viernes, 26 de septiembre de 2014

De nuevo a la mar...

           
 Por fin puedo publicar algo. Casi dos meses sin internet en casa gracias al 1004. Al final he tenido que hacer una nueva línea en una tienda y en menos de 24 horas, teléfono, internet y tv de golpe.
Os voy a contar a lo largo de varias entradas las experiencias naturales de este verano. En primer lugar, aunque no en orden cronológico os voy a hablar de la experiencia mediterránea. Siempre me maravilla este bosque que es capaz de arrodillarse para contemplar en mar Mediterráneo. Yo, que vivo en Zaragoza, si salgo a andar cerca de casa, lo hago o bien por el río o bien por el bosque xeromediterráneo que rodea mi ciudad. El pino carrasco, (Pinus halepensis) rey indiscutible de la situación cuando las temperaturas bajas no se lo impiden, no tiene rival en las condiciones subdesérticas del valle del Ebro. Le acompañan los lentiscos (Pistacia lentiscus), coscojas (Quercus coccifera), aladiernos (Rhamnus alaternus), espinos negros (Ramnus lycyoides), sabina negral (Juniperus phoenicea), el enebro (Juniperus oxycedrus) y en algunos sitios, la sabina albar (Juniperus thurifera).
            

Me acerco a la playa y allí está él. Con ese aspecto de estar siempre al borde del colapso y arrastrándose hasta el límite adoptando un porte en forma de cuña hacia el mar (foto de arriba) provocado por la muerte que la brisa salada produce en los brotes nuevos cada año (foto izquierda).





Incluso el lentisco adopta este porte. En la foto de la derecha podemos ver como los brotes de la parte superior mueren como en el caso del pino.
Tan sólo los algarrobos (Ceratonia siliqua) y los palmitos (Chamaerops humilis) que debido a su abundancia son difíciles de ignorar me dicen que no estoy al lado de mi casa. Y el mar. El mar inmenso y lleno de vida que salpica de pequeñas calas rocosas o arenosas la costa y que ahora que mis hijos son más mayores nos brindan esos lugares en los que con una máscara y un tubo podemos suspendernos de la superficie del agua contemplando los fondos con la mirada privilegiada de un cernícalo. Nunca me aburre la programación que ofrece el mar, aunque tras unos días ya conoces a algunos de sus vecinos.

            Me fijo  algo menos en los habitantes de la tierra, debido a que estamos aprovechando esa semana de mar Mediterráneo que tenemos al año de forma intensa en la playa, aunque debido a la insistencia de una lagartija colilarga (Psammodromus algirus), os ofrezco este posado al alcance de la mano de este no siempre demasiado confiado reptil. Esperemos que ahora esté de una forma más continua en la red.

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