domingo, 23 de noviembre de 2014

Castor en España... ¿invasor o perseguido?

            Hoy me toca hablar de los castores en el Ebro. Hace muchos días que quiero hacerlo. Lo primero y antes de empezar quiero agradecer a la Asociación Amigos de la Tierra Aragón la documentación aportada. La foto del castor es de commons.wikimedia.org


 Algunas personas pensamos que es una gran suerte que estos animales hayan regresado a la cuenca donde nunca deberían haber desaparecido. Al parecer desaparecieron hace unos 300 años. Sus fósiles se encuentran entre los restos de Atapuerca. Hay una gran polémica ya que las diferentes “administraciones” por las que discurre el Ebro han decidido que este animal no debería de prosperar en el mismo. 
En Aragón el esfuerzo que se hace por eliminar a los castores es como mínimo vergonzoso. Si tomamos los folletos sobre la pesca que el Gobierno de Aragón prepara para el caso del Ebro, y leemos el tratamiento que tiene con respecto a las Especies Exóticas Invasoras quedaremos perplejos. Existen algunos lugares en los que las Especies Exóticas Invasoras pueden estar sujetas a un régimen de captura y suelta voluntaria. Especies como el siluro (Silurus glanis), el cangrejo americano (Procambarus klarkii), el black-bass (Micropterus salmoides) o la lucioperca (Sander lucioperca) pueden ser pescados y devueltos al agua de forma legal. Especies que en el caso del siluro han sido introducidas de forma ilegal y cuyas consecuencias hemos podido observar incluso en el programa "Monstruos de Río".
El castor es eliminado sin compasión con la excusa de que ha sido introducido de forma ilegal (como el siluro) y además se invierte dinero en la labor. El Gobierno de Aragón se gasta el dinero en eliminar una especie que debería proteger, ya que esta especie está protegida en Europa. Una especie que no se ha tenido que molestar en reintroducir por que ya lo han hecho por él. Es cierto que está mal que alguien introduzca especies en casa de otro de forma ilegal. Pero es bien cierto que el caso del siluro (Silurus glanis), una especie que jamás existió en Aragón no es el mismo que el caso del castor (Castor fiber), especie que desapareció por sobreexplotación.
Hay que decir que el caso podía haber sido similar. En Europa hay poblaciones de castor canadiense (Castor canadensis) cuya introducción hubiese sido equiparable a la del siluro. En el caso de que el castor introducido no fuese la especie europea la erradicación está justificada y es prioritaria.
Las poblaciones de castor europeo (Castor fiber), son el resultado de la reducción a pequeños vestigios de presencia en lugares aislados. En estas condiciones, se han reconocido varias poblaciones supervivientes que han vivido aisladas durante años. Estas poblaciones sufren lo que conocemos como “cuellos de botella” evolutivos en los que la población sufre una pérdida importante de variedad genética que pone a las especies en peligro frente a las enfermedades por pérdida de diversidad inmunológica (Avise 1994, Ellegren et al. 1993).
Estas poblaciones se han clasificado de forma tradicional en varias subespecies. Castor fiber fiber, Castor fiber albicus, Castor fiber galliae que ocupan la zona de población occidental (Noruega, Alemania y Francia) y Castor fiber belorussicus, Castor fiber osteuropaeus, Castor fiber pohlei, Castor fiber tuvinicus y Castor fiber Birulei que ocupan la zona de población oriental (desde Polonia, hasta Mongolia y China). Estas diferentes subespecies fueron descritas en base a las diferencias craneométricas existentes entre las diversas poblaciones (Freye 1960; Lavrov 1979; Heidecke 1986; Frahnert 2000). Actualmente, gracias a las técnicas de ADN,  si bien se pueden establecer diferencias entre las 8 subespecies identificadas tradicionalmente, las evidencias dicen que sólo dos subespecies están justificadas actualmente (Halley & Rosell 2003). Estas son por un lado, Castor fiber fiber, que agrupa a las poblaciones de Noruega Alemania y Francia y por otro, Castor fiber vistulanus que agrupa a las distribuidas en la zona oriental.
El Colectivo Ecologista Riojano y Los Amigos de la Tierra, han solicitado información a las diversas administraciones con el objeto de saber cuáles son las actuaciones que se están efectuando sobre las poblaciones de castores. Estas administraciones han efectuado estudios de ADN con el objeto de identificar a las subespecies de castores presentes en el Ebro. Los ejemplares a los que se les ha realizado el estudio han resultado ser en La Rioja Castor fiber fiber, e “hibridos” de Castor fiber albicus y Castor fiber galliae. En el caso de Aragón, los ejemplares capturados presentan el mismo espectro, habiendo individuos que se corresponden exactamente con los recogidos en La Rioja. Los gobiernos de La Rioja y de Aragón se escudan en esta “mezcla” de individuos para proceder a su exterminio.
A la vista de las nuevas propuestas científicas sobre la taxonomía de Castor fiber, hemos de pensar que:
1.      Los individuos que se encuentran en el río Ebro son todos pertenecientes a la subespecie Castor fiber fiber. No hay híbridos.
2.      Que los individuos presentes en el Ebro han tenido un apreciable éxito en su introducción. Es probable que el efecto “sangre nueva” resultado de la mezcla de dos poblaciones diferentes sea el responsable de este éxito.
3.      Que a tenor de este descubrimiento, se sugiere que cuando se haga una reintroducción se puede tener en cuenta mezclar a individuos de diferentes poblaciones, ya que esto ampliaría la diversidad genética sin comprometer la integridad subespecífica tal y como dicta la Unión Internacional Para la Conservación de la Naturaleza (Halley & Rosell 2003).
4.      Que  la población ibérica no corre peligro de perder pureza genética debido a que ya ha desaparecido. Se sugiere por parte de estas administraciones que la reintroducción en España debería de producirse con individuos de la población más cercana. Esta es la francesa. Esta población parece según los investigadores proceder de una población relíctica de seis parejas reproductoras cuando el mínimo establecido como viable es el de 25 (Halley & Rosell 2003). Ahora sabemos que algunos científicos creen que no está justificado considerarla subespecie, sin embargo.
5.      Que otra de las razones esgrimidas para la erradicación de estos animales es el peligro al que se vería sujeta la población de Castores de Francia. Según los autores antes citados, las divisiones de cuencas hidrográficas son una barrera efectiva para la expansión de los castores. Esto haría difícil la “contaminación” de las poblaciones francesas con individuos procedentes del Ebro. Si además tenemos en cuenta la existencia de los Pirineos nos damos cuenta de que este hecho es difícil sin intervención humana, y si depende de intervención humana, el riesgo existirá igualmente sean de donde sean las poblaciones y estén donde estén.


Es por todo esto, que creo y defiendo que los castores sigan adornando el río Ebro. Si bien es cierto que la reintroducción no ha sido legal, el criterio científico de tal reintroducción ha sido el correcto o más correcto que el que usa el Gobierno de Aragón para gestionar las especies invasoras y en cualquier caso, una administración que aboga por la suelta de Especies Exóticas Invasoras una vez capturadas no tiene categoría moral ninguna para cuestionar una reintroducción como la que nos ocupa.
Además quiero añadir que la eliminación no se lleva a cabo con el fin de reintroducirlos con otro criterio, sino que lo que se pretende es sus desaparición. Durante años, el Gobierno de Aragón ha repoblado con Back-bass. Incluso ahora sigue repoblando con trucha arco-iris (Oncorhynchus my-kiss) esterilizadas. Con esta absurda medida, se garantiza que las truchas no se reproduzcan, pero se alimentan y compiten con las especies autóctonas con las que convivan igualmente. El Gobierno de Aragón tiene diferentes varas de medir a las especies invasoras, y más bien lo que hace es gestionar a las que le gustan y las que no le gustan.


Sobre estas líneas, fotografía de Roberto López en donde se aprecian ramas roídas y  un árbol roído en la base con las virutas al pie de la roedura.

J. Halley & F. Rosell. Population and distribution of european beabers (Castor fiber).
D. J. Halley The Beaber´s reconquest of Europe: the satatus, future and management of a consevation sucess.
J. C. Ceña et al. Castor europeo en Navarra y la Rioja.




sábado, 15 de noviembre de 2014

Focas en la playa

El pasado verano, como ya os dije en otra entrada, hemos estado en la costa normanda. Además de las consabidas visitas a innumerables museos de historia de la Segunda Guerra Mundial que a nadie dejan indiferente, también cayeron visitas a algunos sitios de interés naturalístico. Uno de estos lugares fue el parque natural de las marismas de Cotentín. Hicimos un recorrido a pie por el parque y observamos a las aves desde los diferentes observatorios. Quedé impresionado con uno de ellos de dos plantas en un estado de conservación impecable. Las aves que vimos eran las habituales de cualquier zona húmeda aunque llamaba la atención el gran número de somormujos lavancos (Podiceps cristatus) que había, pues además de haber varias parejas, los pollos ya crecidos eran bastante numerosos. Otra cosa que llamó la atención fue que vimos bastantes rastros de coipú (Myocastor coipus) y de rata almizclera (Ondatra zibethicus), que era tan abundante que pudimos verla nadando tranquilamente desde uno de los observatorios. Por la tarde hicimos un recorrido en barca y observamos la cantidad de comederos de este último animal, que tiene por costumbre acumular conchas de bivalvos de agua dulce.

Disfrutamos de varias jornadas de marea baja paseando por la playa donde recolectamos algún que otro
"tesoro" para un naturalista como yo. Al lado, un alcatraz (Sula bassana) muerto entre los restos de uno de los puertos artificiales de acero y hormigón que los aliados trajeron remolcados desde Inglaterra para construir un puerto donde desembarcar el material tras el desembarco. También visitamos la Falaise des Vaches Noires, unos acantilados que contienen interesantes yacimientos fosilíferos. Se permite la recolección de fósiles sobre la playa y allí pasamos un buen rato hasta que una tormenta descargó un buen paquete de agua sobre nosotros.


El día más gratificante, no obstante es el día que visitamos la Baie des Veys, un lugar donde se ubica una colonia de un centenar de focas comunes (Phoca vitulina). Emprendimos la excursión por la tarde, con el fin de llegar al lugar donde se encuentran las focas con la marea baja. Las playas con marea baja, cuando el coeficiente es alto son interminables en Normandía. Esta bahía se encuentra al lado de la playa conocida con el nombre de Utah Beach el día del desembarco.
Desde bastante lejos ya se veían las formas que nos parecían focas, pero sin poder asegurarlo a pesar de los prismáticos. Poco a poco nos fuimos acercando hasta que vimos a una que se movía torpemente y otra que adoptó la típica forma de plátano que tienen cuando levantan la cola y la cabeza descansando sólo sobre el vientre. A partir de ese momento, cada pocos metros volvíamos a mirar con los prismáticos hasta que reconocimos varias docenas en la playa que teníamos enfrente y a unas seis entre adultos y crías crecidas en nuestra misma playa.
Cuando estábamos a unos 100-200 mts, las focas se fueron yendo al agua pero sin retirarse mar adentro. Permanecían muy cerca de la orilla, permaneciendo a menos de diez metros de nosotros.
Nos miraban con más curiosidad que miedo. Al fin y al cabo íbamos nosotros cuatro sólos.
Como todavía faltaban unos metros hasta el lugar donde se encontraban antes de echarse al mar, yo seguí caminando con el objeto de fotografiar la huellas que habían dejado, y fui seguido por una foca que se desplazaba a mi lado desde dentro del mar y que contemplaba con cierta curiosidad mis movimientos en la playa, conducta que despertó las risas de Lucía, mi hija.
Las contemplamos unos minutos y decidimos marcharnos con el fin de no molestar más.
A la vuelta, justo con el momento de mínima altura de la marea, la visión del horizonte era sobrecogedora. El mar aparecía como una muralla lejana más parecida a una cascada en la lejanía que al mar, recordando a la película aquella de los Diez Mandamientos. Si de repente el Sol y la Luna decidiesen dejar de atraer el mar, éste se precipitaría hacia nosotros que estábamos bastante lejos todavía de la zona donde se acaba la playa. En la foto de abajo no sé si se aprecia bien este hecho. Podéis pinchar sobre ella y hacer un zoom, pero la cámara con la que la hice no es demasiado buena. Aún así, aquí dejo el documento.
El día se acabó con una interesante experiencia para todos, ya que no habíamos visto focas en ningún lugar que no empezase por la palabra Zoo. La experiencia de verlas en libertad, aunque no es tan cercana como la que uno tiene en un zoo sí que fue muy especial.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Mantis en la tierra y en el mar...

No es la primera vez que hablo de la convergencia evolutiva. Y es que es una de las cosas que más perplejo me dejan siempre. La evolución parece que cuando “inventa” un método revolucionario de cazar o defenderse y este es exitoso, parece replicarlo en multitud de seres que no tienen relación ninguna entre sí.
Es el caso de las temibles pinzas de la mantis (Mantis religiosa). Las espinas de las mantis que están tremendamente desarrolladas no son un invento revolucionario. Realmente muchos insectos presentan espinas más o menos grandes y afiladas distribuídas por su caparazón exterior. La mantis necesitaba atrapar a sus presas con una rapidez asombrosa y a su vez, que las presas, que no mueren de inmediato quedasen fuertemente sujetas. Muchos insectos han desarrollado poderosas mandíbulas a tal fin. La mantis, en cambio, ha desarrollado unas espinas largas y finas en la parte inferior de los tarsos de las extremidades delanteras. Al replegar los tarsos sobre las tibias, que también poseen unas espinas muy desarrolladas, se produce una presa poderosa que sujeta con precisión a las infortunadas víctimas. La evolución favoreció a aquellas mantis que poseían las espinas que proporcionaban una sujeción mejor, llegando finalmente a quedar las espinas primigenias convertidas en auténticos cepos debido a la herencia y la selección natural.

Un crustáceo marino, la galera o cangrejo mantis (Squilla mantis), ha desarrollado un sistema similar. Las partes de sus extremidades no son equivalentes, pero el mecanismo es el mismo. En las articulaciones distales de sus patas delanteras, las espinas se orientan hacia adentro y hacia fuera respectivamente de modo que al replegar los segmentos de la extremidad, se forma un cepo parecido al que posee la mantis. En este caso, las espinas en ambos segmentos se complementan con huecos donde se alojan las espinas mayores, permitiendo la captura incluso de los escurridizos peces. El parecido es asombroso. Tal es así que el nombre científico de este cangrejo hace referencia a su parecido con la mantis.