El día 1 de marzo, al pasear a mi perrica Lia, vi que en el suelo, justo donde aparco el coche en casa había unas huellas inconfundibles de tejón. No son de un ejemplar muy grande. Uñas muy largas, marca del talón, dedos en un arco poco marcado... lo que viene siendo una huella de oso en miniatura. Es la fotografía que encabeza la entrada. No sé que tal la distinguiréis entre las marcas de los neumáticos del coche. Han pasado años desde que vimos uno en el camino, cuando volvíamos a casa. Ayer, mi hijo mayor Carlos llegó a la hora de la cena y emocionado me decía que había un tejón en la puerta de casa, y que al verle se había ido a paso ligero perdiéndose en la noche. Esta noticia me hace feliz, tanto como la presencia de los zorritos, que tras haber nacido al lado de casa esta primavera y haberse dejado ver a plena luz del día en múltiples ocasiones todavía vemos de vez en cuando. Las gallinas duermen en un vallado a prueba de animales cavadores, por lo que creo que no tendremos que lamentar ninguna pérdida, ya que por el día no se muestran activos ni los zorros ni el tejón.
Pero hablando de gallinas, hoy hemos encontrado su escondite de huevos. También ha sido Carlos el descubridor. Las gallinas son traviesas, y si por alguna causa no pueden entrar al ponedor se buscan un lugar alternativo que usan hasta que es detectado o hasta que deciden volver al ponedor. Unos días que se quedó el ponedor cerrado hace unas semanas, nos quedamos sin huevos. Sabíamos que los habían puesto pero no fuimos capaces de encontrarlos. Bajo el seto, al abrigo de la hiedra, en los parterres con tomillos, bajo los arbustos que rodean el estanque... nada.
Hoy, al recoger una saca donde poníamos las hojas caídas y la poda de los romeros, Carlos ha descubierto el escondite. 14 huevos que no sabemos cuanto hace que están puestos por lo que no nos los comeremos. No obstante, las gallinas son los animales más omnívoros que conozco, de modo que quizá hagamos una gigantesca tortilla que ellas mismas se comerán. Si les damos los huevos sin procesar seguro que luego se comen los que pongan después... las gallinas son unas máquinas de reciclar residuos de la cocina perfectas. Se han ganado una buena ración de proteínas. A pesar de ser tan traviesas...