Hoy os traigo una foto que he tomado y que me parece muy
curiosa. Es la foto de una piel de culebra de escalera adulta, (Elaphe scalaris) cosa
que podemos advertir al ver las líneas más oscuras de la zona del lomo. Lo
llamativo del caso, no es la piel en sí sino la historia que cuenta. Es la
escena de un crimen escrita en una pared arenosa a un lado del camino.
Primero decir que la parte exterior de la muda de una
culebra, es la parte que estaba en contacto con la carne, es decir que era la
parte interior. Esto se debe a que las culebras, cuando mudan la piel lo hacen
como cuando se quita un calcetín, quedando la parte que estaba en contacto con
la piel en el interior y la parte exterior por dentro. Vamos lo que llamamos
“del revés”.
Ahora sólo queda imaginar la escena. La culebra va en busca
de alimento, y decide explorar los nidos de abejaruco, algo que ocurre con no
poca frecuencia. La culebra, que está mudando su piel se está desplazando
desde la derecha de la foto hacia la izquierda. La piel ya está retirada unos
veinte centímetros por detrás de la cabeza cuando pasa a través de un hueco que
dejan los rizomas de caña (Arundo donax) del centro de la foto. La piel queda
enganchada aquí y la culebra avanza hacia el nido, entrando en el mismo. La
piel, sujeta en los rizomas, va despegándose de la serpiente al tiempo que esta
avanza y se introduce en el nido. La serpiente avanza hasta el fondo del mismo y devora a los polluelos. Los polluelos están en una cámara al final del túnel que puede alcanzar casi los tres metros de longitud. La piel queda en la posición que véis, pues cuando llega a desprenderse del
todo, la parte de la cola queda un trozo lo suficientemente largo dentro del
nido y los veinte centímetros que ya llevaba mudados quedan en la
parte anterior del hueco del rizoma colgando hacia el suelo.
Los días previos había hecho viento. La zona, expuesta al
viento me hace pensar que la culebra propietaria de la piel seguía todavía en
el interior, y hacía muy poco tiempo del crimen, ya que la piel estaba completa y no había sido arrastrada por el viento. Además no había rastro de
reptación a la salida ni la piel vacía había sido arrastrada al exterior al
salir el reptil.
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