miércoles, 3 de junio de 2020

La vida y la muerte,

   
 Hoy he regado los árboles y arbustos. El campo que tenemos se recupera lentamente del uso agroindustrial al que se ha sometido durante muchos años. La materia orgánica era inexistente, convirtiéndose el suelo tan sólo en un lugar que sujeta a las plantas. Durante ya casi cinco años, la hierba se corta quedando el residuo en el suelo, como aporte orgánico. El suelo ya ha cambiado en gran parte de la superficie, siendo las lombrices quienes nos informan del progreso, puesto que de ser prácticamente inexistentes hemos pasado a tener muchísimas en las zonas "buenas". Todavía hay sitios donde no hay ni una, y eso se nota incluso en la hierba en esas zonas, que es escasa.


El riego trae la vida a la hierba, los arbustos y los árboles. Brotan sus flores y sus frutos proporcionarán las semillas que perpetuarán a las diferentes especies. El riego es el tradicional, a manta. Es así desde que lo hicieran los musulmanes cuando el paraje se denominaba Al-Mamblas, hace mil años. El agua también atrae a visitantes que quieren alimentarse de los insectos que se mueven con el agua y las lombrices que suben a la superficie. El agua inunda los túneles de los topillos (Microtus duodecimcostatus) que salen nadando a refugiarse en los ribazos de la periferia para volver al campo cuando el agua recupera su nivel.
   



 Algunos de estos topillos no tienen suerte y no se ponen a salvo a tiempo. Para aprovechar el aporte energético que suponen como alimento, acuden a porbar si pueden coger alguno cigüeñas (Ciconia ciconia), garzas reales (Ardea cinerea), garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), cernícalos (Falco tinnunculus), cornejas (Corvus corone)... incluso las urracas (Pica pica) que ya han instalado su nido en uno de nuestros chopos negros (Populus nigra), hacen uso de los topillos para alimentar a sus polluelos. Hoy he tenido suerte y he podido fotografiar a una urraca o picaraza, como la llamamos donde vivo con un topillo capturado.
 


 
Pero no sólo trae muerte para los topillos el agua del riego. Es cierto que algunos son capturados, pero la población se mantiene desde hace cinco años. El agua hará crecer la hierba fuerte y proporcionará el alimento necesario para que los demás topillos sobrevivan y tengan alimento suficiente. Si los depredadores no vinieran a comerse a algunos de los topillos la población crecería tanto que sería un problema y comprometería la subsistencia de la hierba. Así, los topillos no son perjudiciales, ya que remueven la tierra como hacen las lombrices, mezclando las capas inferiores del suelo con las superiores, además de que fertilizan la tierra con sus excrementos y orina, devolviendo a la tierra lo que extraen de ella al alimentarse con las hierbas y raíces.