EL GRUMETE DEL BEAGLE
jueves, 22 de febrero de 2024
La economía circular
viernes, 24 de noviembre de 2023
Por fin tenemos suelo.
Por fin tenemos suelo. Hace ya ocho años que comenzamos con este proyecto de nueva residencia para nosotros, los bichos que nos acompañaban y la habilitación de un refugio para otros muchos, tantos, que nunca sabremos quienes son. En mitad del mes de julio de 2015, llegamos aquí. Una casa vieja, que luego supimos que era antigua, y rodeándola, un campo de alfalfa muerta por la aplicación de un herbicida con el fin de que la planta se agostase y poder cosechar la semilla. Las primeras especies vegetales no vendrían hasta la semana santa de 2016. Planta en contenedor forestal. Lentiscos (Pistacia lentiscus), chopos negros (Populus nigra), chopos blancos (Populus alba), fresnos (Fraxinus angustifolia), almeces (Celtis australis), olivos (Olea sp.), moreras (Morus sp), tamarices (Tamarix gallica) y un rosario de pequeños arbustos fue el comienzo. Los chopos tenían alrededor de un metro de altura y un centímetro de diámetro, pero los lentiscos no llegaban a los 30 cm. Hoy, la situación ha cambiado mucho. Los lentiscos, alcanzan en algunos lugares más de dos metros y su envergadura llega ya a los tres metros de diámetro en algunos puntos. Algunos de los espinos albares superan los tres metros de altura y ya hay chopos con mas de 40cm de diámetro de tronco con una altura tan considerable que sostienen nuestro primer y maravilloso nido del pájaro moscón (Remiz pendulinus) hacia la mitad de su altura y cuya foto ilustra esta entrada.
Este año hemos sufrido el peor de los escenarios de sequía de los ocho años. El riego, siempre se realizó como es tradicional, a manta. Con la misma frecuencia que las alfalfas de los alrededores, con turnos de riego de diez días aproximadamente. Siempre se ha regado lo mismo. Hacia el tercer año, recuerdo que se espació el riego algo más, unos quince días en una ocasión y fue terrible. Defoliación, y apoyo con manguera desde el pozo para evitar la muerte por sequía. La hierba, se cortaba en turno también de unos diez días, dejando el corte en el sitio (mulching), pues en suelos que no han visto la materia orgánica en años, no se puede prescindir de nada. Fue necesario al principio el apoyo de árboles y arbustos con abono mineral, pues la tierra era estéril. También eso ha cambiado. En 2018 o 2019, dejado el suelo descansar, pusimos el huerto con la ayuda de la “mula mecánica” que nos dió la compañera Palmira. Es necesario aportar abono aquí, para lo que usamos el estiércol de nuestro pony “Pirata” mezclado con paja. Tengo un conflicto interior con el discurso de que los ríos llevan menos agua porque los árboles la evapotranspiran, ya que en mi bosque-jardin, lejos de ver que se consume más agua, lo que veo es que hay más agua disponible que antes. Es bien cierto que necesariamente una superficie foliar tan brutalmente grande como la que hay ahora en comparación con la que hubo en 2016, 2017 o 2018 debe evapotranspirar cantidades ingentes a la atmósfera. Eso se debería de traducir en un suelo más seco, pero regando lo mismo que siempre, es más, en estos dos últimos años menos que anteriormente por la menor disponibilidad de agua, el suelo está en general más húmedo. Entraré en este tema con otra entrada. De momento, me ciño al suelo. Es el segundo año que en el huerto no movemos la tierra donde están los tomates y el primero que no lo hacemos con carácter general. La ahuecamos un poco con una horca recta, aportamos el estiércol por encima, realizamos los caballones con la tierra que aún es demasiado grumosa, tapamos con malla antihierbas y a plantar agujereándola. El resultado fue bueno el año pasado, y mejor en este. El año pasado, aún movimos la tierra en algunas partes. Se ha ganado mucho en la calidad del suelo del huerto, pero el resultado es espectacular en toda la finca. Ahora aportamos estiércol con paja en algunos puntos en los que el suelo se veía desnudo o con alguna hierba dispersa y ya se ha notado. Además de en esos lugares, ponemos estiércol en el pie de los frutales, para compensar la fruta que nos llevamos y en una banda donde los lentiscos van más lentos. Hemos notado, que los árboles plantados están un tiempo como en latencia. Cuando las especies herbáceas cambian aumentando la cantidad de dicotiledóneas y se cubre mejor el suelo, dan un estirón repentino y salen adelante. Ahora, cuando los chopos ya están grandes pasamos a poner especies más lentas y resilientes a la sequía debajo de ellos… sin prisa, de semillas. Así pues, vamos a probar con arce de Montpellier (Acer monspessulanus) cuya semilla me envió mi colega naturalista Eduardo, Edu Canfranc en las redes. Las bellotas de roble quejigo son de nuestros robles (Quercus faginea) y de carrasca (Quercus ilex) que hemos traído de Zuera. Aunque es tierra de pino carrasco (Pinus halepensis), no ponemos por el tema de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) y los perricos. A los arces, robles y encinas, aunque van justos de precipitaciones, en esta tierra siempre se les podrá apoyar con algún riego si hiciese falta aunque el escenario de la disponibilidad de agua cambie, como parece que va a suceder con la política agraria industrial que llevamos desde hace unas décadas, basada en la exportación del agua mediante la producción de productos agrícolas y ganaderos de forma intensiva. Ahora, hemos puesto la verdura de invierno que se reduce a coles (Brassica oleracea) y borrajas (Borago officinalis), ya que las acelgas siguen de excursión y las dejamos pues, a su bola. Cuanto menos mantenimiento requiera la verdura, mejor. Tan sólo hay que poner defensas contra algunas especies de caracoles, la caracola degollada (Rumina decollata), la babosa gris (Deroceras reticulatum) y la caracola de peonza (Cochlicella barbara) que de tan abundantes no dejarían crecer a las coles al comerlas cuando aún son pequeñas. Para los caracoles, usamos trampas de cerveza, por la que sienten mayor pasión que los alemanes. Las hago como ví en la casa de Syvain Vanderesse, pero modificadas. Abajo, una foto de la caracola degollada. Las babosas grandes comunes (Arion ater) no son tan abundantes como en casa de mi amigo Sylvain con lo que si vemos alguna la reubicamos y no necesitamos hacer el acceso a la trampa más grande.sábado, 2 de septiembre de 2023
Intentando llegar a la sostenibilidad
En el continente africano, existen unas aves que se conocen como pájaros indicadores. El nombre se les atribuye debido a su comportamiento. Cuando advierte la presencia de seres humanos o animales que son capaces de abrir una colmena, emite un canto especial que llama la atención de la especie a la que quiere dirigir a la colmena. El pájaro puede ser atraído igualmente por la una persona emitiendo una llamada especial. El pájaro, cuando obtiene la atención de quien debe abrir el panal, se va colocando en un lugar desde el que se le ve bien y se posa en silencio cuando llega a las proximidades de la colmena. Entonces, la especie elegida, procede a eventrar la colmena y cuando esta ha terminado, el pájaro indicador aprovecha los restos. En algunas poblaciones humanas (según veíamos en un documental de David Attemborough, “La vida a prueba”, en el capítulo “Viviendo juntos”), la costumbre es colocar un fragmento de panal en lo alto de una lanza para que el pájaro indicador pueda alimentarse con la miel sin dificultad. Creen algunas personas que de no hacerlo así, el pájaro indicador podría enfadarse y un día conducirlos hacia un león o una serpiente venenosa en vez de a un panal. En la parte superior vemos un pájaro indicador de la mano de una persona que trabaja en el proyecto SEGO, de la Universidad de Cape Town. La foto es del del Dr. Dominic Cram, de la U. Cambridge. En este proyecto se estudian las reacciones entre ambas especies contando con la ayuda local
En mi bosque-jardín, también pretendo, como aquellos pueblos africanos, colocar los restos de un panal para beneficio de los colaboradores. No es el caso de mis colaboradores tan gráfico como el del pájaro indicador, pero tal y como yo lo veo, no deja de ser una colaboración. Es imposible luchar contra los daños que puedan provocar los insectos en todos los árboles y plantas del bosque-jardin. Los árboles alcanzan unas dimensiones muy altas, existen muchos ejemplares tanto de árboles como de arbustos y es una labor que no se puede realizar sin una agresión al medio que sea asumible ni razonable. "Mi fragmento de panal colocado sobre una lanza", es lo que os voy a detallar. La lanza, es simplemente la ausencia de tratamiento químico agresivo. Los pulgones que inundan las plantas en el comienzo de la primavera, provocan la marchitez de las extremidades de las ramas de los árboles, sus partes más tiernas, y cubren muchas hojas por la parte del envés. Así mismo, los hongos aparecen provocando las típicas abolladuras en las hojas en los frutales, pero también en chopos, fresnos o cualquier otro árbol. Así llegamos todos años a finales de mayo, cuando el aspecto de los frutales preocupa por la cantidad de pulgones que hay sobre ellos. Tenemos que hacer una reflexión, y considerar quizá ese sea el aspecto normal de un árbol frutal a finales de mayo, y que el aspecto "sano" de un árbol fumigado limpio e impoluto es el aspecto que debería de preocuparnos ya que no es el normal. Durante la primera semana de junio y los primeros días tras ella, se produce una explosión brutal de la población de insectos depredadores como los escarabajos coraceros (Rhagonycha fulva) que ilustran la foto. Ellos hacen, de forma invariable, que a lo largo del resto del año, no se vuelva a producir una situación de presencia de pulgones que se pueda advertir sin una búsqueda activa. Los topillos no son un problema, pues los controlan las aves, aunque no vendría mal alguna serpiente. Las esperamos. Los sapos se encargan de los bichos del huerto, que son apoyados por las ranas cuando se riega y salen de excursión desde el estanque
Además de los indicados, tenemos otros frutales como los paraguayos, melocotones, manzanas y peras que sufren una gran incidencia de colonización por insectos que consumen fruta, aunque de momento y con árboles pequeños, no podemos presumir que la situación es la "normal". De momento, se pueden recoger los que somos capaces de consumir en conserva, otros en crudo y no es traumático para nosotros que una gran parte queden en el árbol para consumo de la fauna y para que vuelvan a la tierra formando parte el ciclo de la descomposición de la materia orgánica que garantiza la conservación del suelo. Iremos viendo si es posible consumirlos o simplemente quedarán como testigos de aquello que se mantiene únicamente como otro árbol ornamental más, que además aporta alimento a una legión de insectos, aves y pequeños mamíferos. Hemos de considerar que la pérdida de las variedades locales y el cultivo de otras "estándard" que son reproducidas en viveros cuyo lugar de origen y plantas madre no conocemos, habrá trastocado la relación entre los insectos y los árboles, y eso, sin tener en cuanta de los "rotos" que haya podido producir el hecho de instaurar monocultivos forrajeros a diestro y siniestro con sus correspondientes aplicaciones insecticidas.
Como vemos pues, en el bosque-jardín, dejamos como en una especie de pequeña ofrenda parte de la producción. La propia evolución de los seres vivos, facilita el hecho de que cualquier ser vivo que capta la energía vital necesaria mediante el consumo de otros, invierta en ello a su vez, la menor cantidad de energía en conseguirlo. El planteamiento pues, es que los insectos que comen fruta lo hagan, pero a su vez, nosotros podamos elegir una fruta que a ellos les resulte menos interesante, de modo que sobre aquellas especies más sensibles se produzca la suficiente cantidad de insectos frugívoros como para que se mantenga a su vez la población suficiente de insectos cazadores que controle a las poblaciones de insectos antes de que consuman "nuestras" frutas...
Con objeto de intentar alargar los recursos en nuestro bosque-jardin, solo tomamos del huerto lo necesario, dejando allí lo que sobra, tanto en verdura como en fruta. No importa que crezca la hierba, lo importante es que la hierba que ha crecido quede en el sitio para que los nutrientes extraídos no vayan a otro lugar. La hierba es cortada y se queda en el suelo, formando una capa orgánica que protege de la desecación al suelo y evita el empobrecimiento del mismo. Aún así, el bosque-jardin es un suelo que proviene de siglos de agricultura y la reestructuración del suelo no se puede hacer "en un rato. Al principio los arboles y arbustos tuvieron que ser apoyados con abono de síntesis química, además de ser aportado con cierta regularidad el estiércol de caballo que nos proporciona nuestro pony en aquellas zonas donde la hierba no crece bien. El reto para la regeneración del suelo, no es ahora un problema de la extracción, pues el ciclo se cierra en el propio bosque-jardin. El reto está en volver a reponer lo que un día salió. Se repone de forma natural con los lodos en suspensión que trae el riego, con los que caen en forma de lluvia y que vienen de sitios tan lejanos como el desierto Sahara y con los excrementos de aves que no viven solo aquí y que se acercan a beber, pero quizá el balance sea negativo, pues si no son nidificantes, los frutos y demás alimento irá a nutrir a sus polladas situadas lejos del bosque-jardín, como ocurre con las capturas que hacen las aves rapaces que he visto alguna vez. Ahora el viento ya no arrastra es suelo, pues ya no está desnudo. El aporte de estiércol del pony, trae materia orgánica de fuera. La paja de cebada, la avena o la alfalfa que come nuestro pony, viene de otros lugares a enriquecer nuestro suelo transformada ya en estiércol de caballo. Pero no deja de ser un aporte basado en la producción de otro lugar con carencias que se deben solventar con abonos de síntesis. En el balance de los nutrientes, la agricultura y la ganadería cuentan con un déficit brutal. Las grandes ciudades son un sumidero de nutrientes procedentes de fuera. No retornan nada a los lugares de los que surgieron dichos nutrientes. Es necesario por lo tanto, no sólo repensar nuestra agricultura y ganadería, sino el impacto que tienen en el medio natural las grandes ciudades como sumideros de nutrientes. No se puede cambiar el modelo agroganadero sin cambiar el modelo de gestión de los residuos urbanos, pues sólo retornando la mayor cantidad posible de dichos residuos al medio, podremos hablar de ciudades "sostenibles".
martes, 30 de mayo de 2023
El estanque, una historia de descubrimientos continua.
Ilustra el encabezamiento de esta entrada una fotografía de una lámina de un insecto acuático dibujada por el pintor miniaturista y naturalista August Johann Rösel von Rosenhof. Fue un pintor y grabador de origen austríaco que se interesó por el mundo de los insectos cuando estos eran considerados descendientes del diablo. Se decía de esta afición que el pintor iba a conducir a su familia a la desgracia y la ruina, pues recolectaba las larvas y las criaba en casa para poder dibujar todo el proceso vital de los insectos. La publicación primera se realizó en 1740, cinco años después de que Linneo crease su sistema de denominación científica binomial, y así se encabezan las láminas. Para poder observar a estos animales pequeños y dibujarlos con precisión, llegó a aprender a tallar lentes que le facilitasen la labor. Además de estos fantásticos dibujos que realizaba sobre planchas de cobre, pintaba retratos que le dieron una gran fama entre las gentes de la época.
¿Por qué esta introducción?, paso a detallar. Hace un par de días estuvimos quitando el exceso de algas filamentosas del estanque. Enmarañados entre las algas, encontramos una formaciones que en principio nos parecieron un residuo vegetal, pues estaban en las proximidades de unas plantas que hemos puesto en las zonas menos profundas. Eran como pequeñas bolsas, aproximadamente en tamaño y forma similares a las “bombetas”, esos petardos que son una bolsita de papel que se arroja contra el suelo. Fuimos sacando algunas de ellas, todas vacías, cuando Belén dijo: ¡esta tiene bichos!. Encontramos muchos vacíos, uno con huevos y otro aún con larvas en su interior. Eran larvas de Hibrobius sp, un escarabajo acuático de grandes dimensiones. Busqué fotografías en internet, pero no encontré ninguna, así que estas serán las primeras que se podrán consultar.El hidrobius o escarabajo acuático marrón, es un escarabajo de grandes dimensiones que consume materia en descomposición cuando es adulto, pero cuyas larvas son carnívoras. No es un reducto de paz el estanque. Los más temibles depredadores son las larvas de libélula, que disponen de unas pinzas situadas en un órgano que se extiende proyectándolas hacia a fuera y que son utilizadas como un arpón. Encontramos también pieles vacías o “exuvios” de libélula en nuestra búsqueda. Al lado sale fotografiada una de esas "pieles" de libélula junto con un par de capullos de puesta del hidrobio. Estas larvas de libélulas se encargan de mantener las poblaciones de ranas en un número razonable. Depredan sobre todo sobre los renacuajos o incluso sobre pequeñas ranas.
Las larvas del escarabajo, poseen unas mandíbulas tremendas, muy poderosas, que les capacitan para alimentarse de moluscos. De hecho, si bien el año pasado la cantidad de caracoles acuáticos en el estanque alcanzaba unos números astronómicos, este año hay bastantes menos. Aunque ví escarabajos acuáticos adultos el año pasado, no les saqué fotografías. Cuando tenga un rato para estar en el estanque, buscaré alguno para sacarle alguna, y así dispondré de su ciclo de vida completo. Pese a contener tantos rastros diferentes mi libro de huellas y señales, nunca dejo de encontrar nuevos indicios que deja la fauna en su quehacer cotidiano que no están recogidos en el mismo. La naturaleza y nunca decepciona y siempre ofrece sorpresas a quien la observa, ya sea en bosques lujuriosos, ya sea al lado de casa, como en nuestro caso, dentro de un estanque que hemos preparado para que los anfibios puedan reproducirse y vivir como siempre lo han hecho.
viernes, 19 de mayo de 2023
El siglo que perdimos la agricultura
Es así, como hemos llegado a los escenarios actuales, en los que un recorrido de kilómetros a lo largo de explotaciones agrícolas y ganaderas, nos muestra como están usando un agua que es escasa, para producir alimentos destinados a personas o animales de países lejanos a costa del agua necesaria para producir nuestros alimentos o sostener nuestro medio natural. No es la sequía lo más grave. Lo más grave de nuestra situación es que además de haber escasez de agua, la utilizamos como bien de exportación al ser usada para producir excedentes que van a parar a otros países, en ocasiones, más húmedos que el nuestro. Basta dar un paseo por los regadíos de alafalfa de exportación o mirar las imágenes de satélite las zonas del sur de España para ver el disparate al que nos está conduciendo la agroindustria.
Pueblo Bonito, en el cañón del Chaco, es un poblado antiguo de Nuevo Méjico, habitado antes de que los españoles llegaran allí. Su desarrollo se fundamentaba en el comercio de gemas y su alimentación estaba basada en el cultivo de maíz, calabaza o yuca. La tala indiscriminada del bosque más cercano acabó sometiendo a la zona a un cambio en los niveles freáticos que acabaron por hacer inhabitable la ciudad e inoperativas las áreas de cultivo, teniendo que ser abandonada. Durante años fue un misterio el porqué fue abandonada la ciudad, hasta que restos arqueológicos parcialmente fosilizados mostraron los cubiles de algunos roedores ligados a bosques de pinos que en la actualidad se encuentran a más de 70 km de distancia. Las civilizaciones crecen en complicación administrativa y organizativa, llegando finalmente a una situación de extrema fragilidad, justo, cuando parecen más fuertes. Nuestra civilización global, es tremendamente frágil. Siempre con la visión del crecimiento, aún está con los planteamientos de producir para exportar, y a mes de mayo, con una cantidad de precipitaciones preocupante, seguimos actuando como si el año fuese normal. Si en un par de meses no ha llovido, recordaremos con amargura el agua invertida en los productos sembrados para la exportación, porque las reservas, cuando se agotan, se agotan para todo. Para la alfalfa de los caballos de los jeques saudíes y para las verduras que se sirven en nuestras mesas. Ninguna civilización es consciente de su colapso hasta que ocurre. Machu Pichu aún estaba en construcción cuando fue abandonada...
martes, 18 de abril de 2023
De nuevo se celebra la Feria del Libro. Lo celebramos como fiesta de aniversario.
En mi caso, mi libro estará en las estanterías de las librerías, en el almacén de la distribuidora o en mi propia casa, almacén improvisado desde que decidimos convertirnos en editores de nuestro propio libro. A lo largo de este año, en los comentarios en las redes y en las preguntas de las personas que descubrían indicios de animales en las redes, me he dado cuenta que gran parte de las respuestas y de las preguntas, tenían respuesta en alguna de las páginas de mi libro. Eso me producía una secreta satisfacción.
Espero pues, que este nuevo año, mi libro se siga demandando y que más personas decidan adquirirlo. No es un libro que pase de moda. No contiene descripciones de los distintos animales más allá del aspecto general. No contiene mapas de distribución, pues quedan obsoletos con gran rapidez. Se trata de un inventario de indicios de una gran cantidad de especies, tanto de vertebrados como de invertebrados. Tanto de huellas como de excrementos, egagrópilas, plumas, nidos huesos... un libro que a mí me habría gustado comprar en su día. Un libro que espero decidáis a adquirir.
Con motivo de esta feria del libro, y como primer aniversario de su aparición, haré precios muy especiales a quien me solicite libros directamente que enviaré, por supuesto, firmados. A continuación adjunto el enlace a la publicación original del año pasado, donde se puede ver el contenido y los enlaces para los pedidos. El precio es el PVP máximo establecido y sobre el que haré el descuento de aniversario. Gracias a quienes ya lo habéis adquirido, gracias a quienes lo hagáis después.
viernes, 24 de marzo de 2023
Preparando los insecticidas de nueva generación...
Ya se están preparando los insecticidas de última generación para este año 2023. Las balsas abandonan el perezoso silencio del invierno. Las ranas comunes, son las primeras en montar los coros tanto de día como de noche. Arriba vemos una foto de una con los sacos fonadores hinchados. Aunque los ancestros de las ranas se conocen desde hace más de doscientos millones de años, yo me quedo con los diez millones de años ingeniería genética realizada por la selección natural que han tallado a nuestra rana común como el insecticida más perfecto. Una rana fósil es el logo de la sociedad de amigos del museo paleontológico de Zaragoza. Recientemente, en las minas de azufre de Libros, un pequeño pueblo del sur de Teruel, se ha vuelto a encontrar un fósil de rana que data de hace unos diez millones de años. La especie, Pelophylax pueyoi, es del mismo género que la de nuestra rana común actual Pelophylax perezi.
Hay que decir, que en aquellos entornos en los que no puede vivir nuestra rana común, aparecen otras especies de ranas pardas como la rana bermeja, (Rana temporaria), la rana patilarga, (Rana iberica), la rana pirenaica, (Rana Pyrenaica) y otras especies que quiero destacar como las ranitas meridional (Hyla meridionalis) y de san Antonio (Hyla arborea) a la derecha, una foto. Antaño, poblaban las huertas que abastecían Zaragoza de hortalizas y frutas. Hoy, han sido sustituídas por venenos varios que emponzoñan la comida y realizan una selección muy perjudicial sobre las poblaciones de animales. Uno de los objetivos de las balsas y el entorno boscoso de mi casa-jardin es recuperar las poblaciones de la ranita de san Antón que un día perdimos.
Al anochecer y tras el último riego, los sapos corredores (Epidalea calamita) como el de la foto de la derecha, han despertado también. Se oyen cantar entre las plantas del huerto. Las coles no han tenido orugas de la mariposa de la col, (Pieris brassicae) y creo que algo han tenido que ver los sapos. Ya hicieron una limpieza brutal con las babosas, en una sola noche entre varios individuos. No obstante la falta de lluvias no termina de hacerlos salir de su letargo invernal que transcurre bajo el suelo, a salvo de las heladas. Espero con impaciencia oír tambien los pitidos de los sapos parteros (Alytes cisternasii) que vivirán entre las grietas de las lajas y piedras cercanas a la balsa.
He visto también larvas muy grandes de tritón palmeado (Lissotriton helveticus) que presentan aún las branquias pero no he visto todavía adultos en las balsas. En unas semanas espero que comience un nuevo ciclo consolidando la balsa como un refugio para anfibios con la mayor variedad de especies posible en unos años.
Comienzo la entrada hablando de insecticidas de nueva generación. Y lo digo por un motivo. La evolución por medio de la selección natural de los mejor adaptados, es un proceso de día a día, lento e inexorable. Los animales, se ven sometidos a la tarea de comer y ser comidos. El juego de la vida y la muerte. Una “carrera armamentística sin fin. Tal y como sostiene la hipótesis de la reina roja, en evolución. Esta hipótesis toma el nombre de un episodio de la novela Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll. En dicho episodio, el país de la reina Roja comienza a moverse y Alicia y la propia Reina han de correr para poder permanecer en el mismo sitio. Quizá el ejemplo más gráfico es el del guepardo y la gacela. Los guepardos han de ser rápidos y cautos antes de iniciar la carrera para poder capturar a la gacela. Los mejores en ello son quienes obtienen más éxito y se reproducen más, dejando más descendientes, pero a su vez, serán las gacelas más cautas y la más rápidas quienes dejarán mayor descendencia, lo que obliga a que el guepardo sea seleccionado igualmente.. Se trata de un delicado equilibrio entre velocidad, agilidad, camuflaje, atención ante los depredadores, resitencia a las enfermedades, capacidad reproductiva, habilidad en la caza y en la huída... pues eso es lo que se reproduce en cada temporada sobre cada brizna de hierba, sobre cada árbol, en la charca y en el cielo. Un laboratorio genético de perfección de los seres vivos que comienza cada año con la época reproductiva y que es un ciclo sin fin.
A nadie se le escapa, que los insecticidas artificiales no actúan del mismo modo, sino que seleccionan a “saltos”. Durante un tiempo actúan del mismo modo y efectuando una selección brutal en las poblaciones, eliminando todo tipo de ejemplares salvo quienes genéticamente son más resistentes o directamente inmunes al compuesto. No existe ese equilibrio en el que además de los más capaces sobreviven otros algo menos capaces, y donde también ejerce influencia el conjunto de la población de animales, permitiendo la huída a ejemplares menos capaces que prosperan a costa de los jóvenes más lentos, los enfermos o los viejos. No juega la baza del camuflaje, la defensa, ni niguna otra. Establecemos otras reglas del juego. Además eliminamos no sólo al insecto presuntamente dañino, sino a una variedad tan grande de seres vivos que somos incapaces de saber el roto que hemos producido, alterando el equilibrio de forma brutal. Como un meteorito. Las poblaciones de animales o plantas resultantes tras el desastre ha de alcanzar un nuevo equilibrio. Y eso es costoso, además de imprevisible.
Con respecto a lo imprevisible de introducir una nueva variable en un sistema complejo, existe un concepto conocido como “Teoría del caos”. Pequeñas variaciones en un sistema complejo pueden tener desenlaces imprevisibles a largo plazo. Es la famosa la frase del efecto mariposa: “una mariposa bate las alas en Pekín y se desencadena un tormenta en Nueva York”. Nunca seremos conocedores del resultado de no haber introducido estas variables químicas en los sistemas naturales, y todavía somos incapaces de valorar el resultado final. Sabemos que muchas especies han bajado sus densidades poblacionales de forma alarmante, lo que genera nuevos escenarios. Más aún sabiendo que las especies “que queríamos eliminar” no han sido las únicas afectadas, y otras que eran claves para el funcionamiento de los cultivos desaparecen de forma alarmante. Sabemos que los productos son tóxicos y que tienen efectos indeseados en nuestros alimentos, que contienen compuestos ajenos a los mismos y que son perjudiciales. No sabemos como actúan los cócteles de varios de esos productos en los seres vivos incluídos nosotros. Con estas prácticas iniciadas hace tan sólo unas décadas podríamos haber comprometido 5000 años de agricultura y ganadería, pues el futuro, como la teoría del caos dice, es imprevisible. La agricultura, ha sido hasta hace unas décadas el fruto no sólo de las personas sino principalmente de los insectos, y en mayor medida, de aquellos que considerábamos perjudiciales. Nunca fueron perjudiciales, sino beneficiosos. Todos. Pero eso será contenido para otra entrada del blog.