ocurre algo raro.
            He hablado de desbordamiento de un río porque es el término que utiliza la prensa, pero un río jamás se desborda. El río discurre por una llanura más o menos extensa. Tanto en el caso de mínimo caudal, que en algunos casos hace que el río discurra bajo la grava sin que se perciba su existencia como en el de máxima avenida, cuando se extiende a través de miles de metros cuadrados, siempre está dentro de su curso. Lo que ocurre es que al ser el clima tan peculiar, las ocasiones de máximo caudal pueden estar distantes entre sí decenas o centenares de años, dando la impresión de que el río es más pequeño de lo que en realidad es. Es el precio de la brevedad de nuestra vida.
            Generalmente, el tamaño máximo del río es tan grande con respecto al caudal de estiaje en verano que es difícil de creer. Las construcciones más antiguas suelen estar alejadas de los ríos por esta razón. Metros y metros de distancia desde el pueblo hasta el río. Alguno se pregunta por qué hicieron el pueblo tan lejos del río sin darse cuenta que está en la misma orilla. Las riadas máximas se estiman en una periodicidad en años, por la necesidad que tenemos los humanos de establecer, clasificar y medir todo. Así pues hay riadas que se considera que se repiten cada 20, 25, 50, 100 ó 500 años. Una riada es tanto más grande o destructiva cuantos más años pasan entre ellas, es decir que las más grandes hay personas que no las contemplarán en toda su vida, y que estarán documentadas en los escritos antiguos.
            Con tanto tiempo, en las zonas más exteriores al los pueblos surgen nuevas construcciones que realmente están situadas dentro del río, aunque puede ocurrir que la construcción dure menos que el tiempo que transcurre entre riada y riada. Como esto es una dinámica de crecimiento del pueblo, siempre habrá casas que se anegarán con las riadas. Siempre ha pasado y siempre pasará.
            Pero hace algunos años, se construyeron grandes embalses que sirven para retener el río en sus crecidas y servir de distribuidor de agua a los canales de riego, permitiendo que la cuenca y las superficies de regadío se extiendan a lo largo de muchas hectáreas. Esto hace que las riadas sean menos intensas y que se modifique de forma artificial ese patrón de riadas repetitivas a lo largo de los años Las riadas se pueden empequeñecer en extensión a costa de aumentar su duración en el tiempo.
            La gestión política basada en un crecimiento desmedido y alocado es todavía más breve que la vida de una persona, de modo que se recalifican terrenos situados dentro del propio río, pero no en la orilla como ocurría en los pequeños pueblos sino directamente ya en medio del río.
            Para proteger esta irregular forma de construir, las confederaciones hidrográficas, que deberían haber prohibido la construcción, se afanan en proteger de forma artificial las nuevas urbanizaciones sacrificando los ríos y pretendiendo sujetar y contener la brutal energía que los ríos desatan en sus avenidas. La única forma de intentar contener el río es construir diques de contención convirtiendo el río en un canal, y dando la falsa impresión de que los diques o motas son las orillas del río. Esto provoca que el caudal del río, al no poder expandirse de forma horizontal, se constriña en un canal artificial donde la altura de la lámina de agua asciende por encima de lo que es normal en avenidas que no son demasiado brutales.
            En la dinámica que nos movemos, nos encontramos con un grave problema. Las riadas de gran retorno, 100 años o así son tan brutales que no podemos proteger las construcciones de ningún modo frente a las mismas. Y se opta por levantar los muros para contener riadas de pocos años de retorno. Como estamos hablando ya de temas políticos, no hay que cavilar mucho para deducir que esto no se informa a la población, que al ver los muros de contención construidos, tiene una sensación de falsa seguridad.
            Los muros que aseguraran los intereses de las personas deberían de ser tan altos que es imposible económicamente su construcción, y el impacto visual sería tal que no se construyen. Pero es tan brutal el ansia especulativa, que se está llegando a construir incluso dentro de la zona comprendida por estos muros, como podemos comprobar en el caso de las construcciones llevadas a cabo en la Expo de Zaragoza que curiosamente estaba dedicada al agua y al río dentro del cual se construyó.

        En los dibujicos que he pintado en un papel de cuadros, pretendo ilustrar este camino de la sinrazón. En primer lugar, en el caso   A, vemos un río con su lecho de estiaje y en azul claro la inundación de una avenida que se acerca hasta las primeras casas del pueblo 1,  inundando los bosques de ribera y cultivos aledaños. En el caso B, vemos como aparecen a las afueras del pueblo las casas 2, dentro de lo que es llanura de inundación pero que sólo se descubrirá cuando la avenida llegue hasta ellas. Al haber llegado a ellas en alguna ocasión, los políticos que deberían haber impedido su construcción, dilapidan el dinero de todos los contribuyentes construyendo muros de contención o motas 3, que crean una sensación de falsa seguridad en la gente, y sustanciosas comisiones en algunos casos. Es curioso, que en vez de construir las motas únicamente en la zona donde se amenazan las construcciones como en el caso C, que protegería a estas edificaciones durante más años al ser capaces de contener un caudal mayor, se construyen en ambos lados, evitando la inundación de las tierras de cultivo pese a lo beneficiosa que es para estas tierras esta inundación. Al construir estas motas en ambos lados, si ocurre una rotura como en el caso D, todo el caudal se desvía hacia las construcciones y toda la parte de llanura de inundación de la otra orilla está seca, de modo que una pequeña avenida que sin motas no habría afectado o habrá afectado muy poco a las viviendas las anega de tal modo que incluso las que estaban a salvo en las grandes avenidas pueden verse afectadas. Además el agua de inundación, cuando el río retorna a su caudal, no puede retornar toda, debido a la existencia de la propia mota o sus restos, por lo que una avenida que debería de ser beneficiosa para la agricultura se torna en perjudicial ya que al permanecer días y días anegados los campos las cosechas se pudren y se pierden. Aparece en otro color en el dibujo D.
            Los incombustibles políticos, antes muertos que reconociendo una mala gestión empiezan a vender otra moto, que es la de la necesidad de dragar el río para limpiarlo. Curiosamente, la solución sigue siendo invertir dinero de todos en estas empresas alocadas. Pero como siempre, muchas personas creen que es lo más conveniente, y mayoritariamente, aquellas personas cuyas viviendas se han visto perjudicadas. Perjudicadas, como ya hemos visto antes por los mismos gestores que ahora les brindan una nueva solución. Ahora es el tiempo de los dragados.
            La teoría del dragado es bien sencilla. Se ahonda en el lecho del río, y de este modo, cabe más agua entre las dos motas y se evitan las avenidas. Solución de canal para un río. Del mismo modo que el caudal de un canal y de un río no son la misma cosa, tampoco lo es el cauce artificial del mismo. Para darse cuenta del error y de la inutilidad de semejante obra sólo hay que bajar al río y pensar un poco.
            El lecho del río en el tramo donde yo vivo está compuesto de cantos rodados. Estos cantos, son de diferentes tamaños y están sueltos, no están sujetos con cemento. Sus formas redondeadas se deben a los golpes y el arrastre a lo largo de kilómetros y kilómetros desde las montañas donde se fracturan las rocas por efecto del hielo. Es un error pensar que lo que estamos viendo es el lecho del río. Lo que vemos son los cantos rodados que el río dejó tras la última avenida y tan sólo permanecerán allí hasta la siguiente, ya que continuarán su camino aguas abajo para que su lugar sea ocupado por otros cantos rodados diferentes cuando la avenida remita. Por debajo de nuestros pies y de los cantos rodados, circula el agua con tan poca energía que no desplaza las piedras, pero que no se vea no quiere decir que no esté. Todas estas piedras, serán trasladadas en cuanto la velocidad y el caudal aumenten, y serán depositadas unas nuevas cuando el río retorne a su estado más frecuente de escaso caudal..
             Considerando pues que la retirada de gravas es de poca utilidad, y que las motas o diques no solucionan ningún problema, sólo queda la opción de quitar las motas que "protegen" únicamente cultivos, de modo que las construcciones que se encuentran dentro del río no sufran tantas avenidas, pero siempre siendo conscientes que las avenidas máximas superan con creces la capacidad de las zonas que dejamos para que el río se extienda y que de forma inevitable existe la posibilidad de que se inunden todas aquellas construcciones que se encuentran en lugares donde no se debería haber construido si las confederaciones hidrográficas hubiesen desempeñado su trabajo.
                 En algunas zonas de las grandes ciudades, si se da la riada máxima histórica en algún momento, la catástrofe puede ser de dimensiones incalculables con miles de personas trasladadas y millones de euros de pérdidas en comercios, garajes etc. Tras haber construido en lugares inadecuados, parece ser que la culpa de las inundaciones es del río por ser río. Se dice que los lechos están más altos que antes. Pero esto es algo de lo que hablaré en la siguiente entrada. Al fin y al cabo el tema estará candente hasta los deshielos de la primavera que amenazan con portadas de periódicos hablando de desastres.