viernes, 20 de diciembre de 2013

Los efectos de los rodenticidas en la alimentación de la lechuza común (Tyto alba)

ANÁLISIS EGAGRÓPILAS DE LECHUZA EN MONTAÑANA, AÑOS 1994-2011.


NIDO EN  EDIFICIO DEL SINDICATO DE RIEGOS DEL TÉRMINO DE MAMBLAS
El en torno al año 1994, tanto en los anteriores como en los posteriores, se procedía al reparto masivo de rodenticida por todas las acequias del Término de Mamblas de forma sistemática. Esta práctica provocó la rarificación de los roedores en el campo y la práctica desaparición de las ratas, o por lo menos redujo su número hasta que no se percibían daños en las acequias provocados por éstas. Esta práctica se percibe en el espectro de capturas de la lechuza, que ha de adoptar un régimen principalmente ornitófago, si bien puede cazar roedores fuera del Término o en lugares alejados de la influencia del rodenticida. Se encuentran varias presas momificadas (ratas y ratones), 2 pollos de lechuza muertos y momificados y restos de otrso cinco pollos. La relación de estos pollos muertos con los rodenticidas no está clara, pero generalmente, es el aspecto que muestran los animales muertos por rodenticida, que aparecen momificados en numerosas ocasiones.

Primavera-verano 1994. Egagrópilas recogidas el 14-7-1994. Nido ubicado en el tejado del salón de actos del Término de Mamblas.
·         Total egagrópilas, 300.
·         Total de presas presentes 539.
o   Aves paseriformes, 324 ejemplares. Suponen el 60% de las capturas, y dentro de ellas, el gorrión común (Passer domesticus) representa el 72% del total.
o   Micromamíferos, 214 ejemplares. Suponen el 40% restante de las capturas, siendo el 73% del total Múridos.
·         Las presas más frecuentes son el gorrión común (Passer domesticus) que representa el 43.6% del total de capturas y el ratón doméstico y moruno, (Mus musculus-Mus spretus) con un 26,34% de las capturas.
·         Es significativa la ausencia de arvicolinos, pero es bien cierto que en los alrededores del casco urbano de Montañana no se percibe presencia alguna.
·         El porcentaje teniendo en cuenta la biomasa consumida supone una dieta compuesta en un 68% de aves y un 32% de micromamíferos, constituyendo el 47.6% de la dieta el gorrión común (Passer domesticus).

NIDO EN UN ESCARPE AL PIE DE LA TORRE DE LOS AJOS
 La segunda pareja, ocupa un nido que es un simple hueco en un cortado de gravas en un escarpe abandonado del río, tras un macizo de cañas (Arundo donax) y un gran chopo blanco(Populus alba) al pie del cual se recogen las egagrópilas en varias visitas sucesivas.

Egagrópilas recogidas al pie del nido en cortado bajo la Torre de los Ajos. Mayo-julio año 1998.
·         Total egagrópilas, 72.
·         Total de presas presentes 214.
o   Aves paseriformes, 15 ejemplares. Suponen el 7,5% de las capturas, y dentro de ellas, el gorrión común (Passer domesticus) representa el 87% del total.
o   Micromamíferos, 199 ejemplares. Suponen el 92,5% restante de las capturas, siendo el 67% del total Múridos, el 32% insectívoros y únicamente un 1% arvicolinos.
·         Las presas más frecuentes son el ratón moruno (Mus spretus), con 131 ejemplares y que representa el 61,21% del total de capturas y la musaraña común, (Croccidura russula) con un 29,43% de las capturas.
·         Es significativa la práctica ausencia de arvicolinos, 2 ejemplares tan sólo, pese a que el nido se ubica en los alrededores del casco urbano de Montañana.
·         El porcentaje teniendo en cuenta la biomasa consumida supone una dieta compuesta en un 9,5% de aves y un 90,5% de mamíferos, . constituyendo el 63.7% de la dieta el ratón moruno (Mus spretus)


NIDO EN CUARTO ELÉCTRICO DE LOS PISOS EN CALLE CALLEJÓN
En este nido no se observan presas momificadas ni pollos muertos, sí 4 pollos que al final volarán todos.

Primavera-verano 2001. Egagrópilas recogidas en junio-julio. Nido situado en la Calle Callejón, en un cuarto eléctrico en el tejado de unos pisos. Este nido se ubica a quizá 200-300 metros de donde se recolectaron las egagrópilas de 1994. El territorio de caza de esta pareja de lechuzas es el mismo que en el año 1994.
·         Total egagrópilas, 21.
·         Total de presas presentes 63.
o   Aves paseriformes, 0 ejemplares.
o   Micromamíferos, 63 ejemplares. Suponen el 100% de las capturas, siendo el 43% del total Múridos, 33% arvicolinos y 24% insectívoros.
·         Las presas más frecuentes son el ratón moruno (Mus spretus) con 22 ejemplares y que representa el 35% del total de capturas y el topillo común, (Microtus duodecimcostatus) con 21 ejemplares y un 33.33% de las capturas.
·         Es significativa la presencia de arvicolinos. Se detecta la presencia de estos roedores en primer lugar en un campo de melocotoneros en los que la hierba es cortada y no labrada sobre el año 2006. Hoy, finales del año 2013, los topillos tienen presencia regular en los ribazos de los alrededores del antiguo campo de melocotoneros. El cultivo de alfalfa, que permanece sin labrar varios años favorece la expansión.
·         También quiero destacar la presencia de musarañita (Suncus etruscus), detectada por vez primera en estas egagrópilas.
·         El porcentaje teniendo en cuenta la biomasa consumida supone una dieta compuesta en un 100% de micromamíferos. constituyendo el 39.9% de la dieta el topillo común (Microtus duodecimcostatus) y el 37% el ratón moruno (Mus spretus).

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      CONCLUSIÓN


  1. La lechuza común es un ave que preda con preferencia sobre los micromamíferos, y que puede variar su dieta a ser casi totalmente ornitófaga en ausencia de los mismos. 
  2. En el caso de la eliminación de los micromamíferos con rodenticidas, las parejas de lechuza existentes, en vez de abandonar el territorio cambian su dieta, ejerciendo una mayor presión depredadora en otras especies, que en este caso es el gorrión común (Passer domesticus).
  3. La distribución de rodenticidas, además de eliminar a estos animales tiene repercusiones adversas en la reproducción de las rapaces nocturnas, que ven incrementada la mortalidad de los pollos ya sea por hambre, ya sea por consumir inidviduos moribundos que abandonan sus madrigueras antes de morir, que aparecen torpes y fáciles de capturar.
  4. Otras especies padecen efectos negativos al ser blanco alternativo de los depredadores que habitualmente consumen micromamíferos. La situación preocupante del gorrión común se puede ver agravada por el uso indiscriminado de estos productos al ser una especie alternativa

domingo, 8 de diciembre de 2013

Haciendo puntas de flecha con botella de cerveza...

Una de las cosas que me propuse tras la visita al valle de La Dordogne, en Francia, fue la de intentar preparar talleres para los niños en los que pudiese acercarles la prehistoria. Esta zona alberga yacimientos como los de Cro-Magnon, el Abrí Pataud, o las cuevas de Lascaux. En los diversos lugares, se hacen talleres de pintura, lanzamientos de lanzas con propulsor, sílex, fuego, senderos con figuras prehistóricas…

No recuerdo tan buena sensación de mi vista al Museo de la Evolución Humana de Burgos. En su página WEB, ofrecían la posibilidad de visitar el yacimiento tanto con reserva previa como con reserva en el propio museo, y al llegar allí nos dijeron que era imposible la visita sin haber reservado con antelación. Nos quedamos sin ver el yacimiento… otra vez será. Casi se acostumbra uno en España a que las cosas no estén abiertas cuando debieran (en Zaragoza se han ofertado museos que están cerrados o que no se pueden visitar) o que la información de la WEB no sea todo lo fiable que debiera. (la exposición de Darwin en la universidad, cuyo último día era un sábado estaba cerrada como sospechaba).

Por lo demás el museo es demasiado moderno para mi gusto, grandes espacios y pocas piezas, aunque me sorprendió gratamente que se hubiese guardado un espacio dedicado a Darwin con su reconstrucción del Beagle. Sí que vimos las “piezas estrella” como la pelvis  “Elvis”, el cráneo 5 o de “Miguelón” o la cara incompleta de H. antecessor, (además de volver a ver una réplica en el Museo Provincial), pero la verdad es que yo me quedé con ganas de ver alguna cosa más. La relevancia que tiene Atapuerca justificaría la exposición de más piezas, aunque fuesen réplicas. Personalmente no llevo demasiado bien la incursión de las pantallas, la oscuridad en los museos y el gasto desorbitado en un edificio cuyo valor máximo es lo que está dentro. Disfruto más en sitios como el Museo de Anatomía Comparada de París. Aunque el edificio, viejo como muchos en Francia  mostraba bastantes cicatrices de goteras, el interior estaba repleto de osamentas. Lo mismo me ha ocurrido en otros museos que aunque pequeños, mostraban una gran cantidad de contenidos.

Salvando la distancia, me gustó más el Museo Provincial de Burgos, puesto que era un museo a la vieja usanza, vitrinas repletas de cosas para ver. En el Museo de Zaragoza han decidido amputar salvajemente la parte dedicada a la arqueología y para mí ha perdido gran interés.

Centrándome en lo que quería contar, cuando más o menos diseñé el contenido del taller sobre la prehistoria, el primer taller  lo hice en el aula de la escuela primaria de Lucía, mi hija menor. Durante un rato, los niños vieron en la clase la amplitud del tiempo de la Tierra de modo tangible, no con un recuadro pequeño que aparece en el libro y que nunca está a escala. Cómo se trabaja un hueso con lascas de sílex recién extraídas o cómo podemos hacer fuego mediante chispa y hongo yesquero. En otro taller, el fuego lo hicimos por medio de fricción con palos.
El sílex que recojo de los montes próximos a Zaragoza, presenta nódulos de pequeño tamaño, o éstos son demasiado planos, por lo que la obtención de lascas no se produce demasiado bien. Para raer un hueso o cortarlo a puro de fricción mediante una pequeña lasca dentada, no es necesario que las lajas sean demasiado grandes, pero no es buen material para extraer lajas que permitan construir flechas. Es por eso, que visitando un día un vídeo en la red y viendo cómo es posible hacer puntas de flecha en vidrio, decidí que ese era el material que debía utilizar. La práctica hace que las flechas sean bastante dignas y que se pase el gusanillo del tallado. Para aquellos que quieran practicar,decidí que un día haría una entrada con fotografías del porceso. Un compañero de trabajo, David Bardavío, me dijo que lo mejor era hacer un vídeo y subirlo a YOUTUBE. Tomada la palabra, aquí lo tenéis. En mi ordenador se para pero es que quizá ya es algo viejo el pobre.

Hoy, por fin como os digo, junto con mi hija Lucía a la cámara hemos hecho un vídeo demostrativo de la talla de puntas de flecha en vidrio. El vidrio es de una botella de cerveza ambar. Una cerveza típica de Zaragoza que lamentablemente no tiene la difusión de otras cervezas de (pienso) inferior calidad. Para los efectos de la fabricación de flechas vale cualquier otra botella, ya sea de cerveza o vino pero de "culo" plano.
Espero que os guste el vídeo, pese a que se nota desde muy lejos que es el primero que hacemos. Además he visto que no se lo pongo muy fácil debido a que sin previo aviso mis manos salen del tiro de la cámara en alguna ocasión. En cualquier caso, el vídeo no sería posible sin su colaboración, ayuda que me presta siempre que se la pido.


El proceso, lo relato a continuación.
  1. Extraer el culo de la botella, para lo que neceitamos un clavo de unos 15cm. Se introduce el clavo con la cabeza hacia abajo y se agita la botella de modo que el clavo golpe el fondo de la botella.
  2. Una vez extraído el "culo" de la botella, se va golpeando a lo largo de todo el perímetro hasta dejar un trozo rectangular de vidrio. 
  3. Por medio de presión sobre la arista del vidrio más alejada del cuerpo, la que está apoyada sobre la piel que proteje la pierna, se consiguen extraer pequeños trozos que se llevan consigo una parte se la superficie del vidrio que descansa sobre la pierna, dejando así un tallado que va desde el centro de la flecha más grueso hacia el filo, más estrecho. 
  4. Imaginación y diseño al poder...

sábado, 30 de noviembre de 2013

Un desayuno de documental. (La paloma, el halcón y el milano real).

Ayer, sábado tuve un desayuno de lo más interesante. Me levanté algo tarde, sobre las 10:00 y mi hijo Quique vino pronto a decirme que un gavilán (Accipiter nisus) había cazado una paloma doméstica (Colomba livia) en el campo de maíz que hay enfrente de mi casa, que ahora está cosechado. El gavilán estaba sobre una torre del tendido eléctrico y la paloma yacía en el otro extremo del campo. Las urracas, desde la higuera que tenemos en casa, no paraban de hacer ese ruido parecido a una carcajada que emiten cuando un depredador ronda por los alrededores y que suelen frustrar cualquier posibilidad de caza, ya que avisan a todo el vecindario.
Me parecía algo grande el ave para ser un gavilán, y por eso he ido a por los prismáticos. Enseguida he visto que no se trataba de un gavilán, sino de un halcón peregrino o común (Falco peregrinus). Sus bigoteras negras, familiares a cualquiera por la fidelidad con que los egipcios las reflejaron en sus dibujos y esculturas del dios Horus eran inconfundibles.
Al cabo de un rato, el halcón  ha recuperado su presa y se la ha llevado al extremo opuesto del campo, lejos de las impertinentes urracas que no se atreven a salir de la seguridad del árbol para importunar la comida del halcón. Durante un buen rato, hemos contemplado como el halcón desplumaba y se alimentaba con la paloma. Pensaba yo, acercarme al lugar del desplume para hacer una foto y con las imágenes de los restos hacer una entrada al blog, pero un milano real (Milvus milvus) ha decidido que el espectáculo se iba a terminar.
Yo sabía que si el halcón abandonaba la presa, la distancia que me separaba del lugar del desplume, aunque no era mucha, no serviría para que el milano abandonase la presa al verme salir. En una ocasión he visto a un milano real recoger un cadáver de la carretera a escasos metros de los coches que circulaban.
El milano ha acosado al halcón, que ha levantado el vuelo con la paloma entre sus garras. Esperaba que se la hubiese llevado a lo alto de la torre de alta tensión, pero ha preferido emprender el vuelo en otra dirección, y acosado de cerca por el milano se ha perdido en el horizonte. Y así ha terminado el desayuno. A pesar de todo, he ido a fotografiar los restos para compararlos con los de otras aves rapaces, y sólo os puedo relatar lo que ha quedado, pero claro, al desaparecer la presa no puedo mostraos imágenes más claramente identificativas.
En las fotos, podemos advertir primero, que ha desechado los intestinos. En el caso del ataque de un gavilán, el paquete intestinal seguía dentro del ave, ( ver entrada la presa del gavilán) y en el caso del aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), éste había desaparecido junto con todo el resto del cuerpo, quedando sólo las plumas (ver entrada rapaces distribuyendo semillas). En ambos casos tenéis una entrada en este blog de un ataque a palomas.
También podemos advertir que ha desplumado la cola al completo, pues se ven en el desplume todas las rectrices, y que ha desplumado en parte las alas, pues las plumas rémiges secundarias aparecen más o menos cerca del desplumadero. Al hacer viento y ser las plumas grandes, son arrastradas con facilidad. La cabeza no ha sido separada del cuerpo todavía, lo que diferencia este escenario del que queda tras un ataque de gavilán.
En otras ocasiones, lo que he encontrado es el esqueleto del tórax completo con los huesos de las alas en conexión (articulados) y sólo las rémiges primarias presentes. La cabeza no estaba. He visto como la cabeza era desechada incluso en el caso de presas del tamaño de un gorrión común.

Quiero destacar la presencia del contenido del buche, que al igual que hizo el aguilucho lagunero, aparece desgarrado. En este caso se trata de trigo que a buen seguro ha obtenido del molino de Montañana. Me permito recordar una cita de Charles Darwin, de su libro “El origen de las especies”. Concretamente del capítulo 12, Distribución geográfica y del punto que habla de los Medios de dispersión (de las plantas). “… el buche de las aves no segrega jugo gástrico y no perjudica en lo más mínimo la germinación de las semillas, según he averiguado experimentalmente. Ahora bien; cuando un ave ha encontrado y ha ingerido una gran cantidad de comida, se ha afirmado positivamente que todas las semillas no pasan a la molleja antes de doce o diez y ocho horas. En este intervalo, un ave puede fácilmente ser arrastrada por el viento a una distancia de 500 millas, y es sabido que los halcones buscan las aves cansadas, y el contenido de su buche desgarrado puede de este modo esparcirse pronto.” No es esta la primera vez que veo en el monte hechos que figuran en este magnífico libro, y aunque sé que ocurren, siento una especial satisfacción cuando puedo fotografiarlos.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Los dientes de los roedores. Los arvicolinos.


Otro grupo característico que hice entre los roedores para dividirlos en diferentes entradas es de de los arvicolinos. Como dije, se trata de una subfamilia de roedores cuya principal característica a efectos de este blog, es la de la forma de sus molares. La fórmula dentaria es como en los múridos muy reducida, I 1/1 M 3/3. Sus molares son hypsodontos y recuerdan en algún aspecto a los de los elefantes, hecho no sorprendente ya que el trabajo al que están sometidos (molienda de material vegetal tipo forraje) es similar salvando las enormes distancias de tamaño.
También Como en el caso de los múridos podremos hacer una grosera división en diferentes especies atendiendo a su tamaño, que es lo más sencillo de comprobar por cualquiera de nosotros.
Sólo hablaré de especies que estén presentes en Europa, ya sean estas introducidas o autóctonas.
El arvicolino de mayor tamaño es la rata almizclera Ondatra zibethicus. Sus series molares sobrepasan los 12mm de longitud.
Algo más pequeñas son las que conocemos como rata de agua (Arvicola sapidus) y la rata topera (Arvicola terrestris), siendo esta última de menor tamaño. En cualquier caso, la medida total de sus series molares sería mayor de 8mm y claramente menor de los 12mm. Los incisivos superiores de Arvicola terrestris presentan un mayor prognatismo (salen hacia afuera), adaptación especial para la construcción de las galerías subterráneas que fabrica, y que la diferencia de la rata de agua. (ver foto siguiente)
En el caso de los demás arvicolinos que se conocen con el nombre de “topillos”, es más difícil identificar las diferentes especies ya que todas tienen un tamaño parecido. La medida de sus series molares está comprendida entre los 5mm y los 7,5mm.
El caso del topino rojo (Clethriomomys glareolus) es especial, ya que es el único arvicolino en el que el primer molar inferior presenta una doble raíz en vez de presentar un perfil continuo, es decir que es que sus molares son “menos hypsodontos” que los del resto de especies de arvicolinos.
Si nos fijamos en el tercer molar superior, y este presenta tres salientes en el lado labial y cuatro en el lado lingual, estamos frente a Microtus agrestis o Microtus arvalis.

En los otros casos, este molar presenta tres salientes en el lado lingual y otros tres en el lado labial. El caso particular de Microtus duodecimcostatus, el saliente central del lado labial es claramente menos pronunciado que los otros dos, y este es un dato de carácter identificador en la mayor parte de los individuos.
Cuando el ejemplar no tiene prognatismo en sus incisivos como vemos en la foto de la derecha, y el perfil del cráneo es abombado estamos frente a Microtus cabrerae, y si presenta cierto prognatismo, se trata de otra especie de Microtus sp. Para afinar más la clasificación hemos de contar con bibliografía especializada en la que se describan con detalle las formas de los molares, ya que este es el método de clasificación correcto.

Como hemos visto, el primer molar inferior es el que mayor valor tiene a la hora de utilizarlo como identificador específico, pero el tercer molar superior también tiene una forma característica que puede tener valor taxonómico a la hora de diferenciar unos Microtus sp. de otros. La bibliografía que figura en este blog nos proporciona títulos de obras que nos facilitan una correcta clasificación.

domingo, 17 de noviembre de 2013

El tiempo esta loco... y nosotros también

Más allá de polémicas sobre cambio climático, lo que no podemos negar es que sí ha habido un cambio en el tiempo. Consideramos como tiempo a las condiciones atmosféricas de un determinado lugar en un determinado instante, y el clima a la media de estas características en un período suficientemente largo como para que sea significativo.
En mi corta experiencia, que mis recuerdos remontarán hasta quizá treinta ciclos estacionales, sí he percibido un cambio en el tiempo. Los inviernos de mi juventud eran más rigurosos, con más hielo y niebla. Del mismo modo, los veranos eran más calurosos, de modo que las estaciones eran algo más extremas. Pero esta es la “sensación” y el recuerdo de un período muy corto. No puedo saber si llovía más o menos a ciencia cierta, pues para esto es necesario contar con las mediciones en un mismo lugar durante un tiempo, y de este modo poder caracterizar un clima.
Los animales también perciben esos cambios de tiempo, así que ya veis en el encabezamiento de esta entrada a mis tortugas tomando tranquilamente el sol el día 17 de febrero de 2013. El día 14 de noviembre siguen haciendo lo mismo. Parece no obstante, que ya llega el frío. No son sólo mis tortugas las que están haciendo esto. En la piscina municipal donde trabajo, las palomas están construyendo nidos y poniendo huevos, cosa que aprovechan las urracas para obtener una ración extra de alimento. (izquierda)
Vemos pues que es seguro que estamos ante un cambio del tiempo, pues en un período muy corto, los cambios de las condiciones atmosféricas son perceptibles. Pero esto no es un cambio climático. El cambio climático debe de tener en cuenta una serie de años suficiente como para que se demuestre que a lo largo de mucho tiempo, lo que se percibe es una elevación o bajada de las temperaturas o precipitaciones. Las mediciones en las estaciones meteorológicas, tampoco tienen series de registros demasiado antiguos. Si tuviésemos series de 2000 o 3000 años, la cosa sería más sencilla.
Es por ello, que estas series se han de buscar en otros sitios, y la forma de hallarlas es de forma indirecta. Todos hemos oído hablar de los sondeos en los hielos polares. Eso está muy lejos. Cerca de nosotros, hay personas que hacen reconstrucciones a largo plazo estudiando a los seres vivos… ¡o muertos!.
Los paleontólogos, estudian fósiles que, comparando con su distribución actual, nos indican la disposición antigua de bosques, desiertos, mares, hielos… por ejemplo, la aparición de renos en algunas cuevas, nos indica que en aquellos tiempos, el ecosistema de tundra-taiga se extendía hasta la misma península ibérica o tan cerca de ella que los hombres cazaban y transportaban los renos hasta las cuevas. Las temperaturas no podemos saberlas pero sí sabemos que el clima era diferente. En enlace al blog de Aragosaurus de esta misma página, podemos saber cosas sobre el interesante trabajo de los paleontólogos.
Los palinólogos, estudian el polen retenido en los fangos de algunos lagos endorreicos. De este modo, sabemos que en períodos de frío, las hayas (bosque típico Altántico) se extendieron hasta Castellón y Valencia, pues hay polen presente en las Turberas de Prat de Cabanes.
Los dendrocronólogos son capaces de afinar incluso más, ofreciendo con sus estudios unos datos de temperaturas medias y condiciones climáticas más concretas. Para ello utilizan el estudio minucioso de los anillos de crecimiento de las plantas, principalmente árboles. Comparando el comportamiento de crecimiento de los anillos de un árbol durante un período conocido y con registros fiables, se pueden extrapolar a otros árboles. Solapando unos con otros se ha llegado a obtener una serie climática de temperaturas medias de varios cientos de años atrás. En la página de Jesus Julio Camarero, podemos saber más sobre el trabajo de los dendrocronólogos.

Tengo la suerte de conocer personalmente a profesionales que usan estas técnicas. Los científicos de estas disciplinas dejan fuera de toda duda que los cambios climáticos ocurren, han ocurrido y ocurrirán. Estas condiciones no han de ser eternas.

Entonces, esto deja el debate del cambio climático únicamente en el lugar de si éste tiene origen en las actividades del ser humano o no. Aún en el caso de que el cambio climático no tuviese origen en las actividades del hombre, como los negacionistas opinan y argumentan, cabe preguntarse si es razonable el ritmo de destrucción y consumo de los recursos que estamos llevando a cabo. No sólo hay que pensar en la cantidad de CO2 que se emite (se emiten otras muchas cosas), hay que pensar que los bosques desaparecen a un ritmo salvaje, y con ellos otros muchos recursos naturales limitados.
Y quizá el problema al que nos enfrentamos no es sólo un problema de cambio climático. Quizá si llegamos a un cambio que acerca las playas a los lugares de interior, llevemos menos maletas de las que pensamos cuando vayamos de vacaciones.
Nos aproximamos a un cambio, que si no es climático seguro que será traumático. Lacantidad desmesurada de energía que obtenemos del petróleo y el carbón no es posible obtenerla de forma razonable de ningún otro lugar. Pensar que podemos seguir este ritmo de consumo utilizando huesos de oliva o leña porque son renovables es un error. También el petróleo y el carbón son renovables. Lo que ocurre es que en poco más de 70 años hemos consumido lo producido en quizá 350.000.000 de años. No sólo estamos acabando con los bosques de hoy, estamos acabando con los bosques de toda la historia de La Tierra.
El planteamiento, por tanto no es tanto si ponemos aerogeneradores o plantas solares, el planteamiento es que si no somos capaces de racionalizar nuestra existencia, el futuro no es muy halagüeño. Los bosques en España se han expandido en este último medio siglo a causa del menor consumo de leña a favor del carbón, el gas y el petróleo. Si se pretende la vuelta a la leña que eufemísticamente de denomina biomasa, con el nivel de consumo actual, el bosque, los huesos de oliva, las cáscaras de almendras y los restos de poda nos durarán un cuarto de hora.
El uso de los restos de las tareas de poda en los montes como leña, (o biomasa) me parece un disparate y tiene cualquier calificativo menos sostenible. Utilizar estos recursos se ha hecho siempre que se utilizaba la leña. No es un descubrimiento. Al fuego se echaba todo lo que podía arder. Y así llegamos a esta situación de bosques de encinas con pies “reviejados” y carentes entidad como bosque en algunos lugares y a los acampos (antiguas dehesas) sin un solo árbol. Todos estudiamos en la antigua EGB y espero que en la actual ESO, que la materia tiene un ciclo. Los seres que mueren en el bosque son necesarios para mantener la riqueza del suelo en un ciclo interminable. Si nos llevamos “todo pal fuego”, no sé en qué punto se supone que está esa renovabilidad. Plantar árboles como sumideros de carbono para luego cortarlos y quemarlos tampoco parece algo demasiado razonable. Ahora que el petróleo se agota, parece ser que vamos a volver a castigar nuestros bosques.
La energía nuclear es limpia, según dicen. Para eso hay que obviar que los depósitos de residuos van a permanecer escondidos a nuestra vista, (que no inactivos) más tiempo del que la humanidad lleva sobre La Tierra. En el futuro, los humanos no sabrán ni dónde se almacenaron estos residuos, y las condiciones de los contenedores que los alojen es fácil pensar cómo estarán. Si en unos pocos miles de años hemos perdido civilizaciones enteras engullidas por la selva o el desierto, y no teníamos referencia alguna de su existencia, es tonto pensar que dentro de 5000 años alguien sabrá donde se encuentran los depósitos de residuos nucleares actuales.
El problema del ser humano, es que actúa como si su existencia fuese a ser infinita en el tiempo. No se puede pensar en el infinito cuando todo lo que nos rodea es finito. Los recursos, el agua, la tierra… todo se acaba. 
Los nativos de las selvas amazónicas llevan cientos de años en el mismo lugar que permanece inalterado, o más correctamente, la alteración que producen “cicatriza” cuando cambian de sitio, de modo que en un futuro próximo pueden regresar a su antiguo asentamiento y comenzar de nuevo. La población de seres humanos se mantiene en unos números razonables de forma natural. Eso es una población sostenible. Estas poblaciones duran tanto como el ecosistema en el que viven. Tampoco son eternas, pero son sostenibles.
Los seres humanos tras el descubrimiento de la agricultura y el pastoreo, nos convertimos en civilizaciones que se desarrollan y extienden cada vez más. Esto es una civilización duradera. Estas poblaciones crecen tanto como espacio son capaces de cultivar y regar. Por encima de unos límites, la transformación colapsa los recursos (madera, tierra y agua) disponibles y acaba con la civilización que ha de abandonar sus asentamientos. (Pueblo Bonito, en el cañón de Chaco o Isla de Pascua). A menor nivel tecnológico, mayor duración en el tiempo.

La agricultura y ganadería industrial, apoyadas por la globalización, que dependen más del petróleo que del agua, (hoy voy a comer judías canadienses envasadas en Cuenca y posiblemente son más baratas que las producidas en la misma Cuenca) no puede ser ni tan siquiera duradero. Cuando los recursos de esta civilización se colapsan no cabe la migración, ya que colapsan en lugares remotos y tremendamente lejanos a la propia civilización. Nos encontramos frente a una civilización que podemos llamar civilización breve. A mayor nivel tecnológico, mayor brevedad.
Albert Einstein decía que no sabía cómo sería la tercera Guerra Mundial, sólo sabía que la Cuarta sería con palos. Yo creo además que esa guerra ni tan siquiera será necesaria para que debamos de usar los palos de nuevo.

Y mis tortugas asoman la cabeza por encima del agua para decírnos que el tiempo cambia, pero que al ritmo que vamos, colapsamos antes de terminar con el debate de si el cambio es de origen antrópico o no.

domingo, 10 de noviembre de 2013

¿Que pasa con el maíz?



Hace varios años, me sucedió un hecho curioso. Tenía unas gallinas a las que alimentaba con trigo y maíz en grano. El grano, lo compraba en un molino que hay en el pueblo donde vivo. Cuando se acababa un saco, compraba uno nuevo. Así siempre. Una vez, abrí un nuevo saco y les puse la comida como siempre. Al día siguiente se habían comido el trigo, pero el maíz seguía intacto. Como este hecho se repetía, decidí poner sólo maíz, pero seguían sin comerlo. Finalmente opté por no ponerles más maíz.
Algunos meses después, hablando con un vecino, me comentó que a él también le pasó, y es que el maíz que vendía el molino y que siempre habíamos comprado pasó a ser transgénico.

Hace un mes, estuve hablando con un agricultor que siembra maíz enfrente de mi casa. Cultiva alfalfa en nuestros campos que tiene arrendados y maíz transgénico en otros. Me dijo que si quería coger alguna pinocha (que es como se llaman las mazorcas en Zaragoza) para mi pony o para las gallinas  que la cogiese de las plantas que estaban en la zona más exterior del campo. En las partes exteriores del cultivo, había unos “palos” (que es como se llaman a las filas de plantas de maíz también en Zaragoza) que eran de maíz tradicional y que habían tenido que poner ya que los campos cercanos no eran de maíz transgénico y el departamento de agricultura les obligaban a hacerlo así. Según decía, “si les das de ese maíz se lo comerán, pero si les das transgénico has de molerlo un poco, pues si lo pones entero las gallinas no lo comen".

Hace años, no di importancia al hecho de que mis gallinas decidiesen un día dejar de comer maíz. Hoy, tengo unas nuevas gallinas, y sólo les doy trigo y cebada. El hecho de que gallinas de otras personas tuviesen el mismo comportamiento me llamó la atención, y más aún que dijesen que era porque el maíz era transgénico. Los nuevos testimonios de  un agricultor que sí sabía a ciencia cierta que lo que les daba a sus gallinas era transgénico porque lo cultiva él mismo y que asegurara que sólo lo comían si se molía me pareció que algo raro podría estar ocurriendo.

Mantuve una discusión en un blog donde comenté este hecho. Se estaba criticando en el mismo la falta de rigor científico del movimiento ecologista. Dije que en el mundo científico también se puede adolecer de falta de personal multidisciplinar, y que si bien la existencia de maíz transgénico muestra un éxito de los científicos genetistas, el pasar a cultivarlo sin estudios del impacto en el medio ambiente por parte de ecólogos en diferentes medios podría ser también un fallo, y comenté el raro caso de las gallinas. Allí manifestaron que les parecía inadmisible el hecho o directamente mentira. Decidieron que lo que ocurría era debido a un problema en el buche de las gallinas, al tamaño del maíz y a mi falta de rigor. Yo sólo quería relatar un hecho, no sembrar la polémica por lo que tras intentar explicar que no se podía deber al hambre, las piedras del buche o el tamaño del grano y que no sacaba nada más en claro que la pérdida de tiempo decidí dejar el tema.

Decidí entonces salir a dar una vuelta por el camino de mi casa que discurre entre los campos de maíz, transgénico a mi izquierda y convencional a mi derecha y contar cuantas pinochas habían sido atacadas por los estorninos en cada uno de los campos, y ver si se apreciaba alguna diferencia. Arriba la foto de una pinocha atacada por los estorninos.

Es imposible contar con un maíz 100% transgénico y 100% convencional en la misma zona debido a que el maíz se poliniza con el viento, y ya sabemos la polémica que hay con la "contaminación" de maíz convencional con transgénico. Las gallinas, al estar en cautiverio, están acostumbradas a comer cualquier cosa que se les da, por eso es tan raro ese comportamiento de no comer este tipo de maíz. Sin embargo, los estorninos son libres de volar y de comer aquello que más les guste mientras puedan elegir. No debería de haber mucha diferencia, pensé.
Para comparar un campo con otro, recorrí un camino que deja los campos de transgénico a la izquierda y tras un campo de alfalfa a cada lado, comienza el maíz convencional a la derecha. Hice un conteo de plantas de la primera fila tanto en un maíz como en el otro y anoté cuantas pinochas habían sido atacadas por los estorninos.
En el campo que se sembró con maíz transgénico y con maíz convencional en los márgenes, de un total de 2821 plantas, 38 estaban atacadas por los estorninos. Estas plantas atacadas corresponden con las de maíz convencional, pero que pueden haber sido polinizas con polen transgénico al estar en contacto directo con una gran masa de plantas transgénicas. El ataque se produjo sobre un 1,34% de las plantas
En el campo sembrado con maíz convencional, de un total de 1165 matas, 63 habían sido atacadas. El ataque se produjo sobre un 5,31% de las plantas.
Había diferencias a pesar de ser maíz convencional en los dos casos, pero el menos afectado estaba en contacto directo con el maíz transgénico como he dicho.

El pasado domingo 2 de noviembre, José Enrique Lobera, un colega en estas cosas de la naturaleza, me trajo dos cadavéricos souvenirs encontrados en la playa. Hablando frente a un café, no sé porqué salió el tema del maíz que se ve desde la ventana de mi cocina. Creo que fue a razón de un comentario sobre las coles de mi huerto y las pocas mariposas de la col que he visto este año. No sabía si el maíz transgénico tendría algo que ver, comenté, ya que si era del que sintetiza Bacillus turingensis, al ser una cepa agresiva con los lepidópteros podría haberles afectado.
Me dijo que algunos cazadores y agricultores de la comarca de las Cinco Villas en Zaragoza le manifestaron que los jabalíes, si pueden elegir, es decir, si hay varios campos de maíz, sólo entraban en los que no eran transgénicos o que en éstos entraban mucho menos. En un foro he leído un comentario de un agricultor que siembra transgénico para que el jabalí no lo toque, y que le daba resultado. Otro le contesta que los jabalíes también se comen en maíz transgénico pero menos que en el caso de tratarse de maíz convencional…

Yo no puedo distinguir un maíz del otro. ¿Pueden hacerlo los animales cuando está entero ya que molido lo comen sin problema?. A qué se debe este comportamiento en diferentes especies?. ¿Es fruto de la casualidad?. ¿Habrá más casos parecidos?... ¿pasa algo con el maíz?.
Intentaré ofrecer maíz a aves en libertad y observar su comportamiento. De todos los modos tengo un problema, y es que ya no queda maíz del campo de maíz convencional, por lo que todo procederá de los campos de transgénico, y el maíz convencional que rodea el núcleo de maíz transgénico tengo mis dudas de que no sea transgénico por la "contaminación" sufrida por polen transgénico. Las aves silvestres lo comen igual, de modo que lo que intentaré averiguar es si eligen un tipo antes que el otro.
Acepto direcciones donde obtener maíz ecológico para aportar en el "experimento" y certificar que las dos variedades son realmente dos variedades garantizadas, ya que no tengo la seguridad de que el maíz convencional recogido en este campo nio es transgénico. De momento, mis gallinas estaban hoy sin comida y el maíz que les eché ayer (un puñado) seguía en el suelo, a pesar de estar muertas de hambre.

jueves, 31 de octubre de 2013

Los dientes de los roedores. Famila Muridae.

Los roedores de la familia Muridae, tienen todos unos molares cuyas coronas presentan de numerosos tubérculos. Los ratones y ratas son los roedores que pertenecen a esta familia.
La fórmula dental para todos los Muridae de la península es I1/1, M3/3. Es por lo tanto una dentición muy reducida en la que faltan muchas piezas. Para conocer las distintas especies, hemos de observar de manera atenta los molares de las mandíbulas y del maxilar superior. La diferente disposición de los tubérculos en cada uno de los molares y las formas que el desgaste provoca son claves para la identificación. En la bibliografía del blog hay obras donde estas claves aparecen en detalle. En esta entrada daré algunas claves más sencillas aunque no reflejarán el total de especies.
Midiendo la serie molar superior, es decir la longitud de los tres molares juntos, si ésta es mayor de 5mm, podemos asegurar que el múrido que pretendemos identificar, es una rata.
En el caso de que la serie molar superior mida menos de 3mm, estaremos ante los restos de un ratón espiguero Micromys minutus. Entre estos valores máximo y mínimo, es decir si la medida resultante es de 3 a 5mm, estaríamos hablando de otras especies de ratones (Apodemus spp. o Mus spp. ).
Podemos afinar algo más la clasificación retirando el primer molar superior y contando el número de alvéolos (agujeros donde se alojan las raíces de los molares).
Si la serie molar mide 5mm. y el número de alvéolos es 5, se trata de una rata Rattus spp.
Si la serie molar es de 5mm. o ligeramente inferior, y el número de alvéolos es 3, se trata de un ratón Mus spp.
Si la serie molar es de 5mm. o ligeramente inferior, y el número de alvéolos es 4, se trata de un ratón del género Apodemus spp. Si disponemos de la serie molar inferior, y esta mide menos de 4mm., se trata de Apodemus sylvaticus o ratón de campo, y si mide más de 4mm se trata de Apodemus flavicollis o ratón de bosque. En el caso de encontrarnos en los 4mm justos, esta clave sólo nos confirma la pertenencia al género Apodemus spp. Y no podemos ir más allá.
Si la serie molar es de 3mm. o ligeramente superior, y el número de alvéolos es de 5, se trata de un ratón espiguero Micromys minutus.
En el caso de querer afinar más la determinación, es necesario mirar como ya he dicho la forma y disposición de los tubérculos de los molares superiores e inferiores o de otras partes del cráneo. Como ejemplo os muestro la diferente disposición de las crestas frontoparietales en los cráneos de Rattus rattus y Rattus norvegicus.



martes, 22 de octubre de 2013

Preparados para el invierno

Hace unos días hicimos una corta excursión. En un campo cubierto de helechos, encontramos el nido que fabrica la araña tigre (Argiope bruennichii) colgado entre los tallos y frondes. En este nido, los huevos pasarán el invierno resguardados del frío esperando las temperaturas suaves de la primavera siguiente cuando nacerán las pequeñas arañitas.

Esta cesta es tan característica que el aspecto de la misma sirve como identificativo claro de la presencia de esta especie. El sobrecogedor aspecto de esta araña es algo intimidatorio, si bien la literatura consultada nos dice que su mordedura es inofensiva. Para los que no sepan de que araña estoy hablando, a continuación os pongo una foto.

martes, 15 de octubre de 2013

Huellas de erizo ligeramente grandes

Hoy os muestro aquí una huella de erizo (Erinaceus europaeus). Este simpático animal tiene en cambio la horrenda costumbre de pisar siempre con el pie sobre el lugar donde estaba su mano, con lo que las huellas aparecen siempre como una única huella con muchos dedos. Como tiene cinco dedos en su mano y otros cinco en el pie, el lío de dedos en la huella es tremendo.
La huella que nos ocupa era de un tamaño considerable, casi 4cm. La huella del pie de un erizo que pesó casi 1500gr. medía 3cm. Las huellas de las manos suelen ser siempre algo mayores que las de los pies debido a que en las manos aparece la impresión de las almohadillas carpianas o de la muñeca y sin embargo en las del pie no aparecen las del talón. En cualquier caso, en esta huella no aparecen las almohadillas carpianas, lo que dificultaba la identificación.
Esto me tuvo ocupado y algo confundido ya que el tamaño como os digo era algo grande, pero la comparación con otras huellas de mi colección al final me llevaron a la identificación correcta.
Cuando encontramos huellas que se aproximan al límite superior o inferior de tamaño la identificación se hace complicada. A mí me ocurrió con una huella de nutria encontrada en Zaragoza el año 1992, cuando se supone que no debería de estar. Presentaba las dimensiones máximas o ligeramente mayores de la huella de una mano de garduña, pero el diámetro de las almohadillas de los dedos era claramente mayor que las que presenta una huella de garduña de ese tamaño. Debido a la importancia de la presencia de nutria en aquellos años, y la incredulidad de aquellos a los que comenté el hallazgo, la cautela me llevó a guardar la huella. Hoy, por comparación con las que tengo de nutria, ya está clasificada formalmente como de nutria.
Otro caso me ocurrió (y todavía no está definitivamente asignada), con una huella de gato montés hallada en el Pirineo. Se trata de una huella de 4.5-5 cm de longitud. Al parecer el tamaño de huella para gato montés es de 4cm. Las huellas de lince que yo tengo en casa, son de lince boreal (Lynx lynx) y son claramente mayores, de unos 7cm. Cuando Pedro Sáez, un colega de Sevilla al que no conozco en persona, me envió unos moldes de huellas de lince ibérico (Lynx pardina) me quedé de piedra. Eran de 5cm de longitud. Si comparo las huellas, son de un tamaño similar, pero el diámetro de las almohadillas de los dedos aparece ligeramente menor, al revés que me ocurría con la huella de nutria.

Hoy, en mi molde de dicha huella, aparece el nombre “gato montés” seguido de un interrogante. Además tuve la ocasión de ver un gato montés en esa misma zona, pero la duda razonable siempre estará presente. Y es que es tan grande…

miércoles, 9 de octubre de 2013

Los dientes de los mamíferos. Roedores

Los dientes de los roedores son los siguientes que vamos a tratar en estas entradas dedicadas a los dientes de los mamíferos. Los dientes de los roedores tienen todos un patrón común. Unos potentes incisivos y después de un gran diastema o zona sin dientes, un aparato masticatorio.
Los incisivos de crecimiento continuo son característicos de estos animales y son familiares a todo el mundo. Tanto los superiores como los inferiores tienen una gruesa capa de esmalte en la zona más exterior que provoca que su desgaste no sea uniforme, de modo que siempre están afilados a modo de cincel. Con este equipamiento, los roedores pueden romper las duras cáscaras de algunos frutos y las cubiertas que protegen las semillas de los frutos con hueso.
Si bien este grupo dentario de los incisivos es común a todos los roedores, los molares presentan algunas diferencias. De acuerdo con estas diferencias, que son muy evidentes, haré tres entradas.
Quería hacer una observación con respecto a los roedores europeos, en los que podremos apreciar como las series molares se sitúan paralelamente entre sí. En el caso de los roedores sudamericanos en cambio, las series molares se sitúan de forma oblicua, convergente hacia la entrada a la cavidad bucal (derecha). El coipú Myocastor coipus y la cobaya Cavia spp. son los roedores sudamericanos introducidos y la diferencia de tamaño entre ellos no ofrece dudas de identificación ya que el coipú sobrepasa ampliamente los 50mm de longitud craneal.


La primera de esas entradas es la que corresponderá con la familia Muridae. Se trata de roedores consumidores de semillas, y por ello los molares están especialmente adaptados a este trabajo. Son molares que presentan un gran número de tubérculos redondeados que en los ejemplares más viejos, al presentar desgastado el esmalte se traduce en una superficie de formas más o menos circulares u oblongas. (Izquierda).


En segundo lugar, tendremos a la familia Cricetidae, subfamilia Arvicolinae. Los molares de estos roedores a simple vista muestran el aspecto de molares en zig-zag. Se trata de formas triangulares salientes a ambos lados de un hipotético eje central del molar. Tendremos pues que los “vértices” de esos triángulos apuntan de forma más o menos alterna a la cara lingual y a la cara externa de la boca. (Derecha)
Son molares de crecimiento continuo o hipsodontos, y los roedores que los poseen son más consumidores de hierba que los múridos. Las crestas que forma el esmalte de estos molares superiores forma una lima que se acopla con la de los molares inferiores siendo una máquina perfecta para la molienda de vegetales altamente erosivos, de ahí que estos sean de crecimiento continuo.

En tercer lugar, agrupo a dos familias. La familia Sciuridae, que se caracteriza por que sus molares presentan tubérculos, pero estos no se sitúan por toda la superficie de la corona del molar, sino que se alinean sobre todo en la cara externa del molar y en la cara lingual. Puede dar la impresión de presentar alguna cresta transversal que une algún tubérculo de la cara lingual con los de la cara externa. (Izquierda).




La otra familia que trataremos será la familia Gliridae, y que se caracteriza por presentar unos molares con crestas transversales. (Derecha).

miércoles, 2 de octubre de 2013

Las termitas.

La actividad de las termitas pasa inadvertida para nosotros. Ellas, viven en un mundo de oscuridad y humedad bajo nuestros pies y es difícil encontrarlas allí. Se alimentan de madera. Tanto de árboles muertos, como de restos de maderas, como de árboles que permanecen vivos.
Nunca podremos observar una termita a la luz del día si no rompemos parte de su termitero. Generalmente, un golpe de viento que parte una rama, la tala de un árbol o la retirada de un trozo de madera que descansa sobre el suelo nos mostrará su actividad y a unas obreras que inmediatamente procederán a esconderse. La madera aparece roída en su parte interior formando complicadas galerías, pero no habrá ni un sólo agujero al exterior. La actividad se da tan en la oscuridad que en el caso de árboles que permanezcan en pie nada hace pensar que su interior está hueco y que ha sido comido por las termitas. En el caso de tratarse de árboles que viven en los parques esto es grave, puesto que las grandes ramas pueden ser partidas por el viento y caer sobre las personas que transitan por debajo de los mismos.

Cuando retiramos la madera o la rompemos para ver su interior, aparecen una especie de hormigas (no son hormigas ni están emparentadas con ellas) de color blanco. Son las obreras. Al poco tiempo, aparecerán los soldados, que tienen la particularidad de poseer una cabeza desproporcionadamente grande, roja y armada con poderosas mandíbulas. Ellos saldrán al exterior para defender el termitero entregando su propia vida.

Generalmente, en las casas son los marcos de las puertas, que están en contacto con el suelo y los marcos de las ventanas los que se verán atacados por las termitas, pero no hay que olvidar que la madera del tejado descansa sobre las paredes de la casa, y las termitas pueden construir galerías por el interior de las paredes para acceder a ella.
A pesar de que la madera no esté en contacto con el suelo, las termitas son capaces de encontrarla. Cuando la madera está a una cierta distancia del suelo, construyen túneles de barro durante la noche para acceder a la madera desde el interior de la tierra evitando el contacto con la luz. Una vez establecido el contacto, la madera será troceada y enviada al corazón del termitero subterráneo.
La madera, sin embargo, no puede ser digerida directamente por las termitas. Unos protozoos que viven en el interior de sus aparatos digestivos les permiten hacerlo. La madera, debe ser digerida por los protozoos para que pueda alimentar a las termitas, y por ello las obreras alimentan al resto de la colonia boca a boca. Es una forma de alimentación conocida como trofalaxia.


En el interior del termitero es donde se encuentra la reina, que se ha convertido en una máquina de poner huevos y que no puede desplazarse debido a que su abdomen adopta un tamaño gigantesco. En el caso de esta foto, que corresponde a una caja que utilizo en mis exposiciones, el abdomen está fabricado en arcilla y pegado a medio adulto alado, ya que no es posible ni razonable recolectar una hembra. Las manchitas negras del abdomen corresponden a la parte dura de los segmentos abdominales y la parte blanca sería el tejido que existe entre los segmentos que es tremendamente flexible.

Las obreras limpian, y retiran los huevos que pone esta reina, y posteriormente alimentarán a las larvas.
Las obreras pues, son las que realizan todas las tareas de la colonia y son las termitas que veremos al romper una parte del termitero. Como ya hemos dicho, su color es blanco y su caparazón quitinoso no es demasiado duro. Es por ello que han de vivir en un entorno húmedo, pues se desecan fácilmente. Es por eso que los ejemplares disecados se deforman enseguida, pero estos sólo son utilizados con fines divulgativos en mis exposiciones.
En la foto de la derecha vemos como el Anthrenus sp. o escarabajo de las colecciones se ha "merendado" tres de mis obreras que habré de reponer antes de realizar una nueva exposición... os tendréis que conformar con observar a la que queda.




Además, como ya os he contado, existe la casta que denominamos de soldados, con fuertes mandíbulas y cabeza de enormes proporciones donde se alojan los músculos necesarios para moverlas. Son ciegos al igual que las obreras.






 Por último unos individuos alados que son machos y hembras funcionales y cuya misión es realizar el vuelo nupcial para formar una nueva colonia. Cuando encuentran un lugar apropiado, se desprenden de sus alas y copulan, de modo que la hembra pronto comenzará a poner los huevos de los que saldrán las primeras hembras con las que formar una nueva colonia.






En las fotos adjuntas, hemos podido observar la labor de las termitas en la madera de algunos árboles. En este último caso se trata de un platanero que vive en la piscina municipal donde trabajo. Hace tres años, apareció una descortezadura pequeña, de un diámetro de unos cuatro centímetros. Las termitas, que ya han comido gran parte de la madera del tronco se pueden ver si retiramos la corteza que se desprende fácilmente. Las termitas, que se pueden ver a simple vista tras la retirada, se esconden prontamente huyendo de la luz, por lo que es difícil fotografiarlas. 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Pegote de barro con vida interior.

Creo que todos habréis tenido ocasión de contemplar nidos de avispa alfarera Sceliphron sp. Aunque quizá no todos sepáis lo que eran. El aspecto que presentan estos nidos, es el de un pegote de barro que aparece en una pared o en una piedra. Si el nido está sin terminar o si las avispas han salido ya de su cámara de cría, en un lado del pegote de barro aparecen unos agujeros de unos tres o cuatro milímetros de diámetro.
El nido no se construye de una vez. La avispa fabrica en primer lugar un sarcófago con las paredes más delgadas de lo que luego serán las definitivas cuando vaya agregando otros a continuación. Cuando el sarcófago está terminado, la avispa va de caza. Deberá de capturar la comida que permitirá el desarrollo de sus hijos. Un problema se presenta a la avispa. Las larvas quedarán en el interior del sarcófago totalmente encerradas y no podrá aportar comida fresca. Si la comida permanece un tiempo hasta que la larva se la coma, esta se secará y se quedará inservible.
La solución que ha adoptado la selección natural para este problema parece un tanto cruel a nuestros ojos. La laboriosa avispa, una vez concluye el sarcófago sólo a falta de poner el tape, empezará a buscar las presas adecuadas. Cuando encuentra alguna, se deja caer en un rápido vuelo para capturarla. Una vez sujeta a la presa con sus patas, le pica con su aguijón. La presa no muere con esta picadura, sino que quedará aletargada pero viva durante mucho tiempo. Esta presa será introducida en el sarcófago. No sólo aportará una presa al sarcófago. Dependiendo del tamaño de la captura, aportará más o menos hasta que lo llene por completo. Después colocará un huevo y tapará el sarcófago con más barro. Cuando la larva emerja del huevo, tendrá la cantidad de alimento necesario para completar su desarrollo, y el alimento se mantendrá fresco hasta el fin ya que no está muerto.
Algunas especies de avispas se especializan en capturar orugas. De hecho, el duro trabajo que suponía para una avispa cargar con la oruga que había capturado una tarde de agosto, me dio la idea de escribir esta entrada. Tan grande era la captura, que la avispa se vio arrastrada al suelo. Imposibilitada para el despegue, no se dio por vencida, y trepó a una rama para desde cierta altura emprender de nuevo el vuelo. Fue imposible hacer foto del momento y traérosla aquí. Era inevitable recordar aquella escena de los documentales de naturaleza “El Hombre y La Tierra” donde un águila real descendía por un valle con un cabritillo en sus garras.
Más meritorio es el trabajo de otras avispas, que además de cargar con “equipajes” igual de considerables, tienen la arriesgada costumbre de cazar arañas. Los sarcófagos de estas aparecerán repletos de arañas paralizadas del mismo modo que otras avispas paralizan a las orugas. (Foto izquierda)
De las diversas especies de avispas alfareras, a mí la que más curiosidad me despierta es la avispa alfarera propiamente dicha, perteneciente al género Eumenes sp. (foto abajo). Esta construye auténticas ánforas redondas, con cuello y un reborde superior que no tienen envidia a las vasijas que fabrican nuestros alfareros. El reborde de la boca sólo aparece en aquellas ánforas que no tienen huevo dentro. Una vez el ánfora está llena de oruguitas, la avispa pone un huevo y aprovecha el reborde para construir el tape de modo que el ánfora pierde similitud con las que fabricamos nosotros. Los franceses llaman alfarera a esta especie y albañiles a las otras, denominación algo más propia si queremos, ya que el resto de especies si bien trabajan el barro no lo hacen con la pericia de esta avispa alfarera.
En el caso particular del nido que ilustra el encabezamiento de esta entrada, podemos advertir que una de las celdas presenta un agujero más pequeño que el resto. Esto se debe a que de esa celda no ha sido la avispa albañil quien ha emergido, sino una avispa cuco.

Las avispas cuco son un grupo de avispas de la familia Chrysididae que conocemos como cleptoparasitoides. Este tipo de parásitos, se alimentan de las despensas que otros preparan para sus larvas, no sin antes eliminar al legítimo porpietario de esas despensas. Concretamente, suelen parasitar los nidos de otras avispas solitarias como las avispas alfareras.
Las avispas cuco, depositan un huevo en la celdilla cuando esta no está llena de presas al completo. Cuando la larva emerja del huevo, hecho que ocurre antes de que lo haga la larva de avispa alfarera, lo primero que devorará será el huevo de la avispa alfarera. Después podrá alimentarse con las presas que ya no consumirá la infortunada avispa. Debido a su menor tamaño, el agujero de salida del insecto también es menor, cosa que podemos comprobar en la foto.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Huellas de ardilla

Una de las cosas buenas que tienen las riadas, es que al salirse el río de su cauce habitual, deposita una capa de lodo fino por lugares en los que habitualmente caminan multitud de animales proporcionando un substrato adecuado para la impresión de huellas. Al ser tan fino este lodo, los más pequeños animales pueden dejar sus huellas sobre el mismo.
Estar en período vacional con la familia me permitió hacer una muy breve escapada para sacar huellas y fotografié alguna de ellas. La gran población de ardillas que habita los bosques de ribera del Gave de Pau permitieron la obtención de numerosos moldes de huellas que en otros lugares son difíciles de obtener al ser un roedor de hábitos forestales y arborícolas.
Aquí os dejo un par de fotografías de huellas de ardilla (Sciurus vulgaris)en las que podemos apreciar las 4 extremidades en una posición que se corresponde con el salto. En el primer lugar, la foto superior donde se aprecian las dos manos, muy bien marcadas con los cuatro dedos típicos, la almohadilla palmar trilobulada en forma de media luna y por detrás de esta dos almohadillas más, una palmar y otra correspondiente al “talón” de la mano o muñeca que es la almohadilla carpiana. Por delante de estas huellas, aparecen las de los pies, pero algo menos marcadas. En estas extremidades la ardilla presenta cinco dedos que no se aprecian la huella.
En segundo lugar, una nueva fotografía de salto. Las dos manos abajo, con la marca de los cuatro dedos y con la silueta de la superficie de las palmas de las manos que no nos permiten observar la almohadilla trilobulada arriba y las dos aisladas abajo, ya que el barro ha quedado pegado a las manos y no dibuja convenientemente las almohadillas.
Más arriba aquí sí que podemos apreciar los cinco dedos de las patas traseras y las almohadillas plantares más o menos alineadas.

Un sinfín de lombrices han labrado el suelo dejando un dibujo de líneas más o menos sinuosas de fondo.