miércoles, 20 de junio de 2012

Hormigas y gusanos león.


La naturaleza es una gran cantidad de veces sorprendente. Una de las cosas más llamativas es lo que conocemos como convergencia evolutiva, hecho este que ya ha merecido la atención de varias entradas de este blog. En esta ocasión os hablaré de dos insectos, una mosca y un neuróptero que han “decidido” ambas por separado, (ya que su parentesco es muy lejano) coincidir en su método de caza. Y lo curioso de esto es que para poder cazar, ambos han de fabricar una trampa similar. Quiero aclarar, que aunque al ser insectos nosotros podemos pensar que están ambos animales estrechamente emparentados, lo que los une, ser insectos, es lo mismo que nos une a nosotros y al topo, que ambos somos mamíferos. No acierto a comprender como ambos han llegado a utilizar la misma técnica, ya que es bastante elaborada, máxime cuando ambas ramas evolutivas dejaron de estar emparentadas hace más de 300 millones de años.





 
La trampa de que os hablo recuerda a aquella parte de Star Wars donde se ve un pozo con una criatura en el fondo llamada Sarlacc que se alimenta de lo que cae y cuya foto encabeza esta entrada. Estos insectos hacen exactamente lo mismo, pero antes de que se le ocurriera a los guionistas de la película. Posiblemente los guionistas se inspiraron en ellos.
 Ambos insectos emprenden la construcción de los embudos de captura del mismo modo.
Comienzan a apartar la arena fina de una zona en la que describen círculos concéntricos cada vez de un diámetro menor. De este modo, el pozo va ganando profundidad, y la arena va quedando con forma de embudo. Las paredes de este embudo están al límite del ángulo de rozamiento, de modo que se desmoronan hacia el fondo con gran facilidad. Es el mismo caso que los montones de piedras o arena que quedan en las plantas de extracción de áridos, o el de las dunas por las que no se puede subir sin descender a cada paso. Arriba a  la izquierda podéis ver los embudos construídos por la hormiga león. Estas de la foto las alimenta mi hijo Quique, y las tiene en una olla de barro que contiene arena de sílice muy fina. Generalmente se encuentran en grupos numerosos en zonas arenosas despejadas.
A la derecha, podéis observar otros dos embudos, estos construídos por el gusano león. Este insecto, que también ocupa zonas de suelo con arena o tierra muy fina, no construye sus embudos en zonas abiertas, sino que selecciona los lugares al abrigo de la lluvia con cierto extraplomo como podéis observar.
Cuando una hormiga u otro insecto de tamaño similar pasa por el borde del embudo, la arena se desmorona bajo sus patas, cayendo al fondo del embudo. Si la víctima no cae hasta el mismo fondo, el insecto oculto en el fondo, ya sea hormiga león o gusano león, le arroja arena para hacerla caer. Apenas ha tocado el fondo la infortunada víctima, es atrapada por la larva del gusano león o por la de la hormiga león, que tiran de ella debajo de la arena. Allí son sorbidos sus jugos, y posteriormente, la carcasa vacía es arrojada fuera del embudo que es preparado para una nueva captura.


 Arriba, Gusano león extraído de su embudo. La forma de cogerlo es recoger el embudo completo con la hoja de un cuchillo y después tamizar la arena. Tras observarla y fotografiarla podemos devolverla a su lugar de procedencia. A la derecha imagen del insecto adulto.

 Sobre estas líneas vemos la imagen de una hormiga león adulta posada en el visillo de la ventana de mi cocina. Sobre mi mano a la izquierda, una larva de hormiga león. Es notable el tremendo tamaño de las mandíbulas con las que sujeta a sus presas. El método para capturarla es el mismo que el utilizado para el gusano león. En ambos casos podemos mantener ejemplares en cautividad que darán lugar al adulto que puede ser puesto en libertad posteriormente.


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