lunes, 13 de junio de 2022

El ciclo de la vida III los herbívoros


Pasados ya los embates de la publicación del Nuevo libro de huellas, las idas y venidas, voy a retomar las entradas pendientes con el tema del ciclo de la vida en el bosque-jardín. 

Hablaba la vez anterior de los productores. Los vegetales que con ayuda del sol, el agua y el CO2 del aire son capaces de transformar los elementos del suelo en materia viva, en sus propios cuerpos. Toda una legión de insectos, mamíferos aves y demás animales y animalillos se alimentan de vegetales en parte o de forma exclusiva. Entre las aves, los patos (Anas Platyrrhynchos) son unos redomados herbívoros que llegan de no sabemos qué lugar a reposar sobre las aguas de nuestro estanque, ahora recién construido contra-reloj con el fin que pudiera estar listo para albergar las puestas de "nuestra" población de sapos corredores (Epidalea calamita) que surgen del anonimato de la noche y el subsuelo en números más que considerables para hacer sus puestas. 

Sobre el suelo, quizá los herbívoros que más se dejan notar son los saltamontes, especialmente la langosta egipcia (Anacridium aegyptium) que encabeza esta entrada, y que se deja notar tanto por su tamaño como por la particularidad de resistir al invierno en forma de adulto. Así pues es quizá el único de los saltamontes que está presente durante los meses fríos. Al caer la noche, los grillos alcanzan su protagonismo debido a su canto. Esperamos que la población tanto de saltamontes como de grillos vaya creciendo de forma paulatina con el tiempo al ser un espacio libre de fitosanitarios. Han aumentado sus poblaciones de forma considerable los caracoles comunes (Helix aspersa) y sin embargo han reducido mucho y drásticamente su población los caracoles blancos o caracoletas (Theba pisana) que eran muy abundantes antes de que crecieran los árboles. En unos pocos años, el paisaje abierto que era un antiguo cultivo forrajero de alfalfa (Medicago sativa) se ha convertido en eso que nosotros denominamos bosque-jardin donde el arbolado ocupa un lugar considerable. 

Ya hablaba en otra entrada de las típulas (Tipula sp.) cuyas larvas recorren el subsuelo alimentándose de las raíces de los vegetales junto con las larvas de coleópteros como los escarabajos solsticales (Amphimallion sp) y las de los elatéridos, o escarabajos de resorte, que poseen un curioso mecanismo de trinquete que les permite darse la vuelta con un ruidoso salto si caen de espaldas en el suelo. Sus larvas son conocidas como "gusanos de alambre". A esa tropa de cazadores subterráneos se une el extraño ser de la fotografía de la derecha, el grillo topo, (Gryllotalpa gryllotalpa)  cuya adaptación a cavar es un claro ejemplo de convergencia evolutiva con el topo. Los herbívoros como vemos pues, actúan tanto sobre el suelo  como bajo él. El más grande de todos ellos es el topillo (Microtus duodecimcostatus) al que ya dedicamos una entrada anterior en este blog.

Algo más se nota la actividad de las orugas de las mariposas conocidas como taladro del chopo (Paranthrene tabaniformis), debido a que construyen galerías en el interior de las ramas de los chopos, y que cuando alcanzan una cierta longitud las debilitan hasta el punto de que se parten y caen al suelo. Algunas veces cuando vamos al bosque-jardín tras episodios de vientos vemos varias de estas ramas partidas en el suelo. Lo más significativo de estas mariposas, al igual que las orugas perforadoras de los chopos (Sesia apiformis) cuya foto vemos a la izquierda, es su gran parecido con una avispa, hecho que les protege del ataque de algunos depredadores. Estas mariposas, más grandes que las de la oruga del taladro del chopo pueden provocar la muerte de árboles de cierto tamaño al cortar el flujo de savia en las partes bajas del tronco. Más vistosas por el mayor tamaño, son las mariposas blancas de la col (Pieris brassicae), las mariposas medio luto (Melanargia lachensis) o las mariposas saltacercas (Lasiommata megera) que vuelan en estos momentos, Este próximo otoño abordaremos el proyecto de preservar una pequeña superficie que dedicaremos a la flora espontánea que seleccionaremos para dar cobijo a otras mariposas.

 El proyecto es algo lento puesto que hemos de compaginarlo con la puesta en marcha de la vivienda que hemos de habitar en unos meses cuando debamos de abandonar la actual. Las tareas que realizamos nosotros y que implican a todos los gremios (electricidad, fontanería, albañilería, o carpintería) nos restan tiempo del jardín al que dedicaríamos más tiempo sin duda de disponer de él. Este principio de año hemos atendido la edición y la promoción del Nuevo libro de Huellas  y el acondicionamiento del estanque o balsa, (que es como les llamamos aquí) con el fin de que estuviese dispuesto en fechas adecuadas para acoger a los anfibios en sus primeras puestas. Pero el estanque, será motivo de una entrada monográfica posterior. No por ello dejamos de retratar a uno de sus habitantes arriba a la derecha, el caracol acuático (Physa acuta) que multiplica sus efectivos librando al estanque de las algas que lo cubrirían. 

No sólo mastican, los herbívoros. Otros, como las cigarras, cochinillas o los pulgones, se limitan a chupar la savia de las plantas con aparatos bucales especializados. Los pulgones tienen mecanismos adaptativos sorprendentes. Las hembras pueden traer al mundo hijas que son clones de ellas mismas sin necesidad de ser fecundadas por el macho. Es por ello, que los tratamientos fitosanitarios pueden fracasar con el tiempo al clonarse las hembras resistentes a los productos utilizados. Es por lo tanto más efectivo esperar si se puede, a la llegada de los insectos depredadores. en la imagen de la derecha vemos a una hormiga que llega para recoger la sustancia azucarada que segregan los pulgones y con la que obtienen la protección de las hormigas, que actúan como "ganaderas". 
Los roedores son los herbívoros de mayor tamaño que habitan el bosque-jardín. Sus hábitos nocturnos les hacen ser difíciles de observar, aunque los indicios nos dicen que están presentes. Una vez echados los suelos de la casa, las puertas ajustan mejor y ya no permiten su acceso al interior de las construcciones. Si bien el topillo vive bajo el suelo, los ratones (Mus spretus) de la fotografía de la derecha lo hacen sobre él explorando todos los rincones de la finca. Más trepadoras que ellos, las ratas negras (Rattus rattus) suben a los tejados y a los árboles donde se alimentan de brotes, frutos y si pueden de aves u otros animalillos, pues no desechan ningún tipo de alimento en su dieta.

Aunque breve, esta es la entrada del blog que dedico a los herbívoros del bosque-jardín bajo la temática del ciclo de la vida. Ellos, no son capaces de sintetizar su propia comida a partir de las sustancias minerales, el agua y el sol como sí hacen los vegetales. A su vez, estos herbívoros serán el nutrimento de los carnívoros, que son otros seres que necesitan consumir los cuerpos de los animales para aportar a su cuerpo las sustancias que les permitan vivir y realizar correctamente sus funciones vitales. Pero eso, será el tema de la siguiente entrada de la serie el ciclo de la vida...