jueves, 6 de septiembre de 2012

Tras el rastro del ciervo


           Pocas cosas gratifican tanto un paseo por el monte como es encontrar alguna cuerna. Generalmente es un “trofeo” que cualquiera recoge y se lleva a casa, incluso si no es un naturalista o cazador. Nos parece una curiosidad.
            Algunas personas, tras encontrar esa cuerna, contarían las puntas que esta tuviese y deducirían los años que tenía el ciervo al que se le “rompió”. Esto, que es la creencia más difundida, no es la interpretación correcta. La historia real de esa cuerna es más difícil de creer por lo sorprendente.
            Lo primero que hay que saber, es que los cuernos de los ciervos son renovados todos los años, y por eso, por no ser cuernos “verdaderos” es por lo que reciben el nombre de cuernas. Estas cuernas son utilizadas por los machos para entablar combates por las hembras en el periodo del celo. El tamaño de estas cuernas representa el estado de salud del ciervo, de modo que facilita que aquellos más fuertes sean los que posean mejor cornamenta. La evolución ha dotado a estos animales de un mecanismo sorprendente. Cada año las cuernas viejas caen y son sustituidas por unas nuevas. De este modo, un animal que por cualquier motivo esté débil un año y sus cuernas sean pequeñas, tendrá ocasión de volver a probar suerte al año siguiente si está fuerte, sano y se ha alimentado bien.
            A pesar de que parezca extraño, esto es así y voy a colocar algunas fotos para explicar mejor este fenómeno. En primer lugar y como vemos en la foto de arriba, decir que las cuernas crecen sobre unos salientes del cráneo que se llaman pivotes. Es justo en este punto donde las cuernas se separan cuando han de ser renovadas y a partir del cual crecen las nuevas. Estas cuernas nuevas crecen muy deprisa, y alcanzan su tamaño definitivo en tres-cuatro meses.  Este desmesurado ritmo de crecimiento necesita un gran aporte nutricional por lo que el tejido en crecimiento tiene un copioso riego sanguíneo. Algunos de los vasos dejan su impresión en las cuernas definitivas como puede verse en la pala de alce de la foto de la izquierda. 
Este tejido en crecimiento no está al aire, sino que aparece cubierto de piel. Esta piel tiene un pelo corto lo que hace que se le denomine borra o terciopelo. En la foto podemos apreciar un fragmento de una cuerna de reno con la borra característica en el período de crecimiento.
            Cuando la cuerna termina su crecimiento, deja de recibir el suministro de sangre, y el ciervo retira la borra frotando los cuernos contra los arbustos del bosque. Se cree que el color final de las cuernas depende en gran medida de los arbustos disponibles sobre los que el ciervo las frote. Por este motivo, algunos arbustos de la zona donde habitan los ciervos aparecen con cicatrices en la corteza de las ramas y algunas de ellas aparecerán rotas. Ciertos arbustos pueden quedar prácticamente destrozados. Este acto de frotar los cuernos para quitar la borra se denomina escodadura, y el sitio donde se realiza escodadero.
   
             Recientes estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 2005, aseguran que el tamaño y ramificación de las cuernas tiene relación directa con la cantidad y movilidad de los espermatozoides del que la porta, por lo que podría suponerse que la cuerna también ofrece información a las hembras sobre la "calidad" reproductora del macho. También se sabe, (Santiago Moreno et al. 2001), que la castración de cervatillos a los que no les había salido todavía la cuerna provoca que nunca la desarrollen, y que la castración de adultos provoca su caída prematura. Del mismo modo se asegura que la cuerna que se regenera tras esa caída es deforme y de crecimiento anómalo además de permanecer siempre con la borra y estar menos calcificada.
          Obsevaciones de campo de cazadores manifiestan que la cojera de un ciervo provoca la deformidad en uno de sus cuernos. Si la cojera es transitoria, el animal puede generar una cuerna normal al año siguiente, pero se es permanente, nunca sus cuernas volverán a tener un desarrollo normal.
 Una pregunta surge. Si tantas cuernas son mudadas cada año, ¿cómo es que no se encuentran con más frecuencia?. La respuesta es que las cuernas permanecen poco tiempo en el bosque. Los roedores e incluso los propios ciervos las roen para obtener un aporte de calcio suplementario. En la foto apreciamos un cuerno de ciervo del que sólo queda un pequeño fragmento.




2 comentarios:

  1. Hola Carlos.
    En Campo guardo un fragmento del craneo de un ¿corzo? con sus cuernecillos. Está algo castigado por la intemperie.A ver si le hago una foto y te lo enseño.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Ok. Cuando puedas me la mandas. el correo es grumetedelbeagle@gmail.com me alegra verte por el barco. Un saludo.

    ResponderEliminar