sábado, 6 de agosto de 2022

El ciclo de la vida IV, los carnívoros


En el bosque-jardín, también hay como no, un ejército de carnívoros dispuestos a dar muerte a los herbívoros y a alimentarse con sus cuerpos. Realmente, es una trama complicada, ya que debido al variado tamaño de los carnívoros, existe una depredación entre ellos mismos, de modo que los carnívoros se alimentan básicamente de otros animales y algunos incluso practican el omnivorismo. Vamos a llevar más o menos el mismo orden que llevamos al hablar delos herbívoros. Comenzábamos con aquellos que estaban sobre el suelo, y por lo tanto, con ellos seguimos. Depredadores que se mueven por el suelo, según de que lugares hablemos, ya sean desnudos o cubiertos de hierba, contamos con varios residentes. Cuatro especies de anfibios por ahora, dos especies de sapos, el sapo corredor (Epidalea calamita), y el sapo partero ibérico (Alytes cisternasii), una de rana, (Pelophilax perezi) y un tritón (Lissotriton helveticus), Dos especies de reptiles de los que el más abundante es la salamanquesa común (Tarentola mauritanica), que preda también sobre las jóvenes lagartijas comunes (Podarcis hispanicus) a las que está llevando a su desaparición. Sobre estas líneas una fotografía de un macho adulto.


Sobre todos los anteriores depredan, si tienen ocasión, las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) que acuden por decenas en algunas ocasiones. No obstante, se alimentan de forma preferente  sobre toda una legión de insectos, miriápodos u otros artrópodos y sus larvas subterráneas cuando emergen del suelo al regar el bosque-jardín. Junto con ellas,  el cernícalo común (Falco tinnunculus) y el milano negro (Milvus migrans) que ilustra la foto de la derecha, recogen la "producción" de herbívoros que habitan en el bosque-jardin, centrándose principalmente en los topillos.

Bajo las piedras, la leña, o al abrigo en las zonas húmedas, terribles depredadores como las luciérnagas (Lampyrys sp.) se alimentan de caracoles de diversas especies. Una de las cosas que hemos hecho en el bosque-jardin, ha sido favorecer la presencia de caracoles, con el objetivo de conseguir aumentar la población de luciérnagas, que atraviesan una mala situación general. Quizá, además de la problemática del envenenamiento masivo de nuestros cultivos, sufran la contaminación lumínica que atrae a los machos, que tienen capacidad de volar y que atrayéndolos así lejos de las hembras, dificulta mucho su capacidad de reproducción. Este final de verano distribuiremos las tejas que no nos sirven bajo todo el perímetro de seto de lentiscos (Pistacia lentiscus) para favorecer el refugio tanto de los anfibios como de los caracoles y otros insectos. El objetivo es hacer más favorable a los animales el entorno del bosque-jardín. Las pequeñas lucecitas led solares esperamos que faciliten el hecho de que los machos de luciérnagas no se alejen demasiado. A la actividad nocturna de las luciérnagas en las zonas de hierba, se unen las secretas musarañas (Crocidura russula). Son unos insectívoros muy bien recibidos en el bosque-jardín. Los gatos domésticos son un verdadero azote de esta especie, que generalmente se confunde con roedores por la mayor parte de los habitantes del mundo rural. Se les llama "ratones murgaños". En donde vivo, se les atribuye incluso la posesión de veneno (si te pica un murgaño, no vivirás más de un año, asegura el dicho popular). En dos ocasiones hemos advertido sus camadas al retirar materiales y hemos dejado las cosas como estaban para que siguieran haciendo su labor, de modo que nosotros emprendíamos la nuestra tras el paso de alguna noche para que se pusieran a salvo en otro lugar.

Los árboles y arbustos, que sufren la invasión de los pulgones cada primavera, son controlados por miles de coraceros (Ragonycha fulva) de forma efectiva hasta hacerlos residuales . Cuando los brotes están cubiertos de pulgones, las secreciones azucaradas que estos expulsan son tan abundantes que sobrepasan incluso la capacidad de ordeño de las hormigas. Entonces, los árboles, arbustos y demás plantas parasitadas, se tornan pegajosas al tacto. Parece como si los brotes fuesen a morir por la abundancia de pulgones. Es en ese momento, cuando un auténtico ejército de coraceros se distribuye por todo el bosque-jardín. Desde árboles a arbustos y en unas dos semanas, los pulgones se convierten en una especie no muy fácil de encontrar puesto que la acción tanto de los adultos como de las larvas de los coraceros que se ven en la foto de la derecha, acaba con la población de pulgones que no volverán a ser numerosos hasta la siguiente primavera. En los primeros días, se ven los árboles con docenas de ellos, pero no sólo sobre los árboles, sino que se ve un tremendo ajetreo de vuelos que van y vienen de unos a otros. En unos días la población se extiende a la totalidad de las plantas dejando limpios de pulgones desde los chopos a los frutales. El ir y venir contribuye en la polinización de las flores que se encuentre en curso.

Cuando la noche cae, se intensifica la actividad con la humedad, ya que desaparece el riesgo de desecación. Los murciélagos comienzan su actividad nocturna tomando el relevo de aquellas aves o insectos que capturan sus presas al vuelo. Las golondrinas (Hirundo rustica), los aviones comunes (Delichon urbica) y los vencejos (Apus apus), ya tan altos en el cielo que no podemos decir que nos visiten, utilizan la misma técnica de caza que los murciélagos capturando sus presas al vuelo. Las libélulas (Sympetrum sp.) en cambio, realizan lances de caza desde una percha en la que se mantienen posadas, observando a sus posibles presas con sus ojos, que ocupan la práctica totalidad de su cabeza. Esa misma técnica de caza es usada por los coloridos y flamantes abejarucos (Merops apiaster). Los abejarucos cazan libélulas y sobre todo, avispas. Si bien en España se habla del "terrible" comportamiento de los abejarucos, que reciben su nombre por comer abejas, en Francia en cambio, reciben el nombre de "guepier d´Europe", que significa avispero de Europa, haciendo referencia al que es su alimento principal. 

Este año hemos tenido la suerte de albergar una pareja de cornejas negras (Corvus corone) en uno de los nidos antiguos de urraca (Pica pica) que este año ha quedado libre. Secretas y cautelosas, no hemos advertido su presencia hasta última hora, cuando ya volaban sus dos pollos. Las vimos merodeando por el nido al principio, antes de la primavera, pero con la llegada de las hojas dejamos de verlas, pues se volvieron extremadamente cautas. Las urracas este año, pagaron un alto tributo ya que no son tan reservadas y llaman más la atención. Uno de sus polluelos volanderos, que ya deambulaba por las ramas cerca de su nido, fue capturado por una hembra de gavilán (Accipiter nisus) y sus padres nada pudieron hacer, pues al acudir a su ayuda, la gavilana ya se alejaba con el pollo volandero entre sus garras rumbo a los chopos lejanos, donde presumiblemente albergaba su nido.



Todo un ciclo de la vida que se da cita ante nuestros ojos. No albergamos leones ni leopardos en nuestros jardines, pero la actividad de las arañas cazadoras, o las saltarinas como la que vemos a la izquierda, son espectáculos similares a pequeña escala. Un naturalista, siempre encuentra un lugar en el que poder contemplar espectáculos de la naturaleza sorprendentes. Ofreciendo cobijo, algo de diversidad y evitando al máximo los venenos, podemos obtener nuestra parcela de vida salvaje...





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