El otro día llevé a pescar a mis hijos pequeños. Fuimos al
río de Zaragoza. Cuando hablo del río de Zaragoza me refiero al Gállego.
Estuvimos proporcionando un baño a las lombrices más que pescando. A pesar de
la poca fortuna, unos hambrientos foxinos o piscardos (Phoxinus phoxinus)
decidieron engancharse y salir a visitarnos. A la derecha podéis ver la fotografía de un piscardo segundos antes de volver felizmente al agua de nuevo. Estos peces se empeñan en vivir en
el tramo final del río Gállego pese a que son más bien peces de aguas de
montaña. Esto es lo que dicen los libros que no leen estos peces y por eso viven donde no debieran.
Los primeros de estos peces los ví hace una ”sartenada” de años en el río Arba de Luesia, en algunas de sus pozas. Unos años (muchos) después recuerdo que hicimos una “operación rescate” en el Gállego, en un charco que quedó aislado del río tras una avenida. Tendría un metro cuadrado o poco más y en la zona más profunda tan sólo diez centímetros. Al pasar junto al charco, unos peces se movieron en el fondo. Como estaban condenados a una muerte segura decidimos rescatarlos y llevarlos de nuevo al río. Llegamos a sacar un centenar de pequeños peces de aquel pocillo. El número era realmente disparatado, pero al ir sacando uno a uno a aquellos pececillos, descubrimos que se trataba de varias especies.
Los primeros de estos peces los ví hace una ”sartenada” de años en el río Arba de Luesia, en algunas de sus pozas. Unos años (muchos) después recuerdo que hicimos una “operación rescate” en el Gállego, en un charco que quedó aislado del río tras una avenida. Tendría un metro cuadrado o poco más y en la zona más profunda tan sólo diez centímetros. Al pasar junto al charco, unos peces se movieron en el fondo. Como estaban condenados a una muerte segura decidimos rescatarlos y llevarlos de nuevo al río. Llegamos a sacar un centenar de pequeños peces de aquel pocillo. El número era realmente disparatado, pero al ir sacando uno a uno a aquellos pececillos, descubrimos que se trataba de varias especies.
Barbos, carpas, gobios, madrillas y como premio, un
piscardo. El primero que veía tan abajo. Después me acostumbré a su presencia.
Para verano yo pensaba que desaparecerían pues cuando empieza a bajar poca agua
y esta se calienta, los colores de estos peces son menos vivos, señal de que no
están “tan felices”. Buceando con gafas en algún tramo, ví como en las zonas
donde el agua mana, esta es fría y concentraba a los barbos que se podían coger
incluso con la mano utilizando la estrategia del varano del Nilo. Puede ser que
sobrevivan a los calurosos veranos en lugares así, o que consigan superarlo por
haberse ya acostumbrado. En cualquier caso, creía que no serían tan abundantes
como son debido a la introducción de nuevos peces como el alburno.
Otro día os hablo de
algunos peces introducidos en el Gállego y de cómo la fauna autóctona responde
a veces a estas apariciones. Unos son desplazados y rarificados hasta casi
desaparecer y otros se benefician de los “turistas” recién llegados. En este
mundo de la naturaleza a veces las cosas son grises, no blancas o negras…
Me suena que los peces que hay en cantidad en las pozas de Belsué en el Flumen son estos, pero no estoy muy seguro. ¿Puede ser? Yo creía que eran gobios.
ResponderEliminarPuede ser que sí sean estos, de hecho por la zona que ocupan tiene cierta lógica, pero también pueden ser gobios. Si has tenido uno en la mano y has advertido que tenía "bigotes" se tratará de gobios, que también presentan un diseño punteado en el flanco como el piscardo.
ResponderEliminarSí que es curioso encontrar piscardos tan abajo, desde luego. Qué pena que no pescaseis un precioso barbo o alguna carpa. Yo mismo estuve ayer y aún quedan bastantes y son fáciles de ver.
ResponderEliminarTe felicito por el blog, me encanta descubrir en él tantas cosas que desconocía.
Un saludo
Muchas gracias.
Eliminarla ictiofauna de río es para mi la gran desconocida! no conocía a este interesante pez :-)
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