miércoles, 13 de marzo de 2013

El refugio de la tarántula


            El otro día pude escaparme al monte. Hacía mucho tiempo que no iba y he de reconocer que disfruté mucho. Del monte y de la compañía de Pepito (José Bellosta). Casi nunca, nunca que yo recuerde, hemos discrepado en lo que pensamos que ocurre en el monte, y eso que nos vemos poco y nuestras cabezas piensan por libre y por separado. Con él siempre constato que las cosas que deduzco cuando paseo por el monte alguien las ha pensado antes o al mismo tiempo en otro lugar, y ese alguien es él. Creo que él tiene la misma sensación. Coincidimos incluso en esa costumbre que puede desesperar a quien no nos conozca de no llevar agua jamás, haga el calor que haga. Sólo llevo agua cuando voy con mis hijos.
            Paseando entre arbustos, árboles y hierbajos varios, con barro en las botas me tropecé con un “nido” de tarántula (Lycosa tarentula) bastante típico. Las tarántulas, son unas arañas gran tamaño que son relativamente abundantes en los bosques mediterráneos. Hay que entender que cuando digo gran tamaño me refiero al tamaño comparativo con otras arañas de la Península Ibérica, por lo que nadie debe esperar ir al monte y encontrar arañas de estas que son casi marisco de grandes que son. Son arañas cazadoras, que atrapan a sus presas ejerciendo la caza activa, no esperando a que caigan en su agujero o que queden atrapadas en algún tipo de trampa tejida. Es por ello que sus ojos son grandes, pues las presas han de ser vistas y la vista juega un importante papel en la caza. Principalmente nocturnas, el día lo pasan en el interior de unas galerías construidas en el suelo. Estas galerías constan de un tubo vertical cuyas paredes están forradas con seda, lo que les da la consistencia necesaria, y yo creo que ayudan a impermeabilizarlo de modo que no se llenen de agua cuando llueve. Está claro que según lo intensas que sean las lluvias, de poco servirá, pero generalmente el interior aparecerá seco. Un problema añadido a tener una guarida excavada en el suelo y que es de forma vertical, es que por poco que llueva, si se encharca el suelo el agua se cuela por el agujero. Para evitar esto, la tarántula construye un reborde reforzado con ramitas o acículas de pino que levanta casi un centímetro por encima del nivel del suelo, de modo que el agua discurra alrededor de la entrad pero no se cuele dentro. Este reborde es el que indica que el agujero que vemos en el suelo, de casi dos centímetros de diámetro y totalmente circular, es la casa de una tarántula.
            En la foto que encabeza esta entrada, podemos apreciar como el suelo aparece mojado y sin embargo la parte más alta del muro anti-inundación construido por la tarántula aparece seco. No se aprecian los brillantes ojos de la tarántula dentro del agujero, cosa que me habría encantado, pues en algunas ocasiones así ocurre. También es cierto que la foto está hecha con el móvil, así que tampoco me voy a quejar de cómo ha quedado. Como en la foto han salido muchos excrementos de lombriz, lo he indicado por si alguien se preguntaba lo que eran.

2 comentarios:

  1. Pero, ¿y lo de no llevar agua? ni en agosto? algún motivo o puro masoquismo?
    Salut

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  2. No sé. Yo es que ni me acuerdo de coger agua. Como son excursiones cortas de una tarde o así si no bebes sudas menos. El día más chungo creo que fue un día en el pinar de Osera, sobre las 5 de la tarde y en verano. Si hubiese llevado agua habría bebido, pero seguro que me habría pegado una sudada tremenda.Después paras a tomarte una cervecilla para compensar

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