El
campo que rodea a nuestra futura casa ha estado dedicado a los cultivos de
producción hasta el momento justo de nuestra compra, como todos los de la zona. El antiguo propietario
había alcanzado un acuerdo con una persona para que recolectara la semilla de
alfalfa, y aún siendo nuestro respetamos ese compromiso del antiguo
propietario. Tras la recolección de la semilla, ya no volverá a ser tratado el suelo como los terrenos de
producción, evitando el abonado con fertilizantes minerales.
Desde
la primavera, nos hemos dedicado a cortar la hierba con una frecuencia de
diez-quince días. El rebrote de alfalfa crecía mucho, pero poco a poco, ha ido
dejando lugar a otras plantas, de modo que ahora disponemos de una pradera con
una gran diversidad de plantas. El suelo, carente de materia orgánica, ha recibido toda esta materia
vegetal picada en pequeños trozos en un proceso que conocemos como “mulching”. Esto viene a ser un recorte y picado muy fino de la hierba que queda en el suelo en vez
de ser recogido. Este tratamiento ha enriquecido el suelo de tal modo que se ha cubierto
bien de hierba y donde queda algún claro, no se ve el suelo, sino que se
percibe una capa de briznas de hierba seca que ayuda a mantener la humedad y
que supone un aporte orgánico que hace muchos años que ya no percibía.
La
alfalfa se ha agotado, pues si bien resiste los cortes periódicos de 40-50cm.
de altura que se le hacen para cosecharla, no es capaz de soportar los cortes
repetidos a menos de 10 cm. de altura, y ha desaparecido prácticamente. Además,
la alfalfa es capaz de acumular mucho nitrógeno en su propio organismo, de modo
que al dejar sus restos en el campo, se produce un abonado natural. Esto ha
marcado una gran diferencia con el otoño pasado, cuando todavía estaba la
tierra sujeta a la producción, y el cambio ha sido más que considerable. De
momento, han aparecido cientos de setas de la especie Volvariella gloiocephala, (foto de encabezamiento) que según la bibliografía es indicadora
de suelos ricos en nitrógeno y bien abonados, creciendo bien sobre materia
vegetal en descomposición.
Otro
tema pendiente en mi suelo es el de las lombrices. Tan apenas hay lombrices y
eso me parece grave. Indica esta circunstancia la ausencia total de materia
orgánica en el suelo, apareciendo este tan estéril como pueda ser un adobe. Como he dicho, la práctica del mulchig ha cambiado bastante el aspecto del suelo. Si se buscan, se encuentran indicios de presencia de lombrices de
buen tamaño. Espero que al año que viene para estas fechas dispongamos de una
población de lombrices más razonable.
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