domingo, 29 de marzo de 2015

De nuevo polemicas con las riadas... las islas de grava

         
El epicentro de la polémica en la última riada, y que también lo fue en la penúltima y será en la siguiente es el tema de las “islas de grava” del río. Dicen algunas personas que estas islas se deben a la “falta de limpieza”, otras a que son restos de las penínsulas para la construcción de puentes sobre el río. Otras que se deben a que la grava para la construcción se extrae en canteras y no del lecho como antaño.
            La explicación es mucho más sencilla y evidente. Las islas de grava de deben a que no baja suficiente agua como para cubrir por completo el lecho del río que se encuentra entre las defensas. En las zonas en las que el río es más profundo, el agua circula sólo por este tramo y deja las gravas a la vista en el resto del cauce.
            En ocasiones, ocurre que estas barras de gravas se alzan por encima del antiguo lecho, pero no significa que el río se esté levantando, sino que durante la riada esa zona tuvo una corriente más lenta y el sedimento que el río arrastraba se depositaba en este lugar, al tiempo que arrastraba el de otras partes del lecho.
           
No obstante para aquellos que tienen dudas sobre la existencia de islas desde siempre en el río, pueden hacer una búsqueda de planos de Zaragoza en la red. En planos de 1865 de la capital de Zaragoza, existe una isla llamada del Ramblar, que coincide justo en la que hoy podemos ver en el entorno de Club Deportivo Helios. Esta isla se denomina Santo Domingo en un plano del ejército de 1869 publicado en 1872. En los planos franceses de 1808 no se aprecian islas, pero sí que el río estaba crecido y que había muchos sitios inundados todavía, por lo que las islas y playas de grava no se aprecian. Hay que decir no obstante, que hoy, como resultado del dragado que se hace para los barcos, el agua se va toda al canal de navegación, y la playa de gravas que se encuentra frente a este Club en la actualidad ha aumentado de tamaño (foto dcha).

       Aunque es cierto que siempre ha habido islas de grava en el río, hoy en día hay una diferencia significativa con aquellos tiempos. La construcción de presas en el río lo ha compartimentalizado de tal modo que cuando hoy nos asomamos río Ebro, vemos un río nuevo, el río Ebro versión 3.0. El río que vieron los romanos era diferente al que podemos contemplar hoy. De hecho los romanos se enfrentaron a un río que discurría por un valle con más cobertura vegetal y que arrastraba menor cantidad de sedimento de modo que no existía todavía el delta del Ebro, o era tan incipiente que no se percibía. Ese era el Ebro que en el dibujo se corresponde con la parte superior, un río con un nacimiento y una pendiente hasta el mar, lugar de sedimentación final. La deforestación y roturación, favorecieron que mayor cantidad de sedimento llegase al río y después al mar. En la época árabe el delta era pequeño pero ya se adentraba algunos kilómetros en el mar. El Delta acelera su crecimiento hasta las dimensiones que podemos contemplar hoy a partir del siglo XV. El Ebro llevaba mayor cantidad de sedimento pero era todavía un sistema continuo. Ese era el Ebro 2.0.
             Hoy, con la existencia de grandes presas en el Ebro que lo dividen en tramos (T1, T2, T3), gran cantidad del sedimento se queda atrapado en el fondo de los pantanos (S1, S2) y las riadas se laminan siendo más prolongadas y menos intensas, de modo que el Delta del Ebro comienza a desaparecer puesto que la cantidad de sedimento aportada por el río (SF) no compensa el desgaste que el mar hace del sedimento aportado. Además ya no es el río lineal, sino que es un río que "nace" de nuevo varias veces,(N1, N2, N3) cortando la continuidad del sistema (T1) y la cadena erosión-transporte-sedimentación dividiéndola en tramos más pequeños (T1, T2, T3).  Hoy se estima que el Ebro aporta el 1% del sedimento que aportaba en 1940. Este es el Ebro 3.0, el Ebro de hoy en día.
            Los embalses son el final para gran parte del sedimento de pequeño tamaño, el que queda suspendido en el agua y que al quedar ésta quieta en los embalses se precipita al fondo y ya no llega al delta. Pero… ¿Qué hay del sedimento más pesado como las gravas?. Lo natural, es que el río sea un sistema lineal. Un proceso de erosión-transporte y sedimentación cuyo fin es el aporte del sedimento reducido a arena y lodo al mar. El tamaño de los sedimentos es diferente según el tramo del río que contemplemos. En la parte superior, el río presenta elevadas pendientes y grandes bloques de rocas salpican el lecho aquí y allá. La erosión reduce el tamaño de estos bloques de modo que cuando tienen un tamaño menor pueden ser arrastrados río abajo. Al final del río, los grandes bloques que en la zona media eran cantos rodados se han convertido en fina arena.
            Vemos pues que no sólo hay un río que conduce agua, sino que existen “otros ríos” que están compuestos de sedimentos de diferentes tamaños, y que avanzan más lentos pero de forma inexorable hacia el mar para acabar el ciclo convertidos en arena. No circulan siempre todos los ríos. El río de agua, siempre fluye en mayor o menor medida, incluso en el período de estiaje. Otro de esos ríos es el que está compuesto por el lodo en suspensión que viaja con el agua. Con las lluvias, aumenta el caudal de agua y el aporte de lodo, así como la velocidad del río de modo que el agua puede transportar gran cantidad de lodo y arena en suspensión, activándose así el segundo río. Es necesario no obstante, una gran avenida y grandes velocidades para que se active el tercer río, el de las gravas. Primero se ponen en circulación las más pequeñas, y poco a poco, al ritmo que aumenta la velocidad gravas más grandes. Unas se deslizan, otras avanzan rodando groseramente y otras a pequeños saltos, una especie de semi-suspensión en el medio. Ocurre a la inversa cuando las aguas vuelven a calmarse, parando los sedimentos su marcha también por orden de tamaño. Ese es el resultado que nosotros vemos cuando el río mengua y podemos observar su lecho. Barras de gravas que parece que están “taponando” el cauce del río. Pero lo que indican no es otra cosa que un lugar del lecho del río en el que la velocidad era menor y donde se paraban las gravas al no ser la velocidad la suficiente para provocar el arrastre.
        
Hoy, si bien el agua sí que en cierta medida hace este viaje, no es libre para fluir como antaño de modo que se pierde la sincronía con los otros dos ríos. Al ser capaces de laminar las riadas, podemos fabricar una avenida que no active el tercero de los ríos, el de las gravas en su plenitud y que mantenga el segundo, el de los lodos activo durante mucho más tiempo. Además, los sedimentos gruesos ya no viajan tanto. No recorren el río con libertad y quedarán atrapados sin poder superar jamás los embalses, al igual que gran cantidad de lodos y arenas, (foto derecha) fruto de que hemos dividido el río en porciones.
             
El río Gállego y sus cantos rodados nos pueden ofrecer un ejemplo claro. El río Gállego, es el primer río de la cuenca del Ebro que aporta fragmentos de granito al lecho, pues ninguno antes ha llegado a erosionar formaciones graníticas del Pirineo Axial. En toda la longitud del río Gállego y en el Ebro a partir de la desembocadura del primero podremos encontrar cantos rodados de diverso tamaño constituidos por granito. Pero el granito que vemos es "granito viejo". Desde que se construyeron las presas en el río Gállego, el granito ya no recorre libremente el río, de modo que ha quedado atrapado, pues los sedimentos gruesos se mueven reptando por el fondo y no suspendidos en la corriente de modo que no pueden superar las presas. El granito está atrapado en diferentes tramos y el que queda en un tramo ya no puede pasar al siguiente. La cantidad de granito presente en el río se agotará podemos decir, ya que no recibe aportes nuevos, aunque lógicamente esto no lo vamos a ver, pues el tiempo que nosotros cuantificamos es imperceptible y ni las presas ni nosotros mismos estaremos aquí tanto tiempo como para apreciar el cambio. Los ríos han cambiado. Los hemos cambiado.
            Vemos pues que lo que antes era un río ahora se podría comportar como muchos micro-ríos. Aún a pesar de esto, los micro-ríos podrían funcionar como pequeños ríos que comienzan de nuevo desde cada presa, un nuevo nacimiento como he dicho más arriba. Pero tampoco es así, no se comportan como un conjunto de micro-ríos. El río, además de partido en trozos,  discurre entre dos paredes desde una presa a la otra. Antaño, cuando el río de agua crecía y comenzaba a movilizar al río de lodo y al de grava, se salía del lecho que ocupa normalmente, dispersando su carga de gravas fuera de su lecho habitual, o cambiando su trazado abandonando toneladas de gravas lejos del lecho que ya no volvería a movilizar. Los lodos, suspendidos en el agua que anegaba hectáreas, quedarían alejados del lecho, generalmente en campos de cultivo que lógicamente sufrían una sobreelevación paulatina con los sedimentos aportados, sobreelevación que ya no se produce. Las inundaciones que se producen ahora en algunas ocasiones provienen de aguas del freático que ascienden y por lo tanto no aportan sedimento alguno.
             
         Hoy, al discurrir entre paredes, los sedimentos gruesos serán depositados en el propio lecho, y no podrán salir de éste. Igual ocurre con los lodos, pero éstos serán conducidos durante muchos kilómetros hasta el próximo embalse. Únicamente en aquellos lugares en que se rompan las defensas o que el río las supere en altura, los sedimentos finos harán su viaje fuera del lecho habitual como es natural. Es por eso que las barras de gravas y las islas de gravas se depositan en el lecho del río, sencillamente porque no tienen otro lugar donde hacerlo. No es porque no se drague, es porque hemos matado al río. El río así conducido es más rápido y violento y las consecuencias las vemos con cada nueva avenida y seguiremos viéndolas mientras no se cambie de forma de manejo. Las islas y barras de gravas se depositan en el lecho y se activan de nuevo con cada avenida avanzando a lo largo del río. Miles de toneladas de gravas avanzan a lo largo del cauce y se detienen cuando la corriente disminuye. Algo así como el escondite inglés. Todos han estado avanzando, pero cuando nos giramos y miramos están quietos.
           
De todas las “islas” que vemos en el río, la de mayores dimensiones y que supone un peligro para una mayor cantidad de personas se llama Expo 2008. Esta isla no está compuesta de gravas que se activan cuando la velocidad aumenta y comienzan un viaje a lo largo del trazado del río. Ni siquiera es una isla que tiene vegetación en su superficie que el río puede arrancar y arrastrar aguas abajo. Se parece más a una presa. Las construcciones y defensas interiores de la EXPO 2008, producen un cuello de botella que ya hemos visto en la pasada riada poniendo en grave riesgo a la población del Actur que como vemos está en medio del río "protegida" por una defensa que actúa más como una presa. Cuando llegue una riada mayor, que llegará, las consecuencias pueden ser catastróficas. Se puede alojar en pabellones a la población de un pequeño pueblo. Un barrio como el Actur sin fluído eléctrico como consecuencia del anegamiento de garajes, sin red de saneamiento al estar el río por encima del nivel de ésta y sin posibilidad de circulación por algunas de sus calles puede parecer un guión de película americana.

            

miércoles, 4 de marzo de 2015

De nuevo polémica con las riadas... los meandros divagantes

         
            Esta segunda entrada, también está dedicada a las “inundaciones o desbordamientos de los ríos”, términos que ya he dicho que no me gustan ya que son falsos en imprecisos. Si en algún momento podemos decir que algo se ha desbordado, esto es sin duda las ciudades y pueblos o las tierras de labor. El río discurre por un lecho reducido en las épocas de estiaje y cuando llegan las avenidas parece que el río se vuelve loco y se desborda por todos los sitios, aunque lo que hace es discurrir hacia el mar pero con millones de litros de agua por segundo, que saltan las defensas ya que no caben en el lugar que se le había preparado.
            Es triste oír hablar a las personas que con impotencia ven como el río se mete en sus casas, inunda sus pueblos o que se ven obligados a pasar unas noches como refugiados de una guerra. Cuando esto ocurre, abandonan su casa sin saber si cuando vuelvan a ella tendrán sus fotos, sus pertenencias, su ropa… pierden animales, huertos y negocios de toda una vida completa. Esto se traduce primero en impotencia, cuando el río toma al asalto hectáreas y hectáreas de tierras, y después en indignación. Alguien ha de ser responsable de tanta desgracia.
            Estas cosas ocurren con mayor frecuencia en los tramos medios de los ríos, ya que la pendiente es escasa y el río tiende a hacer muchas curvas hasta que encuentra el lugar por donde descender hacia el mar.  Al ser zonas muy planas y con suelos ricos que proceden de los sedimentos depositados a lo largo de miles de años por el propio río y contar con agua en abundancia, los terrenos se dedican a la explotación agraria. Estas curvas que traza el río se denominan meandros. Y a los meandros que se producen en estas zonas se les denomina meandros divagantes, ya que gozan de una sorprendente movilidad debido a los efectos de la erosión-sedimentación.
           
Aquellos que hayan observado un desfile del tipo que sea, se han dado cuenta que cuando las personas que desfilan hacen una curva, los que están en la parte de dentro han de pararse y las de fuera han de avanzar más deprisa, tanto más deprisa como ancha sea la columna que desfila. En las curvas de los ríos ocurre este mismo caso. Cuando el río traza una curva, en la parte del interior de la misma, el agua frena su velocidad, al tiempo que en la parte exterior,  la velocidad aumenta. Comoquiera que el agua alcanza mayor velocidad, ésta puede arrastrar sedimentos mayores cuanto mayor es la velocidad y el caudal.
              En esta parte exterior de la curva, donde la velocidad es mayor, el río arrastra las gravas del fondo y las paredes, de modo que la curva se desgasta hacia afuera y hacia abajo. En la parte interior de la curva, la corriente que arrastra gravas, arenas etc, al disminuir su velocidad, deposita sedimento que provoca que aparezca una playa. La curva del río se desplaza de forma horizontal a lo ancho de llanura de inundación. En la foto de arriba a la izquierda, podemos ver como se ha desplazado un meandro en la zona indicada con tres flechas paralelas colocándose en una posición que amenaza gravemente a una población que se defiende con escolleras y motas o diques. Esto no es nuevo, ha ocurrido siempre. Podemos ver en la parte superior de la fotografía como las antiguas posiciones del río se delatan con la forma de las parcelas de los cultivos que ocupan las zonas correspondientes al antiguo lecho del río.

 En la foto de la derecha vemos como los meandros se han desplazado horizontalmente, de la posición 1 a la 4,  hecho que la foto aérea indica claramente. De nuevo es la forma de las parcelas lo que nos indica claramente el proceso. En el caso del meandro activo en la actualidad, marcado con el número 4, comprobamos como se está produciendo el desplazamiento hacia arriba y un poco a la derecha. El antiguo lecho del río ha sido "expropiado" al río convirtiéndolo en terrenos de cultivo.
               Pero mayor es el problema de las urbanizaciones que aparecen en lugares como el que indicamos, que está colocada justo en el lugar por el que el río ha de cortar el meandro, hecho que ocurre en casos como el que nos ocupa cuando se forma una curva cerrada en forma de herradura como la numerada con el 4. Más abajo, explico cual es el proceso de evolución probable de la curva que explica la leyenda de la fotografía que dice que esta urbanización este colocada en un lugar inadecuado y peligroso.
         
Cuando un río forma una curva en forma de herradura como la vista antes, la erosión se torna más compleja, ya que aparecen tres curvas, una de entrada a la herradura, otra la propia de la herradura y otra la de salida. El río erosiona en la parte exterior de curva de la herradura y sedimenta en la interior del arco superior. Esto provoca el desplazamiento que se aprecia en la curva 4 de la fotografía superior derecha que todavía no está ocupado por cultivos. Cuando el río entra en esta herradura, y sale de ella, las dos partes exteriores de las correspondientes curvas, tienden a cerrar la herradura y cortar el curso por la parte de las “patas”. En una avenida, el río tiende a cortar el meandro por esta parte ya que ofrece menos resistencia al paso del agua un trazado recto que uno curvo. El río que efectúa esta operación sufre una aceleración en el recorrido, ya que al acortar el recorrido entre las dos "patas de la herradura" se produce de forma automática un cambio  en la pendiente, que es más pronunciada. Es fácil comprobar como la cantidad de recorrido que ha de realizar el río para llegar de una pata a otra ha disminuido considerablemente, al no ser necesario recorrer toda la curva a pesar de que el desnivel entre los dos puntos es el mismo. Adquirirá un trazado más recto y más veloz, erosionando más el lecho y formando un nuevo cauce abandonando la parte curva de la herradura que sólo tendrá agua en caso de avenida. En este lugar abandonado, aparecerá poco a poco un bosque donde antes hubo un río. Este hecho se puede comprobar en la foto de la izquierda, en la que queda el antiguo meandro abandonado ya que el río ha cortado la herradura por la parte de abajo.        
            Por efecto de estos movimientos, podemos ver pues que el río de desplaza de lado, como una serpiente de cascabel, o arriba y abajo en el lecho según el tamaño de la avenida y si el tramo es recto o curvo, ancho o estrecho ya que el depósito o la erosión depende de la velocidad y del caudal del río.           
            Defienden los ribereños afectados, la suposición de que lo mejor es construir defensas y dragar el río para evitar las inundaciones. Eso les han contado los gestores. Es lo más sencillo para ellos. Hemos podido incluso ver en la televisión como el presidente de la Confereración Hidrográfica del Ebro ha asegurado que él estaría encantado de "limpiar" el río pero que no le dejaban. Los ecologistas a los que no hacen caso jamás se lo impiden, al parecer. La foto del encabezamiento muestra la riada. ¿Hay alguien que crea que quitando grava del fondo y  broza y árboles de las orillas toda ese agua pueda caber dentro del encauzamiento?.
            Nada más lejos de la realidad. La ausencia de vegetación provocaría una mayor velocidad de la corriente y por lo tanto una mayor fuerza erosiva forzando al río a ser mucho más agresivo en las curvas. Si las defensas son destruidas con la altura que lleva el agua en las avenidas actuales,  ¿Aguantarían mejor con cuatro o seis metros más de altura?. ¿Podemos imaginar el desastre que implicaría la rotura de una defensa de esas dimensiones?. Las defensas no es necesario que sean desbordadas, en las curvas donde la velocidad en tan bestial se pueden erosionar y socavar con mayor facilidad. Los problemas han crecido al tiempo que las defensas han proliferado a lo largo de toda la longitud del río.
            Es pues contraproducente en el caso de las inundaciones la velocidad del río, ya que a mayor velocidad, mayor daño. En el caso de que un río entre en un pueblo, no es lo mismo que lo haga de forma lenta dejando barro, a que lo haga de forma rápida llevándose las casas y el suelo sobre el que se asientan. Un río “limpio” alcanza mayor velocidad multiplicando su acción erosiva, tanto erosionando las motas como socavándolas al multiplicar su velocidad en las curvas.
           La polémica aumenta de tono cuando se esgrime que el dragado y la limpieza son inaceptables medioambientalmente, que lo son. Una persona que ve como se pierde su casa, y su medio de vida, lo último que está dispuesto a oír es que el remedio que le "venden" los políticos no se ejecuta por que se quiere dejar el río para los chopos y los patos por culpa de los ecologistas. Al parecer el río se desborda por que los ecologistas no dejan "limpiar el río".
          En primer lugar, hay que decir que algunos pueblos están situados en unas tierras fértiles y ricas pero que tienen un precio. El estar cerca del río sucede que con cierta periodicidad se vean inundadas. Habrá riadas que no llegarán al pueblo y habrá otras, que serán menos, que lo anegarán completamente. La solución que se ofrece es la construcción de defensas frente a determinados caudales, dragados y limpezas. Las defensas provocan que al darse una riada que no se puede extender horizontalmente, esta sube en altura en el espacio disponible lo que añadido a la fuerte corriente, provoca riesgo de rotura. Este riesgo aumenta si se ha "limpiado el río" pues aumenta la velocidad de la corriente, y todavía más si se ha dragado, ya que el caudal que circula constreñido es algo mayor, por lo menos la primera vez.
           No se puede evitar la inundación, pues el caudal no se puede evitar, es evidente, que si se pudiera se habría hecho. Lo más razonable, es dar los pasos por orden de prioridades. Primero, y asumiendo que estamos dentro del río, lo que debemos de proteger por encima de todo son las viviendas. Luego las defensas es lógico destinarlas a proteger los núcleos urbanos. Si no queremos que se inunde el pueblo, lo lógico es evitar que lleguen las aguas hasta él, pero al no poder ser eliminadas por arte de magia, habrá que permitir que vayan a otro lugar. Hay que favorecer que se inunden los cultivos. Pero no de cualquier forma. Una inundación a gran velocidad destroza todo a su paso. La riada ha de ser poco destructiva y para ello ha de ser frenada por los bosques. Una vez anegados los cultivos, no debe de haber impedimento para que el agua  del cultivo retorne al río pasada la riada, evitando que permanezcan anegadas las tierras demasiado tiempo pudriendo las plantas. Las tierras que se inunden con mayor peiodicidad han de tener cultivos más tolerantes a las riadas que las más alejadas.
           En la foto de la derecha, que es de un pueblo de la ribera del Ebro próximo a Zaragoza, vemos como se trata de proteger el pueblo con motas y escolleras. Al  encauzar el trazado del río, se provoca un aumento de la altura en las riadas que acaban estando dos metros por encima del nivel del pueblo lo que provoca un gran riesgo en caso de que se reviente la mota que hay que decir se encuentra en un lugar bastante desfavorable. En las zonas de la foto indicadas con letras, el río tendería (con el tiempo) a cortar los meandros como en la foto de más arriba a la izquierda, pero lo constreñido del cauce y las defensas se lo impiden. En el caso de que se retiraran todas las defensas excepto en el caso del pueblo, el río recuperaría su dinámica y tendería con el tiempo, a cortar el meandro en las zonas A, B, C, y D.  Es prioritario que lo haga en A, y hay que favorecerlo facilitando que incluso con caudales no demasiado intensos en esta zona, el río tienda a cortar el meandro para que finalmente el río se retire del pueblo al que amenaza gravemente, pues a pesar de las defensas la evolución probable viendo las fotos, es que corte en B, con el problema que esto significa.
Facilitar el corte de este meandro A, podría ocasionar el abandono del meandro antes de la próxima riada violenta, dejando el pueblo de sufrir la amenaza del río con una corriente tan violenta y permitiendo que la defensa se construya algo más alejada del pueblo.
         

En las diversas inundaciones, ya vemos que el río está intentando cortar el meandro en la zona B. Si se facilita el corte del meandro en A dejará de intentar cortarse en B con tanta insistencia, pues una de la curvas queda inactivada, ya que si esto ocurre, el río acabará más cerca todavía del pueblo, puesto que discurrirá por la zona norte del mismo, justo en la zona B. Al ser eliminadas las defensas también en la zona D, y si se facilita igualmente la inundación, el río tenderá a cortar igualmente el meandro de forma que se retiraría el río del pueblo dejando dos lagunas (galachos) en  las antiguas curvas, tal y como vemos en la foto de la izquierda. Eso no evitaría que en posteriores avenidas el pueblo llegase a anegarse totalmente o en parte, pero de forma mucho más lenta y controlada, aunque se podrían construir defensas más alejadas que comprometan menos la viabilidad del pueblo. Estas acciones, que sólo son un ejemplo de como se podría gestionar una "zona caliente" como ésta donde los habitantes han debido ser evacuados, se han de adoptar a lo largo de toda la cuenca, ya que cada vez que el río pasa por una zona sin desbordarse, baja más rápido a la zona inmediatamente inferior provocando los problemas que todos conocemos. 
              Es un hecho comprobado a lo largo de estos últimos años que las defensas no han impedido que las inundaciones se sigan produciendo en aquellos lugares en los que históricamente se han producido siempre. Las defensas que finalmente no han podido impedir las inundaciones, han impedido en cambio que las aguas de las inundaciones vuelvan al río una vez que baja el nivel del mismo, siendo culpables de la pérdida de cultivos. En Zaragoza, a pesar de que no se ha desbordado tanto en la ciudad, no son pocos los inmuebles con garajes o bajos inundados "lejos del río". Algunos de estos inmuebles se han quedado sin suministro eléctrico y algunos más sin ascensor. Todo por no entender que el río es más que lo que vemos, que está bajo nuestros pies y que no podemos ignorarlo.
              Con este breve bosquejo de lo que podría ser otro tipo de gestión no basada en las defensas y los dragados, sólo pretendo que se abra el debate. Existen científicos en esta tierra que podrían dotar a estas pocas líneas de un contenido fundamentado y con el correspondiente rigor como para que el resultado fuese que las personas sufriesen menos además de que el río volviese a ser un río y no un monstruo imprevisible como hoy.      
             Espero que no haya quedado demasiado farragosa la entrada y que se entienda que la he realizado desde casa, que no he hecho mediciones ni nada por el estilo y que un trabajo científico cuenta con el rigor necesario como para que se establezca donde colocar las defensas que sean necesarias, cuales hay que eliminar, y por donde y hasta donde se debe dejar que el río se mueva y desborde. Sólo pretendo que tras leer ésto, alguna persona que defienda que las inundaciones que han sumido a tanta gente en la desesperación crea que pueden ser gestionadas de oro modo y escuche a aquellos científicos expertos en dinámica fluvial con cuyos conocimientos se pueda llegar a cambiar esta situación. Al fin y al cabo... yo sólo soy el grumete de este barco.
            En otra entrada trataré de ofrecer la visión de un naturalista que justifique el no al dragado y de la explicación de por qué hay que preocuparse más de los encauzamientos que de las islas de gravas tan valiosas, necesarias y típicas del trazado de nuestro río en esta zona media. Como despedida, imagen de satélite de la riada.