lunes, 28 de abril de 2014

Exposición sobre evolución

           
 Tengo un poco abandonado el blog, pero es que he estado liado con cosas de los chicos. Hemos realizado un taller sobre prehistoria y hoy he estado en el Instituto explicando algo de la exposición que he colocado sobre evolución.
            Primero, hemos visto sobre unas cintas pegadas en la pared la inmensidad del tiempo transcurrido desde que apareció La Tierra hasta hoy, y de cómo “lo emocionante está al final”, es decir que la mayor parte del tiempo la vida estaba compuesta por seres minúsculos y que de repente surge y se desborda todo al final de la función.
           
Son 18 metros de mesas sobre las que he colocado diferentes fósiles y reproducciones en las que se ve como los seres vivos han ido a lo largo del tiempo sucediéndose y extinguiéndose. Seres que antaño fueron muy abundantes como trilobites, ammonites o belemnites desaparecían dejando su espacio en el mundo para que fuese ocupado por otros. No sólo los dinosaurios fueron barridos de la faz de La Tierra, sino que otras muchas especies han tenido su momento y después se han desvanecido. Preocupado alguien ha preguntado que si volverá a ocurrir. Y sí, ocurrirá sin ninguna duda y no sabemos cómo será después.
            Las eras se suceden hasta que llegamos al cuaternario y con él a las glaciaciones y al  ir y venir del hombre por la geografía mundial en una mezcla de especies que al final desemboca en nosotros. Otras especies de hombre han desaparecido… es lógico pensar que a nosotros nos tocará también. Vemos agrupados fósiles y reproducciones de animales propios de períodos de clima frío y otros de períodos de clima cálido que se sucedían al compás de las glaciaciones y los períodos interglaciares.
           
Frente a tal panorama de animales extintos, con aparición de nuevos seres vivos diferentes nos conduce a la sección donde hablamos de Lamarck, Darwin-Russell Wallace, con su diferente manera de deducir los mecanismos que se llevaban a cabo para que las especies se transformaran en otras. Un guiño a Kropotkin y el Apoyo mutuo como contrapartida al tan traído Darwinismo social del que se nutren los supremacistas me ha parecido interesante por los tiempos que corren. Mostramos la acogida de las ideas evolutivas por la Iglesia con una caricatura de Darwin y la visión de márketing de la etiqueta de anís del mono, y así pasamos a recorrer las pruebas sobre la evolución que encontramos hoy en día.
            Primero vemos las controversias y polémicas que suscitan especies como el pavo real o el ciervo volante cuyas adaptaciones lejos de ser ventajosas son malas para el propio individuo, si bien les brindan un estupendo éxito reproductivo que supera con creces el hecho de ser llamativo a los depredadores o no poder comer con tan grandes mandíbulas respectivamente. Además del término selección natural hablamos de selección sexual.
            El mecanismo de repartición de recursos que se da entre los barrenillos de los árboles o los escarabajos cerambícidos nos muestran como cada uno se adapta perfectamente al nicho correspondiente permitiendo así la diversidad y especiación a partir de un ancestro común de talla variable. La selección que las aves realizan sobre los caracoles del género cepaea, las estrategias que las plantas utilizan para distribuír sus semillas y coloniozar nuevas tierras.
           
Mostramos las chapucerías de la naturaleza, que siempre parte de algo preexistente que se modifica para otro uso, como son los anillos esceróticos (huesos de los ojos en forma de arandela que poseen reptiles, peces y aves) de los búhos que les permiten visión estereoscópica o frontal con un cráneo preparado para la visión lateral como las demás aves, o las modificaciones en los esqueletos de las extremidades de los mamíferos, que son reducciones, estiramientos o desaparición de huesos de los ancestros de los que evolucionaron.
Vemos también un cuadro con los diferentes tipos de patas y picos de las aves.


            A continuación mostramos un cangrejo de herradura y unas hojas de ginkgo, expertos ambos en el asunto de la vida, que llevan millones de años siendo como los vemos actualmente y sobreviviendo milagrosamente cuando el mundo a su alrededor ha sucumbido a catastróficas extinciones.


Cierra la exposición el clásico ejemplo de la mariposa del abedul y el melanismo industrial. 
La exposición se podrá visitar de forma libre las tardes de los días 5,6 y 7 de mayo a partir de las 16:00 horas y se cerrará a las 18:00 horas o más tarde si hubiese público.

miércoles, 16 de abril de 2014

Las cigüeñas de Kropotkin.

           

         
  Últimamente he estado algo liado. Hemos hecho un taller de prehistoria para la clase de mi hijo Quique de 3º de la E.S.O. en casa del que os hablaré cuando me lleguen las fotos. Voy a realizar para el Instituto ITACA de Zaragoza una exposición sobre la evolución de la que también os hablaré y otro taller de prehistoria para niños más pequeños. Estas vacaciones espero poder poner algunas verduras en el huerto, pintar… de locura este mes.
            Aún así, hemos encontrado un hueco para irnos de viaje un par de días a Andorra. No somos gente muy de compras, así que nos parece más interesante volver de nuevo para visitar el monte, que es más de nuestro agrado, pues eso de las compras no nos ha entusiasmado demasiado, además que los precios, la verdad, son como los de mi ciudad.
            A la vuelta para casa, decidimos volver por los Monegros, entrando por Fraga, pasando por el Monasterio de Sígena, Sariñena y Alcubierre. En una torre de alta tensión desmantelada en las inmediaciones de Sena, pudimos comprobar el espectáculo que veis en la foto que encabeza la entrada. Un montón de nidos de cigüeña en una única torre estando las demás vacías. Curioso comportamiento parecido al de la gente que se apelotona en altos edificios. Entre veinticinco y veintisiete nidos nos pareció contar en una sóla torre.

Al otro lado de la carretera, (foto izquierda) también habían colonizado otra torre, al parecer por que ya no cabían en la primera, pero el resto aparecían vacías. Esta estrategia es la misma que utilizan otras aves para dormir en invierno. Todas juntas en un espacio reducido. Es una estrategia anti-depredadores muy eficaz.
            En primer lugar cuando se trata de nidificar, al ser colonias tan numerosas, siempre hay “alguien en casa” de modo que los ladrones de huevos son detectados y expulsados más fácilmente que si los nidos aparecen aislados. En invierno, cuando no hay huevos ni nidos, la estrategia es igualmente útil.
            En algunos dormideros de milanos reales se llegan a juntar más de un centenar de individuos que se apelotonan en unos pocos árboles. En casos de aves más pequeñas son miles los individuos que pueden llegar a juntarse. Cuando cae la noche, pongamos por caso, una pareja de ginetas que tienen su territorio allí, pueden subir al árbol y atrapar un ave. Con ella se alimentarán esa noche. Si las aves se dispersan en grupos más pequeños, puede ocupar cada grupo el territorio de una pareja de ginetas distinta, con lo que las probabilidades de no llegar al día siguiente es mayor, ya que los cazadores nocturnos que actúan sobre el total de la población de aves aumenta. Así pues, aunque parezca lo contrario, vivir en grupo aumenta las posibilidades de supervivencia. Esta idea del mayor éxito reproductivo obtenido por las especies que cooperan entre sí, es la que esgrimió Piotr Kropotkin para redirigir el debate sobre la lucha por la existencia que esgrimían algunos Darwinistas y que estaba derivando en una peligrosa forma de racismo que otros denominaban “Darwinismo social”.
            Esto del Darwinismo social es algo que no entiendo bien. Se pretendía que aquellas etnias “mejor adaptadas” tenían derechos de explotación sobre las peor adaptadas o dotadas. Se justifica de este modo el racismo y la xenofobia. Pero realmente, para saber quién es el “mejor adaptado” lo que hay que valorar es el éxito evolutivo.
           
Nosotros tendemos a suponer mayor éxito a aquellas poblaciones que se agruparon en civilizaciones complejas. Lo que es cierto, es que aquellas civilizaciones que se sustentaban en el pretendido “Darwinismo Social” en el que unas castas o clases dominaban sobre las otras han sido de más breve duración que las poblaciones de aborígenes australianos, (foto derecha) que han subsistido 40.000 años en las mismas condiciones de vida o las tribus amazónicas que llevan 10.000 años subsistiendo del mismo modo. A la larga, las poblaciones que han mantenido un sistema de vida “menos civilizado” son las que han perdurado más años en un mismo lugar, es decir, que no han tenido que “desmantelar” su “avanzado estado de civilización por haber llegado a comprometer su misma existencia.
           
Es bien cierto que aquellas civilizaciones más complejas han llegado a multiplicar su población en mayor medida, pero también es cierto que ha sido imposible sostener dichas civilizaciones por que los medios de subsistencia se colapsan (a la izquierda Pueblo Bonito, foto wikipedia). Parece que el ser humano tiene dos estrategias de subsistencia. La de las pequeñas poblaciones que viven en un régimen de cooperación estrecha de un modo poco agresivo con el medio y que se multiplican de un modo lento; y la de aquellas que establecen complejos modelos sociales, basados más en que unas personas trabajan para otras, que acaban consumiendo más recursos de los que son necesarios para vivir, con papeles claramente diferenciados, estableciendo modelos de trabajo "eficaz", propio de una sociedad civilizada,  pero que colapsan y tienen que desaparecer al cabo de un tiempo más o menos breve.

            Dentro de algunos cientos o miles de años, el tiempo dará la razón sobre cuál era el modo más         adecuado de supervivencia. El de los aborígenes australianos o amazónicos que perdurarán si no los eliminamos o nuestro modo de civilización.

jueves, 3 de abril de 2014

La senda del caracol

           
 Una de las cosas buenas que tiene la lluvia es que hace que se forme barro en todos los lugares y que la actividad de los animales no pase desapercibida. En este caso, no es la lluvia, sino que son los riegos de los campos que al salirse una vez más del campo que están regando, inundan el camino que conduce a mi casa dejándolo prácticamente impracticable de baches y barro. Las huellas que os muestro hoy son las producidas por un caracol al cruzar un charco.  Podemos apreciar la trayectoria más o menos rectilínea que se interrumpe cuando pasa por encima de una piedra. Estamos más acostumbrados a ver las marcas en forma de senderos brillantes que dejan los caracoles sobre otros sustratos como piedras u hojas anchas de plantas.
           
Los lugares con gran humedad ambiental es el medio ideal para los caracoles. En esos medios no corren el riesgo de secarse por el calor del sol y no necesitan moverse por la noche, cuando la humedad es mayor. A la izquierda os pongo la foto de un rastro de caracol atravesando el mismo camino pero esta vez seco, para que os hagáis idea del sufrimiento del pobre caracol cuya baba ha quedado reducida a unos pegotes de barro. Al parecer salió con la humedad de la noche y “se le hizo tarde” para volver a casa. Si el viaje hubiese sido algo más largo podría haber muerto deshidratado.