sábado, 11 de febrero de 2012

Los maestros del teatro

Hace tiempo tuve la ocasión de ver un documental de D. Attemborough sobre pequeños animales. Me sorprendía las estrategias que los animales tienen para evitar ser comidos por otros. Recuerdo la que usaba una mosca por lo curiosa. Una mañana de finales de verano mientras hacía la comida en la cocina de casa, observé una mosca que reproducía lo que había visto tiempo atrás en el documental. Todos hemos visto moscas en múltiples ocasiones y estamos acostumbrados a observar la forma en que se comportan. Esta, en vez de permanecer con las alas sobre la espalda como las moscas que acostumbramos a ver, las llevaba dispuestas del mismo modo que un torero lleva el capote. Su movimiento, sinuoso y discontinuo parecía también el de un torero cuando se acerca al toro. En la foto anterior podéis ver el modo en el que dispone sus alas para desplazarse.
Se trata de una mosca de la fruta (Ceratitis capitata), tan abundante que se considera plaga de los cultivos frutales. La particularidad de estas moscas son las manchas negras sobre el tórax y unas manchas marrones en las alas, por lo que estas no son transparentes en su totalidad como las de las otras moscas.
Las moscas son presas fáciles para las arañas saltarinas, o saltícidos. Son esas arañas que obsevamos en las paredes exteriores de las casas con cierta frecuencia y que se caracterizan por la posesión de unos ojos grandes y el contínuo movimiento de los palpos. Cazan al acecho como un félido y capturan a sus presas mediante un salto final sobre la presa. Las moscas son generalmente sorprendidas, pero un fallo o un movimiento en falso de la araña provoca la huída de la presunta presa y el ayuno de la araña. Esto es lo normal. Es lo que está previsto por la araña.
Sin embargo, la mosca de la fruta, no se resigna a su papel de presa. Cuando advierte a una araña en las proximidades, se dirige hacia ella, con las alas en posición "torero" y con su típico caminar sinuoso. En algunas ocasiones la araña opta por la huída y se deja caer de su posición evitando a su presunto enemigo. ¿Que ha pasado?. ¿Ha sonado el timbre que marca el final de la jornada?.
Para saber que es lo que ha pasado hemos de observar a la mosca del mismo modo que la ha visto la araña, y es entonces cuando descubrimos el motivo. La mosca se convierte en araña.
Las manchas marrones de las alas recuerdan algo a la disposición que adoptan las patas de las arañas. Si la araña sospecha algo o no, no podemos saberlo. El caso es que suele preferir la huída a un posible enfrentamiento con un congénere que pudiese darle muerte y convertirla en su desayuno. Pero esto tendría un fallo. Como la araña caza al acecho, es fácil que si atacase por detrás la mosca fuera cogida por sorpresa y acabara convertida en el almuerzo de la araña. La selección natural ha dotado a esta mosca de un aspecto posterior que incluso supera el diseño anterior, de modo que parece una araña incluso sin necesidad de ejecutar ningún tipo de interpretación.

Las manchas del tórax asemejan a la perfección los grandes ojos del saltícido, que complementados por las manchas de las alas que parecen unas patas completan el complejo disfraz. Un fino punteado negro en las alas hace el efecto de los "pelos" o quetas abundantes que posee la araña a imitar en sus patas. El abdomen parece adoptar un aforma que recuerda a los palpos de la araña. Las fotos de la mosca están hechas con mi cámara doméstica por lo que la calidad puede no ser demasiado buena a los ojos de los escrupulosos de la fotografía.

1 comentario:

  1. Sublime, me parece sublime el refinamiento de la mosca.

    Y muy buena tu capacidad de observación.

    Barracuda

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